El escritor señala que Nuestra guerra ajena será un texto "incómodo" para el poder, pero conveniente para los colombianos
Germán Castro Caycedo, publica Nuestra guerra ajena. /elespectador.com |
El periodista y escritor colombiano Germán Castro Caycedo
sostiene en su último libro, "Nuestra guerra ajena", que EE.UU. usa la
lucha contra el narcotráfico como "pretexto" para acercarse a lo que
realmente le interesa: las enormes reservas de agua dulce de Suramérica.
El
libro, el número 16 de los publicados por Castro, puede ser "incómodo"
para el poder, pero es conveniente para los colombianos, porque deben
conocer los efectos y las consecuencias del Plan Colombia y del Tratado de Libre Comercio, con los que EE.UU. ejerce una "tenaza" sobre el país, señaló Castro a Efe.
La
obra lleva como presentación una nota del autor en la que indica que la
editorial Planeta rehusó publicar el libro "por su contenido en cuanto a
la posición del Estado frente al conflicto interno (2002-2010)", los
años en los que gobernó Álvaro Uribe, e incluso le devolvió el
manuscrito. Sin embargo, al cambiar la dirección de la filial
colombiana de Planeta, se decidió a publicarlo.
Ganador de once premios nacionales de periodismo y de otros tantos en el extranjero, entre ellos el Rodolfo Walsh por su obra "El Karina", Castro
es muy crítico con la política estadounidense hacia Colombia y toda
Latinoamérica y también con los gobiernos colombianos, que, a su juicio,
se han "arrodillado" ante EE.UU.
"Uribe estaba con las dos rodillas en tierra y (el actual presidente, Juan Manuel) Santos, también", dice en la entrevista.
Con respecto a Santos lamentó que haya anunciado planes para enviar energía eléctrica a Centroamérica y de ahí a EE.UU., lo cual, dijo, "destruirá" el tapón del Darién, una zona virgen entre Colombia y Panamá.
La rica biodiversidad de Colombia es algo que a EE.UU. le interesa mucho y que en el TLC entre ambos países ha quedado desprotegida, según se denuncia en "Nuestra guerra ajena".
"Es
fatal", señala Castro cuando se le pregunta por el TLC, suscrito por
Uribe en 2006 y calificado por Santos, en cuya Presidencia entró en
vigor (2012), de "histórico".
"Otro rodillazo" de los gobiernos
colombianos frente a EE.UU. es el hecho de que se haya permitido la
fumigación desde el aire con glifosato de terrenos con cultivos
ilícitos.
"Colombia es el único país del mundo que fumiga desde el aire con glifosato", un "veneno" que se esparce por "poblados, escuelas y hospitales, sin importar nada", afirma.
"Las grandes ganadoras de esta guerra ajena son Monsanto y Dow Chemical", las multinacionales productoras de herbicidas y plaguidas, subraya.
Pero
además para fumigar los campos sembrados con las plantas con las que se
producen drogas han entrado a Colombia miles de "mercenarios"
estadounidenses, denominados eufemísticamente "contratistas", relata el
escritor.
En el libro se hace un repaso de las empresas que ponen
el personal para esta guerra contra las drogas que además de "ajena"
está "privatizada", según Castro, el cual ha contabilizado hasta 18
compañías de "mercenarios" con presencia en Colombia.
Por no ser soldados no deben dar cuentas a nadie mas que a quien les paga y actúan con impunidad, subraya.
Castro, que lleva investigando desde hace años los orígenes del narcotráfico en Colombia,
señala a excombatientes estadounidenses de la guerra del Vietnam, que
se habían "enviciado" con la marihuana en el país asiático, como los que
organizaron los primeros negocios de drogas en Colombia y los "pusieron
a andar".
Otros estadounidenses llegaron varias décadas después a
Colombia con el pretexto de librar una batalla contra las drogas, pero
el verdadero objetivo es, según este periodista, establecer una "cabeza
de playa mirando a Suramérica" para estar cerca de las mayores reservas
de agua dulce de la Tierra.
"Eso es lo que les interesa", la
cuenca hidrográfica del Amazonas, el acuífero guaraní, el del sur de
Chile, en la Patagonia, y uno subterráneo del que se acaba de medir la
capacidad en el estado brasileño de Pará, llamado Alter do Chao, que "es el más grande de la Tierra", dice.
"Cuatro
potentes radares, comprados con nuestro dinero pero operados por
mercenarios estadounidenses que no informan a Colombia, miran a
Sudamérica desde el sur del país", señala.
"El agua es un recurso
natural estratégico que coloca a Sudamérica en el centro de la disputa
geopolítica, todas las guerras que surjan en el mundo dentro de diez
años serán por el agua", concluye.
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