Homenaje a un artista que se convierte en leyenda: Gustavo Cerati 1959 -2014
El 15 de mayo de 2010 el argentino sufrió un accidente que lo marginó de la actividad musical./elespectador.com,revistaarcadia.com |
Gustavo Cerati quiso combatir la sordera anticipada en el mundo. No
lo intentó desde las canciones, su hogar habitual, sino desde el formato
y por eso publicó una buena dosis de ejemplares en larga duración
(elepé), ese amigo fiel que el disco compacto (cd) y los pujantes mp3 y
mp4 trataron de sepultar sin resultados satisfactorios. Cuando presentó
su último álbum (ahí sí, el último), el argentino argumentó que el
vinilo es una tecnología que llegó a su máximo nivel de evolución,
porque ofrece la posibilidad de escuchar la música tal y como la pensó
el compositor. El vinilo, acetato o elepé creció en el mundo, mientras
que en Latinoamérica la producción es casi nula pero a pesar de ello el
argentino insistió en hacerlo.
La propuesta de Gustavo Cerati
consistió en añadir un renglón más a la lista y dejar claro que también
existe ese formato y que no toda la música merece, según sus propias
expresiones, ser degradada digitalmente. Cuando muchos de sus colegas
abogaron por el sonido íntimo del desconectado y defendieron a ultranza
los instrumentos acústicos, él se preocupó por explorar el abanico
electrónico y con el respaldo de personajes como Daniel Melero y Tweety
González, conquistó la denominada ‘otra rumba’. Puso a sus seguidores a
saltar con el rock progresivo de Soda Stereo, pero al mismo tiempo hizo
elevar los espíritus con sus viajes electrónicos y digitales.
Con
su trabajo discográfico Fuerza natural practicó una especie de déjà vu,
un rito para el que no tuvo mucho tiempo. Sin embargo, Cerati encontró
gente dispuesta a establecer una buena sintonía con el formato del
vinilo y con sus imágenes que recuerdan las carátulas de los álbumes que
dominaban el mercado durante la década del 70. Un caballero con antifaz
y una serie de elementos con iconografía consecuente con el sonido
fueron los últimos regalos visuales que el argentino les envió a sus
seguidores en todo el mundo.
Gustavo Cerati, además, practicó
varias veces la gimnasia musical. Entró a su estudio, escuchó discos,
grabó cosas y elaboró posibles melodías y armonías. Pero también tuvo en
cuenta el descanso y se quedó en el vacío para encontrar el camino. La
única manera en la que pudo renovarse fue tomando distancia con su
proceso creativo. El músico tuvo épocas en las que hizo cualquier cosa
que no tuviera relación con el arte sonoro y eso lo ubicó en otra
latitud.
Durante esos momentos de rencillas con la música, Cerati
se aferraba no a su ángel de la guarda —porque siempre dijo que no creía
en eso—, sino más bien a su superhéroe favorito. Fue, como todas sus
canciones en grupo y como solista, invención suya. Lo bautizó
Supercerebro y, según dijo, se parece mucho a Supermán, aunque es un
poco más modesto, no es invencible y las pocas cosas que lo vulneran
todavía no han sido creadas.
Este personaje ficticio lo ha
acompañado desde la infancia, estuvo con él cuando convertía los palos
de escoba en guitarras, dio su opinión al momento de unirse en 1982 al
bajista Héctor ‘Zeta’ Bosio y al baterista Charly Alberti para darles
vida a Los Estereotipos, trío que después se transformó en Soda Stereo, y
también aportó su sapiencia para gestar proyectos vanguardistas como
Colores Santos junto a Daniel Melero y Once episodios sinfónicos. Hoy,
cuando el artista argentino ya no está en el mundo de los mortales,
Supercerebro debe estar ahí, a su lado.
Muchos rumores suscitó su
enfermedad, que fue diagnosticada como una isquemia cerebral
transitoria, causada por la llegada irregular de oxígeno y sangre al
cerebro. Pocas horas antes de sentirse mal, de ver mermada su habla y
sus capacidades motrices, Cerati había conquistado el público de
Venezuela y esa plaza era tan solo una de todas las que se rindieron
cuando el argentino apareció en escena transitando por los temas de su
álbum Fuerza natural, pero haciéndole un guiño a la memoria con
canciones de antaño que tienen a Soda Stereo en un lugar de privilegio
después de varios años de disolución de la banda.
