6.12.11

Beccaria "Zero es un acto de rebeldía"

Zero, una historia en la que invita al lector "a que le crezcan las alas"
La escritora Lola Beccaria publica Zero. foto: Ernesto Caparrós. fuente:elcultural.es

Lola Beccaria quiere a Zero, su nueva novela, como a un hijo. Nerviosa está estos días pensando cómo recibirán sus lectores esta fábula concebida para el agrado y la liberación. Liberación de los "valores postizos" que nos han impuesto, de la tiranía de las virtudes estipuladas: "En la calle se palpa que este mundo ya no nos sirve y yo quiero crear otro posible". Lo hace la escritora a través de una fantasiosa alegoría en la que Zero, un niño rico pero infeliz, escapa a un mundo en el que todo orden se subvierte. En su camino, perros felices, piratas, tortugas que hablan... No es autoayuda pero quiere ayudar; no es para niños pero a ellos puede gustarle. Ella lo define así: "Es un libro de esos en los que le das la bienvenida al lector como si lo atendieras en tu casa con la mejor mesa, en el que podrá liberarse de todos los lastres que nos amargan a diario".

¿Qué motivos tenía una escritora como usted para escribir un cuento como Zero, tan distinto a sus novelas?
No es tan diferente puesto que en mis novelas siempre procuro darle la vuelta a los clichés de la sociedad, proponer otras lecturas. Con Zero quise cumplir el sueño de escribir una historia bonita, de esos libros en los que le das la bienvenida al lector como si lo recibieras en tu casa con todos los agasajos, con la mejor mesa. De esas lecturas en las que puede uno liberarse de todos los lastres que cargamos y que nos amargan a diario.

El libro desprende paroxismo y optimismo en cada página. ¿Usted también se cansó de escuchar que todo está faltal?
Vivimos un tiempo muy duro y es como si estuviéramos desvitalizados. Lo que quise fue invitar a mis lectores a un ejercicio de amor. Zero es una ofrenda para ellos y para mis amigos y familiares. Es un espacio en el que respirar, un lugar en el que se nos invita a que nos crezcan las alas, a mirarnos al espejo y a vernos guapos y llenos de virtudes, un lugar donde la imperfección es algo positivo. Es un acto de rebeldía, porque en la calle se palpa que este mundo ya no nos sirve y yo quiero proponer un mundo posible. Además de la crisis hay una razón importante para desmotivar a la gente, una serie de valores que nos impiden ir a por lo que nos importa y que son ser guapo, ser rico y tener estatus. Son valores postizos con los que nos bombardean tanto que han conseguido sepultar nuestros verdaderos sueños.

Por momentos parece que esté hablando de un libro de autoayuda. ¿Tiene este relato más relación con su formación como psicóloga que otros títulos suyos?
Mi formación es importante en relación con mi preocupación por el ser humano, por saber dónde le aprieta el zapato o qué precio hay que pagar por la felicidad o la infelicidad. Pero no es autoayuda, porque en ese tipo de libros parece que el autor se sube a un púlpito y te dice lo que tienes que hacer porque él ya conoce el camino, ya ha visto la luz... Al contrario, lo que abordo en Zero es que cada uno tiene su forma de ser feliz, no hay una fórmula que no sea la de escuchar a nuestro corazón. Por eso en el libro digo que no se debe seguir nada que no produzca emoción, porque ese no es tu sueño, sino el de otros, es un sueño postizo. La novela va contra las consignas, contra la obsesión de la sociedad de dirigir nuestros pasos y de uniformar el camino de la felicidad.

Su personaje decide huir de la adversidad hacia un mundo exótico. Tiene un punto romántico ese escapismo.
Pues no se me había ocurrido. Quise buscar un territorio simbólico y atractivo, quería que la novela fuera amena, divertida, que tuviera aventura... hay distintos niveles de lectura. La evasión, siempre y cuando sea la huida de lo convencional, me encanta. Pero no es escapismo, eso sería quedarse en el mismo sitio.

Seguramente más de un periodista le preguntará por el parecido de Zero con un indignado... si es que no lo ha hecho ya.
No es tanto un indignado como un desconcertado. El movimiento de los indignados ha tenido una fase que está muy bien y que ha supuesto un revulsivo para la sociedad, pero yo voy para otro lado. Yo diría: vale, no nos gusta el mundo en el que vivimos, pues entonces propongamos opciones alternativas. Esta es mi modesta propuesta de un cambio de vida que, además, creo que es posible. No necesitamos tantos bienes materiales para alcanzar a felicidad, se trata de buscar por otro lado, de desvestirnos de ese ropaje.

¿Y cómo dejamos de necesitar la ropa, los viajes, los pods, los pads, los phones...?
Se me ocurre el ejemplo de Adriá, que es un hombre que ha encontrado el quid de la cuestión, porque a él lo que le da energía es su pasión personal, que es la cocina. Él siempre habla de la familia, le da gran importancia a los suyos. Para mí la felicidad es eso, encontrar la pasión personal y tener un grupo que te apoye. Nos han inculcado excesivamente el individualismo, que no está mal en el sentido de ser autosuficiente, pero todo eso del mundo de los 'singles', etcétera es una forma de debilitarnos porque saben que si nos unimos podemos derrocar los modelos existentes. Ahora nos han robado la energía, los sueños, nos han metido en una espiral de insatisfacción. Y hay gente que está en situaciones terribles, que no tiene trabajo, lo sé. Y por eso en la novela se dice que todo el mundo tiene derecho a tener una vida digna. Pero si la gente se dedicara menos a amasar dinero... nos han inyectado el virus de los valores postizos.

A usted no le ha ido mal. Escribe libros, los publica, gana premios por ellos.
Yo no vivo de lo que escribo, tengo otro trabajo de lunes a viernes con un horario. Podría estar amargada porque tengo que madrugar todos los días, pero como tengo una pasión personal que es la literatura, pues voy a trabajar contenta. No soy de yates, lo que me gusta es de una sencillez que a veces me da hasta vergüenza: la música, hacer algún viaje… ¡Hay tal riqueza en la modestia!

¿Ha leído algún niño su libro? ¿Se lo recomienda a los lectores más jóvenes?
Estoy nerviosa porque aún no tengo el feedback del lector, pero algún periodista me ha pedido que se lo dedique para sus hijos. Zero está en esa línea de eso que se ha dado en llamar cross-over, para todos los públicos. La he escrito para los adultos porque somos nosotros los que estamos perdidos y desmotivados, pero los jóvenes serán los adultos del mañana y en sus manos está ser imaginativos, constructivos y darle la vuelta a los valores...

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