Tomas Tranströmer sufrió un accidente cerebral en 1990, lo que dejó reducida su habla y su movilidad. foto.fuente:emol.comEl poeta acudió a una lectura de sus poemas en Estocolmo. La ceremonia de premiación será el sábado
La música, el canto y la recitación sustituyeron hoy a las palabras del poeta sueco Tomas Tranströmer, en la tradicional lectura del Premio Nobel de Literatura, en la que, entre otros poemas, se leyó uno en castellano.
Tranströmer sufrió una accidente cerebral en 1990, lo que dejó reducida su habla y su movilidad, de ahí que la lectura que cada año hace en la Academia Sueca el laureado en Literatura haya consistido este año en un acto de homenaje al que asistieron el poeta y su mujer, Mónica.
El Coro de Cámara Gustaf Sjökvist, varios actores y el quinteto de cámara de Uppsala dieron vida a los poemas del Nobel, cuya voz se pudo escuchar recitando "Soledad" (1996) y "Schubertiana (1978) gracias a unas grabaciones antiguas.
Los asistentes al acto recibieron en pie y en absoluto silencio la entrada de Tranströmer, quien iba en silla de ruedas y sujetaba un bastón en la mano derecha.
Uno de los momentos más emocionantes fue cuando la voz de Tranströmer, en una grabación, comenzó a recitar su poema "Soledad" de su libro "Tañidos y huellas", que se leyó en seis idiomas, entre ellos castellano.
La actriz gijonesa establecida en Estocolmo Antolina Gutiérrez del Castro hizo una sentida y emocionante lectura de la primera parte de "Soledad", que se interpretó también en sueco, rumano, árabe y chino, para reflejar la internacionalidad de la poesía de Nobel, traducido a más de 50 lenguas.
Gutiérrez explicó que el poema le había emocionado pues Tranströmer es capaz de transmitir, "a través de su lenguaje, sencillo pero con muchas capas", sensaciones fuertes como las que narra la primera parte del poema, sobre un accidente de circulación, y en el que experimenta la sensación de estar solo "como un niño en el patio de la escuela rodeado de enemigos", dice el poema.
Durante la presentación del acto, el secretario permanente de la Academia Sueca, Peter Englund, glosó la figura del poeta sueco, quien ha sido merecedor del Nobel de Literatura porque "a través de sus imágenes translúcidas y condensadas da acceso a una nueva realidad".
Englund señaló que "la buena poesía es algo poderoso. Puede cambiar nuestra visión del mundo, hacerla más clara, más concisa, más comprensible. Y para siempre".
"Querido Tomas, es imposible sentirse insignificante después de haber leído su poesía. Tampoco es aún posible amar el mundo por razones equivocadas", agregó Englund.
Además de la lectura de una docena de textos del Nobel, pertenecientes a libros como "La góndola fúnebre" (1996) o "El cielo a medio hacer" (1962), el acto también contó con la interpretación de dos pasajes musicales, uno de Franz Liszt y otro de Franz Schubert.
De esta manera, quedó patente la predilección de Tranströmer por la música, su otra gran pasión además de la poesía, que se dedica a escuchar con mayor intensidad desde que en 2004 publicó "El gran acertijo", con el que dio por cerrada su obra poética.
Tanto en "El gran acertijo", como en "Los recuerdos no me ven" (1990) y en "La góndola fúnebre" fue fundamental la ayuda de su esposa, Mónica, pues fueron escritos tras sufrir el accidente cerebral.
También en sus poemas la música es un tema muy presente, como en "La góndola fúnebre" y en "Schubertiana" que fueron recitados hoy, mientras que el coro de cámara Gustaf Sjövist puso voz a composiciones como "Música lenta" (1966) o "El viaje" (1962).
El acto, durante el que se mantuvo un reverencial silencio, acabó con una cerrada y prolongada ovación a Tranströmer, quien recibió un ramo de flores amarillas antes de abandonar la sala.
