A 75 años de haberse inaugurado su sede actual, algo de historia de la Biblioteca Nacional
El edificio de la Biblioteca Nacional estuvo conectado en sus inicios al Parque de La Independencia./eltiempo.com |
Al ver a Jacques Mosseri caminar por el interior de la Biblioteca
Nacional, luego de que han transcurrido 35 años de que dirigiera su
remodelación en 1977, uno se pregunta qué sentirán los arquitectos al
ver sus obras expuestas a los elementos, o a las reformas que impone el
paso del tiempo. “Una gran nostalgia”, responde.
El edificio, diseñado por Alberto Wills Ferro y edificado entre 1932
y 1938 gracias a las gestiones de Daniel Samper Ortega, cumple ahora
75 años. La intervención dirigida por Mosseri, con motivo de los 200
años de la fundación de la biblioteca, ocasionó voces de protesta
entre la comunidad de arquitectos. “Tuvimos serias críticas de
arquitectos importantes como Fernando Martínez, quien consideró que
estábamos desfigurando el criterio original de una biblioteca clásica,
al suprimir la sala principal del corazón del edificio”.
En el diseño original, la biblioteca disponía de una sala de lectura
central, coronada por una marquesina y vitrales instalados a 16 metros
de altura. Para el diseño de la luminosa sala, Wills se inspiró en la
biblioteca del Congreso, en Washington, como en bibliotecas alemanas.
En 1977, la cuadrilla dirigida por Mosseri encontró “una única sala
central dedicada a la lectura rodeada por unos corredores angostos e
interminables que conducían a las diferentes dependencias”. Su equipo
entendió que debían abrir ese espacio. El arquitecto Mario Sanabria,
quien participó en el proyecto, dijo que “para ese momento, el diseño no
era tan riguroso en el aprovechamiento y la funcionalidad de los
espacios, y el acceso a las dependencias era verdaderamente tortuoso”.
El relato de la Biblioteca Nacional se inicia con el ‘extrañamiento’
de la Compañía de Jesús el 27 de febrero de 1767. En esa fecha, el rey
Carlos III ordena expulsar de sus dominios a los jesuitas y ocupar todos
sus bienes, entre los que se identifican 4.182 volúmenes de materias
que incluían filosofía, historia, gramática y teología. Ese cuerpo de
libros constituye el primer núcleo de la Biblioteca Nacional, según lo
relata Guillermo Hernández de Alba en su Historia de la Biblioteca
Nacional de Colombia. Luego que la Real Audiencia dictara el
reglamento, fijara el sueldo del bibliotecario y señalara el edificio
que debía ocupar (el hoy palacio San Carlos), la biblioteca es fundada
el 9 de enero de 1777. Con el tiempo fue trasladada al actual Museo de
Arte Colonial, donde permaneció hasta 1938 y vio aumentar sus
colecciones a partir de la primera ley de Depósito Legal, dictada en
marzo de 1834.
Mosseri se asoma desde el interior de la biblioteca y mira en
dirección al Planetario. Su vista se cruza con una plataforma de
concreto armado y una serie de vigas en el mismo material atravesadas
sobre la calle 26. El cuadro es incompleto: faltan árboles, faltan
personas, falta color. Mosseri confía —como lleva confiando desde hace
30 años— en que muy pronto se realizará la ampliación del Parque de la
Independencia, se conectará el Museo de Arte Moderno y con ello podrá
abrirse de nuevo la biblioteca hacia la 26.
Mario Sanabria insiste en que lo más impresionante del edificio es
la calidad del espacio central, que juzga monumental. Mosseri, por su
parte, recorre con sus ojos las ventanas de uno de los patios
interiores: “tuvieron que agregar un piso”, dice. Se refiere al
entrepiso que se construyó en uno de los depósitos debido a la escasez
de espacio, consecuencia natural de que la biblioteca recibe el
depósito legal que obliga a los editores a enviar dos copias de todo
volumen que se publique en el país.
El edificio, diseñado y planificado para satisfacer las necesidades
bibliotecarias durante 100 años, ya no tiene espacio para almacenar más
libros.
La biblioteca hoy se encarga de coordinar la Red Nacional de Lectura y
Bibliotecas, que dirige los esfuerzos en promoción de lectura y
servicios bibliotecarios de todas las bibliotecas públicas del país, y
adelanta un ambicioso plan de digitalización que ha conseguido llevar a
la web cerca de 100 mil documentos que pertenecen al material
bibliográfico y documental atesorado a lo largo de su historia.
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