Jaime Abello Banfi, director de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, habla sobre el oficio
Miles de periodistas se han capacitado en la fundación de Gabo./eltiempo.com |
El director de la Fundación para el Nuevo Periodismo, Jaime Abello Banfi, da la bienvenida al debate por el rol del periodismo.
Formar periodistas y entrenarlos, fomentar el diálogo
intergeneracional entre profesionales, estar alertas y dispuestos a
enfrentar los desafíos que implican los enormes cambios tecnológicos al
mundo de la comunicación. Tales son algunas de las principales
inquietudes que motorizan las actividades de la Fundación para el Nuevo
Periodismo Iberoamericano (FNPI) desde 1995. Solo durante el 2012, casi
diez mil periodistas participaron en algunos de sus talleres y
seminarios. Y hoy será otra vez noticia ya que se anunciará el Premio
Gabriel García Márquez de Periodismo, su mentor, para periodistas de
lenguas española y portuguesa.
Antes que nada, ¿cómo está García Márquez en la actualidad?
Ya tiene 86 años y hoy está de vacaciones con su esposa, Mercedes. Se
han venido de México a pasar unos días en Cartagena. Está retirado de
la vida pública. Ha sido infatigable también como periodista en tantas
publicaciones y hasta realizó su sueño de ser empresario de medios, con
la revista Cambio. Todo eso hace parte de una búsqueda, de un placer, ya
que no tenía necesidad de nada. Era un hombre lleno de éxitos
literarios y reconocimientos. Pero el periodismo es por lo menos un 50
por ciento de la obra total de García Márquez. La creación de la
fundación obedeció a su pasión, al interés y a las ganas de compartir un
legado con los más jóvenes y una preocupación ciudadana de contribuir a
un periodismo que ayudase a entender un mundo que se volvía más
confuso, donde la mentira está cada vez más presente en los discursos y
en la vida social.
¿Cuáles son las fortalezas y debilidades actuales del periodismo?
Obviamente hay mucho debate sobre el futuro del periodismo y los
modelos por seguir. Es una de las carreras menos remunerativas y más
inestables, pero al mismo tiempo siento que hay mucha gente interesada
en hacer periodismo.
Aunque en EE. UU. llamaron ‘nuevo periodismo’ a las
emergentes corrientes narrativas dentro del oficio, por lo visto ustedes
no temieron usar ese concepto como nombre de la fundación.
Es que nosotros también tenemos una tradición tan fuerte en ese
sentido que, francamente, cuando optamos por el nombre del “nuevo
periodismo” sabíamos de la resonancia que tenía ese movimiento. Lo
hicimos ante todo para establecer un paralelismo con otro proyecto de
García Márquez, la Fundación de Cine Latinoamericano, y queríamos
claramente contribuir a una renovación del periodismo para los más
jóvenes.
La consigna era salirse lo más posible del periodismo
gacetillero en busca de algo más ambicioso, casi como un efecto
colateral del ‘boom’ de la literatura latinoamericana.
Sin duda, un periodismo mejor y no más rápidamente hecho, de la
diversidad y no de las fuentes oficiales. Un periodismo que enganche a
los lectores, y no que lo aburra, que vea el peligro de mecanizarse y
recupere, en cambio, la capacidad del atractivo de contar historias.
Pero también que atienda la preocupación ciudadana, que el periodismo
ayude a entender mejor el mundo, que investiga y que no simplemente
trabaje en lo que las fuentes o el comunicado dicen. Un periodismo que
se quema las pestañas, reportea y sale a la calle y que no solo está
esperando que suene el teléfono.
¿Cuáles son las premisas que defienden desde la fundación?
Al principio trabajamos fundamentalmente con la idea de la narración,
la escritura periodística, promoviendo la crónica y el reportaje.
García Márquez puso mucho énfasis en ese periodismo narrativo. Ahora,
por supuesto el contexto ha cambiado. Los talleres no están regidos por
un régimen de tipo académico, pero la visión y el mandato fundacional de
Gabo se mantienen. Seguimos convencidos de que la mejor manera de
mantener vivo ese espíritu del periodismo son estos talleres, abrir
espacios de reflexión y permitir que periodistas de distintos países y
edades se junten y compartan.
¿Cómo debe actuar un periodista dentro de un ecosistema informativo que ha cambiado?
El periodista propone una información que ahora es susceptible de ser
comentada, completada y modificada por el público. Frente a la idea de
que él era el único que detectaba las novedades, pues tiene que estar
dispuesto hoy a la interpelación de la audiencia y que esta puede
modificar la visión de un tema o aportar contenidos adicionales que le
discutan el enfoque o la interpretación que hace. Se han acabado también
las certezas y se están modificando las prácticas en el negocio
periodístico. Ahora, todo es más precario y difícil, pero hay nuevos
emprendimientos. Se diversifican las maneras de cómo se hace periodismo,
pues ya no se encuentra solo en las empresas tradicionales. Estamos
viendo surgir medios locales o especializados en determinados temas
basados en Internet y los grandes medios diversifican sus productos
tanto impresos como de Internet. Asistimos a una época de
experimentación, prueba, ensayo y error. El gran desafío está en hacer
sostenibles todos estos proyectos, encontrar fórmulas para que el
deterioro de los ingresos publicitarios tradicionales y de la venta de
unidades de productos sean compensados con otras fuentes de ingreso.