“Muchas veces me
encuentro con taxistas que me dicen ‘qué buena esa música que hacía
Soda Stereo, yo me quedé ahí’. Pienso en que cada uno toma esa decisión y
yo sí no me puedo quedar ahí”, comentó de manera informal Cerati antes
de su última presentación en el coliseo El Campín en Bogotá el 13 de
mayo de 2010. Tal vez el mérito del artista fue que creció con su
público. Él logró conquistar a los adolescentes durante las últimas dos
décadas del siglo XX con registros conceptuales como Canción animal,
Ruido blanco, Nada personal y Sueño stereo, pero ratificó su condición
de músico de culto con propuestas maduras que le significaron aplausos
en los auditorios más diversos.
Durante su última gira por América
Latina, una de las figuras emblemáticas del rock del sur del continente
portó una chaqueta mariachi. Algunos años antes de eso, Gustavo Adrián
Cerati Clark lució una gabardina al estilo del Principito, con la que
promocionó sus Once episodios sinfónicos. Para la que sería su despedida
de los escenarios, se arriesgó a vestirse de negro con figuras
plateadas y mostró, en vivo y en directo, las canciones de Fuerza
natural. En los dos primeros temas no interactuó con el público, pero
después dijo “Hola, Colombia verde. Veo bien lo que pasa” y comenzó a
cantar Déjà vu, el primer sencillo de este álbum. Hizo algunas
referencias al concierto en Medellín y continuó sobre la tarima en
compañía de dos guitarras, un bajo, unos teclados, una batería y una
exótica corista.
Al lado de la versiones en elepé de sus discos,
en el camerino de Cerati había un plasma de 42 pulgadas y un Xbox 360 en
el que demostró sus capacidades en el juego FIFA 2010. Así como tuvo la
sensibilidad para escribir muchas canciones y patrocinar un ejemplar en
vinilo de un álbum publicado nueve años después del cambio de milenio,
con toda la infraestructura digital a su servicio, Gustavo Cerati
también pudo deleitarse con los adelantos tecnológicos para hacer que el
tiempo pasara más rápido entre un disco y el siguiente.
En esos
momentos relajados en los que se superaba a sí mismo o competía hombro a
hombro con la máquina, el artista argentino lograba poner en claro su
mente para gestar las canciones que lo convirtieron en un referente
sonoro para los melómanos contemporáneos del rock. Sus influencias
contemplaron desde manifestaciones cercanas al new wave, pasando por el
punk, hasta autores preocupados por el desarrollo de contenidos
intimistas.
“Trato de ser lo más abierto posible a todos mis
gustos musicales y a las cosas que me parecen que pueden funcionar como
paisajes. Yo veo el disco Fuerza natural como un viaje o un trayecto que
me desplaza por diferentes lugares. Por eso es que por momentos es
rockero y en otras oportunidades es folk. Además hay campo, hay cosmos,
psicodelia y algunas cosas infantiles. También hay amor y en este
trabajo no hay mucho odio”, aseguró Gustavo Cerati, quien no es el único
con ese apellido en figurar en este trabajo discográfico, pues su hijo,
Benito, de quince años, tuvo una destacada participación.
A pesar
de haber liderado en letra y música la composición de producciones como
Colores santos, Amor amarillo, Bocanada, Siempre es hoy y Ahí vamos, el
argentino sufrió del síndrome del papel en blanco. Los años pasaron,
los kilómetros se acumularon y el artista jamás lo superó. A Gustavo
Cerati, el público no lo extraña desde ayer, cuando se conoció su muerte
física, lo añora desde antes, desde el momento en el que se marginó de
los escenarios debido al mal que lo postró. Trató de combatir la sordera
anticipada del mundo y eso solo lo pueden hacer los seres valientes
dotados de una fuerza sobrenatural.
Puente
Hoy te busqué
en la rima que duerme
con todas las palabras.
Si algo callé
es porque entendí todo,
menos la distancia.
Desordené átomos
tuyos para hacerte
aparecer
un día más, un día más...