El poeta, que recibirá junto al resto de galardonados el Premio Nobel el próximo sábado, tiene también como constantes en su obra la Naturaleza, la música, los sueños y el gusto por las metáforas y las imágenes claras y expresivas, algunas de las cuales pudieron oirse hoy.
Tranströmer sufrió una accidente cerebral en 1990, lo que dejó reducida su habla y su movilidad, de ahí que la lectura que cada año hace en la Academia Sueca el laureado en Literatura haya consistido este año en un acto de homenaje al que asistieron el poeta y su mujer, Mónica.
El Coro de Cámara Gustaf Sjökvist, varios actores y el quinteto de cámara de Uppsala dieron vida a los poemas del Nobel, cuya voz se pudo escuchar recitando "Soledad" (1996) y "Schubertiana (1978) gracias a unas grabaciones antiguas.
Los asistentes al acto recibieron en pie y en absoluto silencio la entrada de Tranströmer, quien iba en silla de ruedas y sujetaba un bastón en la mano derecha.
Uno de los momentos más emocionantes fue cuando la voz de Tranströmer, en una grabación, comenzó a recitar su poema "Soledad" de su libro "Tañidos y huellas", que se leyó en seis idiomas, entre ellos castellano.
La actriz gijonesa establecida en Estocolmo Antolina Gutiérrez del Castro hizo una sentida y emocionante lectura de la primera parte de "Soledad", que se interpretó también en sueco, rumano, árabe y chino, para reflejar la internacionalidad de la poesía de Nobel, traducido a más de 50 lenguas.
Gutiérrez explicó que el poema le había emocionado pues Tranströmer es capaz de transmitir, "a través de su lenguaje, sencillo pero con muchas capas", sensaciones fuertes como las que narra la primera parte del poema, sobre un accidente de circulación, y en el que experimenta la sensación de estar solo "como un niño en el patio de la escuela rodeado de enemigos", dice el poema.
Durante la presentación del acto, el secretario permanente de la Academia Sueca, Peter Englund, glosó la figura del poeta sueco, quien ha sido merecedor del Nobel de Literatura porque "a través de sus imágenes translúcidas y condensadas da acceso a una nueva realidad".
Englund señaló que "la buena poesía es algo poderoso. Puede cambiar nuestra visión del mundo, hacerla más clara, más concisa, más comprensible. Y para siempre".
"Querido Tomas, es imposible sentirse insignificante después de haber leído su poesía. Tampoco es aún posible amar el mundo por razones equivocadas", agregó Englund.
Además de la lectura de una docena de textos del Nobel, pertenecientes a libros como "La góndola fúnebre" (1996) o "El cielo a medio hacer" (1962), el acto también contó con la interpretación de dos pasajes musicales, uno de Franz Liszt y otro de Franz Schubert.
De esta manera, quedó patente la predilección de Tranströmer por la música, su otra gran pasión además de la poesía, que se dedica a escuchar con mayor intensidad desde que en 2004 publicó "El gran acertijo", con el que dio por cerrada su obra poética.
Tanto en "El gran acertijo", como en "Los recuerdos no me ven" (1990) y en "La góndola fúnebre" fue fundamental la ayuda de su esposa, Mónica, pues fueron escritos tras sufrir el accidente cerebral.
También en sus poemas la música es un tema muy presente, como en "La góndola fúnebre" y en "Schubertiana" que fueron recitados hoy, mientras que el coro de cámara Gustaf Sjövist puso voz a composiciones como "Música lenta" (1966) o "El viaje" (1962).
El acto, durante el que se mantuvo un reverencial silencio, acabó con una cerrada y prolongada ovación a Tranströmer, quien recibió un ramo de flores amarillas antes de abandonar la sala.
El poeta, que recibirá junto al resto de galardonados el Premio Nobel el próximo sábado, tiene también como constantes en su obra la Naturaleza, la música, los sueños y el gusto por las metáforas y las imágenes claras y expresivas, algunas de las cuales pudieron oirse hoy.
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