Antes el periodista decidía dónde desarrollarse y, si podía,
elegía entre ser gráfico o audiovisual. Hoy parece una obligación ser
multimediático.
No creo que sea obligación, pero sí conviene que un periodista pueda
desenvolverse con comodidad apelando a distintos soportes. Le va a ir
mejor. Igual pienso que lo fundamental sigue siendo la capacidad de
escritura, que es una matriz organizadora y disciplinadora, la capacidad
de reportear, de contar una historia por escrito y de llegar. Hay una
cantidad de cosas que están pasando. El público pide cada vez más el
video, cuyo consumo crece de una manera increíble. Las redes sociales,
el uso de los móviles, hay una cantidad de fenómenos nuevos que se están
dando dentro de Internet y son cambios que no van a terminar. Parte de
las nuevas habilidades del periodista es que se interese por seguir los
cambios tecnológicos, si no con pleno dominio de todos los soportes, al
menos intentando una comprensión de cómo funcionan esos distintos
lenguajes.
Antes, ustedes enseñaban cuestiones que conocían muy bien,
pero ahora están enseñando y aprendiendo a la par porque los cambios
suceden en tiempo real. ¿Cómo manejan eso sin perder autoridad?
Algunos talleres los llevamos ahora a laboratorio porque resulta que
si antes nos interesaba que un maestro como Jon Lee Anderson trajera
toda su veteranía, hoy en día es tan interesante que también venga un
joven que como free lance toma fotos, hace videos y cuenta la historia
de una manera atractiva haciendo un periodismo multimedia. Ahora todo el
mundo está aprendiendo y por eso vale tanto la veteranía como la
experimentación de esos jóvenes que están haciendo cosas nuevas.
Cada vez se hace más difícil distinguir los formatos clásicos del periodismo de otros que abrevan en él, pero que no lo son.
El público decide que es lo que tiene valor periodístico, pero
nosotros tratamos de no confundirnos sabiendo distinguir el límite entre
periodismo y otras formas de comunicación. Tiene que haber algún tipo
de fronteras, porque el periodismo no está al servicio de promover
causas, productos o ideas sino sobre todo está para construir
información que apunte a buscar la verdad de los hechos y a mantener al
público con un nivel de noticias tal que pueda tomar decisiones
colectivas y seguir el curso de los acontecimientos. Ahora es muy
importante que, a pesar de todos esos cambios, la ética siga en un
primer plano preocupándonos.
Antes el periodista hablaba desde un púlpito y el público callaba. Hoy se discute todo.
Una causa puede ser que antes los canales estaban más controlados. La
inconformidad que pudiera haber se quedaba ahí, no afloraba o la carta
de lector era convenientemente pasteurizada. La gente actualmente es
mucho más exigente no solo con el periodismo sino con todos los poderes.
Todo es susceptible de ser denunciado y vigilado.
¿Cuánto tiene que ver esto con la ofensiva de gobiernos
neopopulistas que desdeñan a los medios tradicionales y prometen una
utópica ‘democratización de la palabra’?
Creo que se les están cobrando a los medios sus errores, pero muchas
veces a cambio no ofrecen algo necesariamente mejor. En América Latina
los medios públicos no han sabido serlo y han terminado siendo para
propaganda de los gobiernos. Me parece que es muy buena y sana la
diversidad. Deben coexistir medios privados con medios públicos,
comunitarios y universitarios, pero de allí a creer que la solución la
tiene el Estado es un craso error.
Las regulaciones a los medios que están intentando algunos países, ¿a qué responden?
A una visión política, a una manera de entender el Estado. La mayoría
de los países que han hecho eso son los del denominado bloque del Alba:
Venezuela, Ecuador... En Nicaragua ha habido una toma de control de
medios, sobre todo en TV por parte de sectores afines al presidente
Ortega. Yo no igualo el caso argentino a los anteriores de ninguna
manera, pero evidentemente hay algunas afinidades ideológicas. En Brasil
optaron por no hacer regulación de medios. Dilma prefirió abstenerse
ante el riesgo de que un proceso de regulación tuviera una derivación
política complicada. Es un tema complejo. La regulación se puede prestar
a un cuestionamiento del orden democrático. Grandes líderes han
preferido no regular debido a todos los riesgos que una regulación
excesiva pudiese entrañar.
Se presenta, en Medellín, premio de Gabo
En acto que tendrá lugar hoy, a las 11:30 a.m., en el Museo de Arte
Moderno de Medellín, Aníbal Gaviria, alcalde de esa ciudad, y Jaime
Abello, director de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano,
presentan el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, para los
mejores trabajos de periodistas, que se publiquen en español y en
portugués. Serán cinco las categorías premiadas: reconocimiento a la
excelencia, crónica y reportaje, imagen periodística, cobertura
noticiosa e innovación.
Un jurado conformado por tres personas se encargará de escoger los
tres finalistas por categoría. Según los organizadores, los ganadores de
las cinco categorías recibirán un diploma y la suma de 15.000 dólares,
mientras que los dos finalistas de cada categoría recibirán un diploma y
la suma de 2.500 dólares. La premiación se realizará en noviembre, en
Medellín, con una serie de conferencias y talleres, que se pasarán por
Internet. Las inscripciones estarán abiertas desde el viernes 26 de
julio hasta el próximo 26 de agosto. Más información sobre el reglamento
se puede consultar en la página: fnpi.org/premioggm.
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