Las palabras recortadas durante veinte años por la premio Nobel de
literatura Herta Müller de revistas, periódicos, folletos y catálogos se
convirtieron en poemas-collages, pasaron a los libros y se transforman
ahora en cuadros
"Es solo otra manera de escribir", aseguró
Müller a los periodistas al presentar hoy en la galería Lumas de Berlín
los cuadros, pequeñas postales con palabras recortadas o fotografías de
gran formato de los originales.
Lleva años recopilando esas
palabras, guardándolas en cajas y cajones y componiendo después pequeños
poemas, algunos oscuros, como la prosa de sus novelas, y otros
divertidos.
"En ocasiones comienza todo en la cabeza y entonces
busco las palabras, aunque al buscarlas encuentro otras", comenta Müller
sobre un trabajo que considera bonito, tras redescubrir la belleza de
la rima.
Al principio, confiesa la autora de "En tierras bajas" y
"El hombre es un gran faisán en el mundo", consideraba que rimar era
"aburrido y convencional", que al acentuar el final de cada frase se
perdía el sentido de la misma.
Pero entonces conoció la poesía de Inge Müller y la "maravilla" que podía esconderse en poemas sencillos.
En Rumanía,
país donde nació y que abandonó en 1987 para escapar de la opresión de
la dictadura de Nicolai Ceacescu, omnipresente en su obra, rimar era un
juego, recuerda.
Müller, académica
de la lengua alemana y Nobel de Literatura en 2009, hablaba tardes
enteras en rima con sus amigos, con quienes convertía en versos los
discursos del dictador que cada día publicaba la prensa oficial.
Hoy
en sus collages no existe el rojo, el color que teñía banderas,
alfombras y símbolos en la Rumanía comunista, pero sí mucho amarillo, el
tono que a su amigo ya fallecido, el también escritor Oskar Pastior, le
recordaba los vagones en los que fue deportado en 1945 a un campo de
trabajo en la extinta Unión Soviética.
Su novela "Atemschaukel"
-titulada en su edición en español "Todo lo que tengo lo llevo conmigo"-
recoge la dura experiencia de Pastior, una figura que Müller vuelve hoy
a reivindicar para borrar las sombras que recayeron sobre él al
descubrirse, años después de su muerte, que había sido informante de la
Securitate, la policía secreta del extinto régimen comunista rumano.
"Revisamos
todas sus actas y en diez años encontramos siete informes, todos
inofensivos, sin contenido", subraya Müller, quien, como muchos otros
intelectuales críticos de la época, fue espiada por la Securitate.
La
galería Lumas muestra veinte de sus poemas-collages, algunos no
publicados hasta la fecha, y de los que se pone a la venta una edición
limitada y firmada de cien ejemplares cada una.
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