Houellebecq y Franzen. fotos: Javi Martínez. Miguel Rajmil. fuente:elmundo.es¿Qué libros recordaremos de 2011? Libertad y El mapa y el territorio estarán posiblemente
La novela del año, que a su vez pasa a ser, en más temeraria antología, una de las "novelas del nuevo siglo" es eso que nos trae más condición humana, sueños americanos u otros sueños. Más reflexión de sociedad de consumo. Con una familia, estructurada o desestructurada. Con iPhones, iPods o iPads, con 'wraps' con sabores de Provenza, con sátiras, con mucho siglo XXI. Este 2011 tiene al menos dos novelas del año ineludibles. 'Libertad', del norteamericano Jonathan Franzen (Salamandra), y 'El mapa y el territorio', del francés Michel Houellebecq (Anagrama). Dos retratos (¿o eran 'frescos' o 'murales'?) tragicómicos de clase media escritos por dos autores nacidos en 1959 y 1958, respectivamente, que siempre tendrán algo de 'enfants'. Por terribles, por ambiciosos, por sus lectores o porque cada vez se alarga más la juventud. El primero, editado originalmente en el sello neoyorkino Farrar, Straus and Giroux, nos ha venido ya histórico, incrustado en un portadón de la revista 'Time'. El segundo, de ediciones Flammarion, no menos acuciante, con un señor Premio Goncourt. Cientos de miles de ejemplares vendidos y un estruendo de elogios críticos.
"Lo que me molesta es darme cuenta de que al fin y al cabo, libros como 'Libertad' o 'El mapa...' ya estaban anunciados como los grandes asuntos de 2011 en enero", explica el escritor y traductor belga François Monti. "Es decir, meses antes de sus publicaciones. Es legítimo preguntarse si de verdad son tan buenos, o si sencillamente la prensa española se rinde antes títulos saludados en países de tanto prestigio como EEUU o Francia".
Le toma el relevo Rafael Reig: "Lo de la novela del año sólo prueba la insignificancia de la literatura: como la mayoría no lee, hay que convertir los libros en acontecimientos, para que los lean aquellos que se aburren leyendo, pero no pueden perderse el acontecimiento del año. Es, en el campo literario, el paralelo de esas megaexposiciones con la firma del pintor en grandes carteles, y donde sólo importa hacer la cola para tener luego el catálogo en la mesita del salón. A menudo son los mismos cuadros que se ven cualquier jueves en El Prado, pero nadie va a ver las pinturas. Sólo al acontecimiento, a por el catálogo. Con novela igual: a nadie le importa la novela, sólo poder hablar de lo que dicen que es la novela del año. Casi nunca leo la novela del año: si de verdad vale algo, no perderá nada por leerla dos o cinco años después".
Malas vidas
'El mapa y el territorio', en ese tono emblemático de frialdad y fatigas del autor (que nos traduce el incombustible Jaime Zulaika), nos habla de Jed, artista moderno 'new age' y que se entrevista con Houellebecq para montar una exposición. Houellebecq tiene "micosis, infecciones bacterianas, un eccema atópico generalizado", "parecía una vieja tortuga enferma" y termina decapitado con un láser. La dirofilariosis y la demelemeiosis son otros males que pasan por esa suma de requiebros nihilistas. La novela de Franzen nos habla del trío Walter Berglund, intelectual, Richard Katz, 'rocker underground' y la muy entrañable Patty Emerson, ex atleta. Desde la universidad hasta más allá del 'cuarentañismo' y más allá de la Torres Gemelas. Gran novela americana del siglo XX(subespecie de la novela del siglo, y del año). De Sinclair Lewis a Richard Ford, del primer Scott Fitzgerald ('A este lado del paraíso' y 'Hermosos y malditos') a Philip Roth, a Mailer, Updike, Bellow, Wolfe... Brillo en cada página, en cada diálogo, y mil registros. Al lado del nervio elaboradísimo de 'Libertad', vemos lo desmañado del pasota Houellebecq. Cada cual en su estilo. Dos novelas llenas de marcas, de objetos (menciona Houellebecq 'Las cosas', de Perec, en su libro).
El animal clave de 'Libertad' es la reinita cerúlea, el de 'El mapa y el territorio' es la musca domestica (la mosca, vaya). En la primera se habla mucho de Dick Cheney, en la segunda de Abramovich.
"'El mapa y el territorio' confirma lo que ya sabíamos sobre nuestra sociedad, sobre el arte, sobre Houellebecq. La mirada de Houellebecq, original hace 15 años, se ha transformado en otro cliché más", opina Monti, no muy convencido. En contraposición, el crítico Santiago Gamboa ha reseñado: "'El mapa y el territorio' [es] uno de los libros más complejos, ricos, estimulantes y totalizadores de los últimos tiempos". En El Cultural, leemos a Rafael Narbona sobre Franzen: "Muchos críticos han afirmado que 'Libertad' es 'la primera gran novela norteamericana del siglo XXI'. Estoy de acuerdo, pero no está de más afirmar que podría ser un réquiem. No descubro nada al señalar que nuestra civilización se asoma a un ocaso sin épica ni grandeza". Estas desolaciones.
Escándalos, mito
"Hay, de cierta forma, una impostura Houellebecq", cuenta Monti. "He aquí un autor que hizo una declaraciones polémicas pero siempre tuvo más defensores que adversarios. Las críticas siempre vinieron de desde fuera del sistema literario tradicional (de publicaciones de izquierda, principalmente). De alguna forma, Houellebecq es el sistema". ¿Y Franzen? "En círculos literarios americanos, su mala imagen viene de 'Mr Difficult', un artículo publicado en el 'New Yorker', donde "mata el padre", criticando a su ídolo de juventud, William Gaddis. Muchos autores lo tomaron muy mal, porque Gaddis, el Joyce de la literatura americana, ya padeció bastante de la ignorancia de cierta crítica durante su vida. Consideraron el ataque como una traición. En España, nadie o casi conoce a Gaddis (lo que, hay que decirlo, es bastante revelador). Resulta divertido que esa imagen americana se utiliza en la promoción española, promoción dirigida a un lector que no puede entender de dónde viene".
Tanto 'Libertad' como 'El mapa y el territorio', antología del año, importadas y aclamadas, hablan de una extinción. Fondo y trasfondo del fin. El réquiem de estas comedias tristes. En la primera, está la épica de crear una extensión de 25.000 hectáreas sin carreteras en Virginia Occidental para salvar al mentado pajarillo, la reinita, de la superpoblación. Houellebecq invierte el ecologismo cuando se entrevista a sí mismo a través de su protagonista, que le visita. Asegura haber conocido "tres productos perfectos": los zapatos Paraboot Marche, el portátil-impresora Canon Libris, y la parka Camel Legend. ¡Luego llora!: "Es brutal, ¿sabe usted?, terriblemente brutal. Mientras que las especies animales más insignificantes tardan miles, a veces millones de años en desaparecer, los productos manufacturados son desterrados de la superficie del planeta en unos días, nunca se les concede una segunda oportunidad".
No hay comentarios:
Publicar un comentario