Semana Negra de Gijón
Escritores, viñetistas, artistas, fotógrafos y periodistas se dirigen a la ciudad asturiana, donde arranca la Semana Negra
¿Qué es lo primero que ocurre en un tren en el que viajan escritores,
artistas, viñetistas, guionistas de cómic, fotógrafos, periodistas y
hasta músicos? Pues que se acaba la cerveza dos horas antes de llegar al
destino. Eso es lo que ha pasado hoy en el Alvia Madrid- Gijón, un tren
que ha visto cómo la calma rutinaria de viernes por la tarde era
alterada por una masa festiva y charlatana que ha inundado los vagones 5
y 6 camino de la Semana Negra
que se inicia hoy hasta el 14 de julio. Lo tradicional, ay la crisis,
era un tren entero, el Tren negro, el que hacía el recorrido con parada
en Mieres, comida y homenaje minero incluidos. Pero los rigores
impuestos por el desastre que vive España y la reducción de la ayuda
pública lo han dejado en dos vagones de un tren convencional. Con
cafetería, eso sí.
La Semana Negra es un festival muy peculiar. Debe ser el único que
empieza antes de la inauguración inicial y en un tren. En los dos
vagones se suceden las conversaciones, cruces de ideas y hasta las
presentaciones fuera de cartel de autores que luego tienen su sitio en
el programa. Entre los invitados de honor al tren estaba Leonardo Padura, escritor cubano, creador de de esa pequeña maravilla titulada El hombre que amaba a los perros
y padre literario de Mario Conde, ese detective que no quiere serlo y
que termina de librero en una Habana maravillosa y cruel. Padura, nos
cuenta Ángel de la Calle, responsable de la programación del festival,
asistió como periodista a las dos primeras ediciones; a la tercera fue
con un relato bajo el brazo para un concurso; ahora es una de las
estrellas del certamen.
América tiene una presencia brutal en este festival. Hablamos con un
clásico del festival, Guillermo Saccomanno, que viene desde un pequeño
pueblo de argentina y que opta al Hammett que se falla la semana que viene por Cámara Gessel
(Planeta Argentina, todavía no publicado en España) y Marcelo Luján,
que en conversación con EL PAÍS avisan a los lectores: ya no se puede
escribir al margen de lo que pasa a tu alrededor. Los dos escritores
ponen patas arriba los cimientos del mundo editorial y trazan un mapa de
las relaciones España - Argentina y de los límites de un género, el
negro, cada vez más entrelazado con otros y que vive un tiempo de
esplendor. Valgan un par de perlas de cada cosa: “El tema del mal atrae
cada vez más”, asegura Luján. “La literatura está en manos de las
grandes empresas multinacionales, que dividen para reinar y que venden
igual libros que mayonesa”, lanza Saccomanno, fábrica humana de
titulares.
El tren llega a un amplio valle y el tono del paisaje ya es
inminentemente verde. Estamos en Asturias. El autor Alex de la Concha
lleva un buen rato retratando a Ángel de la Calle mientras le entrevista
y hablan de la literatura, la vida, el poder. Es un proyecto extraño el
de la Concha, una idea que se inició en 2003 y que ya ha desarrollado
con víctimas del Holocausto, en Turquía y con muchos escritores y
artistas. Graba todo el proceso, la entrevista, la elaboración del
cuadro. En este caso lo hace con público y admite preguntas. Cuenta que
el retrato cambia con lo que dice el entrevistado, que no podría ser lo
mismo sin la dispersión que le da el hecho de meterse en la
conversación, en la entrevista con el modelo, sin esa liberación mental
que le dan las palabras mientras pinta. También, que el retrato habría
sido bien distinto sin el traqueteo del tren.
Los pasajeros alucinan y abren los ojos sorprendidos o tuercen el
gesto molestos ante esta mezcla de palabras, ruidos, gente de pie,
viajes continuos a la cafetería, bullicio. Alguien se ha arrancado con
una guitarra a tocar y cantar, acompañado, temas clásicos: Verde, yo te
quiero verde, El muerto vivo y más. Quizás, para olvidar el tema que ha
ido de una conversación a otra: la crisis, los recortes, el descrédito
de la clase política, la corrupción (tema central de la cita). A la
llegada a Gijón, protestas, en este caso de los trabajadores de la
empresa municipal EMULSA, que mantienen un conflicto con el Ayuntamiento,
gobernado por el FORO, y el tradicional recibimiento con orquesta
tocando temas reivindicativos. Para no olvidar, como decía alguien en el
tren, que siempre hay buenos y malos. En la novela, y en la vida. A
partir de mañana, espectáculo literario en Gijón.
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