Arriba el sol,
abajo el reflejo
de cómo estalla mi alma.
Ya estás aquí,
y el paso que dimos
es causa y es efecto.
Cruza el amor,
yo cruzaré los dedos...
Y gracias por venir,
gracias por venir.
Hoy te busqué
en la rima que duerme
con todas las palabras.
Si algo callé
es porque entendí todo,
menos la distancia.
Desordené átomos
tuyos para hacerte
aparecer
un día más, un día más...
Arriba el sol,
abajo el reflejo
de cómo estalla mi alma.
Ya estás aquí,
y el paso que dimos
es causa y es efecto.
Cruza el amor,
yo cruzaré los dedos...
Y gracias por venir,
gracias por venir.
En la ciudad de la furia
Me verás volar
por la ciudad de la furia,
donde nadie sabe de mí
y yo soy parte de todos.
Nada cambiará
con un aviso de curva,
en sus caras veo el temor
ya no hay fábulas
en la ciudad de la furia.
Me verás caer
como un ave de presa,
me verás caer
sobre terrazas desiertas.
Me dejarás dormir al amanecer entre tus piernas,
entre tus piernas.
Sabrás ocultarme bien y desaparecer entre la niebla,
entre la niebla.
Un hombre alado extraña la tierra.
Me verás volar
por la ciudad de la furia,
donde nadie sabe de mí
y yo soy parte de todos.
Nada cambiará
con un aviso de curva,
en sus caras veo el temor
ya no hay fábulas
en la ciudad de la furia.
Me verás caer
como un ave de presa,
me verás caer
sobre terrazas desiertas.
Me dejarás dormir al amanecer entre tus piernas,
entre tus piernas.
Sabrás ocultarme bien y desaparecer entre la niebla,
entre la niebla.
Un hombre alado extraña la tierra.
Cinco canciones
Recordamos a Cerati con cinco de sus canciones interpretadas por
algunos de los artistas más celebrados de la música en español. De Luis
Alberto Spinetta a Mercedes Sosa.
1. Puente Junto a Fito Paez en 1999
Puente, del segundo disco de Cerati como solista, Bocadana, es una de
las canciones más recordadas de su producción en solitario. En 1999, año
en que apareció el disco la cantó junto a Fito Páez en un concierto
donde luego se uniría otra leyenda del rock argentino: Charly García.
2. Té para tres junto a Luis Alberto Spinetta.
En 2009, Cerati se unió a la celebración de los 40 años de carrera
musical de Luis Alberto Spinetta, uno de los precursores del rock en
español, en un colosal concierto de más de 5 horas que reunió a los
nombres más importantes del rock argentino. Acá la versión de Té para
tres, del álbum de Soda Stereo Canción animal, de 1990.
3. En la ciudad de la furia con Andrea Echeverri (Aterciopelados)
Es 1996. Aterciopelados es la banda de rock más exitosa de Colombia y
sus videos se hacen habituales en la programación de MTV latino. Andrea
Echeverri, entonces con el pelo muy corto, fue invitada al escenario
para cantar junto a Soda Stereo La ciudad de la furia. Una versión
radicalmente distinta a la original del álbum Doble vida de 1988, para
muchos, se trata de la mejor versión grabada del tema. “Vamos a invitar a una amiga… se llama Andrea…”
4. Café Tacvba - Juego de Seducción
Los mexicanos de Café Tacvba aprovecharon su visita de 2012 a Buenos
Aires para hacer un homenaje al líder de Soda Stereo interpretando Juego de seducción, del álbum de 1985 Nada personal.
5. Zona de promesas, junto a Mercedes Sosa
Cerati canta junto a Mercedes Sosa en el que serí asu último trabajo,
Cantora (2), una versión de Zona de promesas. Se trata una de las
canciones menos interpretadas de Soda Stereo, es la única canción nueva
que salió en el trabajo del mismo título en 1993 y que consistía en
versiones nuevas de canciones aparecidas en trabajos anteriores.
Mercedes Sosa murió en octubre de 2009, cuatro meses de la publicación
del álbum doble.
Extra: Cerati junto a Roger Waters, Eric Clapton y Shakira.
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