¿Dónde no ha estado el policía, a ratos detective, Bernie Gunther?, ¿En qué guerra no ha combatido? He aquí un caso notable de personaje literario sobre quien el apelativo de “curtido en mil batallas” no resulta exagerado
Portada de la trilogía de Berlín, publicada por RBA./elpais.com/elemental |
Pueden leer aquí la serie completa de Los detectives de nuestra vida. Y aquí Marlowe , Montalbano y Archer.
Para no ir muy lejos, alguien se ha tomado la molestia en Wikipedia de elaborar una biografía suya,
porque han sido tantas sus andanzas en momentos importantes de la
historia reciente, que conviene establecer un orden para no perderse
definitivamente. Las conclusiones, a modo de currículo, serían las
siguientes: se sitúa su nacimiento en 1896 (finales del siglo XIX),
hecho que le permite combatir siendo muy joven en el frente turco
durante la Primera Guerra Mundial, donde recibe la cruz de Hierro, para
luego tener tiempo de ser policía en tiempos revueltos durante la
Alemania de postguerra, asistir a la llegada de los nazis, dejar la
policía un rato, trabajar como detective de un hotel berlinés (es decir,
ser un espectador crítico de la llegada de los nazis al poder) y entrar
de lleno en la Segunda Guerra Mundial con todas sus consecuencias.
Y, ya en esos años terribles, Bernie es reclutado para trabajar con
la policía del Régimen (1939) con todo lo que ello significa: estar
presente en algunas de las operaciones de limpieza ejecutadas por sus
colegas en el este europeo. Bernie es un testigo privilegiado del horror
nazi, de cómo se las gastan algunos altos personajes, tipo Goering,
Himmler y el general SS Reinhard Heydrich, para quien tiene que
colaborar a la hora de resolver un asesinato (Praga Mortal,
RBA, traducción de Alberto Coscarelli Guaschino). Tiene tiempo para
trabajar en homicidios, para hacer labores en la Oficina de Crímenes de
Guerra (curioso departamento que realmente existió en Berlín) y para
hacer labores como oficial de inteligencia en el frente ruso.
No obstante, la guerra se le queda corta. Vive una postguerra como
detective, incluso en misiones de espionaje, y tiene que refugiarse con
falsa identidad (Carlos Hausner) en lugares tan interesantes como
Argentina y Cuba en los años cincuenta. Pocos casos habrá en la
literatura actual de personajes con un currículo tan intenso. A todas
estas guerras, a todos estos conflictos sobrevive. Como un gato.
¿Qué tipo de personaje es este investigador que lleva una existencia
literaria tan intensa? Bernie Gunther, al parecer de numerosos críticos,
es un hombre que recuerda al detective Marlowe. Es suficientemente
cínico como para parecerse a él. Así lo parece tras leer alguna frase
como ésta: “Este es mi gran problema. Funciono con monedas: empiezo a
pensar cuando me ofrecen dinero. Empiezo a pensar mucho cuando me
ofrecen mucho dinero”.
Solo una persona de cinismo en alto grado podría sobrevivir en unas
condiciones tan adversas, odiar a los nazis pero saludar brazo en alto
al mismo tiempo. Esa es la doble vida de este personaje.
No es frecuente situar a un detective en medio de un escenario tan
complicado y tan señalado como, fundamentalmente, el relacionado con la
Alemania nazi. Mucho menos aspirar a que alguien pueda imponer cierto
tipo de justicia (aunque sea la suya propia) dentro de un sistema tan
autoritario y discrecional. Las tramas son convencionales y los
personajes son individuos perdidos en un mundo que parece abocado a un
final violento. Gunther aplica su justicia, y ahí trata de ganarse la
complicidad del lector. Y no le importa apretar el gatillo si es
necesario.
La llegada de este personaje tuvo éxito desde el primer momento. El autor escocés Philip Kerr
(Edimburgo, 1956), un escritor prolífico que ha hecho también
incursiones en la novela infantil, creó una trilogía entre 1989 y 1991
que se llamó Berlín negro, con Violetas de marzo, Pálido criminal y Réquiem alemán.
Las novelas estaban ambientadas en el Berlín cercano al estallido de la
guerra, las dos primeras, y el de postguerra, la última. La trilogía
tuvo éxito. Un personaje en unos escenarios tan característicos siguió
dando vueltas en la cabeza de su autor y, así, a partir de 2006, fueron
cayendo el resto de novelas (Unos por otros, 2006; Una llama misteriosa, 2008; Si los muertos no resucitan, 2009; Gris de campaña, 2010; Praga mortal, 2011 y A man without breath, 2013, todavía no editada en España).
Kerr ha superado con éxito la dificultad de elaborar unas novelas
que, de momento, exigen una cuidada ambientación. No ha sido
excesivamente criticado por ello, lo cual quiere decir que el trabajo
previo ha sido competente. Y ha creado un personaje único en un
escenario único: a pesar de esa doble originalidad, el aire negro es
inconfundible en cada una de estas novelas, un aire inequívocamente
anglosajón por otra parte. Tanto es así que se permite algo más que un
guiño a las novelas de Agatha Christie en Praga Mortal.
“Solo hay una cosa que me irrite más que la compañía de una mujer fea
por la noche y es la compañía de la misma mujer por la mañana”. Eso es
capaz de decir Berhard (Bernie) Gunther. Recuerda a Marlowe, pero nadie
se lo va a reprochar.
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