Así lucía la tumba del escritor irlandés. foto.fuente: Revista ÑEl escritor está enterrado en el cementerio de Père-Lachaise. Limpian las marcas de lápiz labial y protegen el monumento con un muro de vidrio
En su comedia negra de 1893, Una mujer sin importancia, Oscar Wilde hace decir a su personaje –Mrs. Arbuthnot– "Un beso puede arruinar la vida de una persona." Pero parece ser que también puede arruinar los bloques de piedra de una tumba.
Recientemente, los descendientes de Wilde, el talentoso dramaturgo irlandés que murió en 1900, decidieron eliminar de la enorme lápida una gran acumulación de marcas de lápiz labial que impregnaron los besos dejados por fans del escritor, que durante años han estado arruinando, y hasta se dice que erosionando, su tumba en el Cementerio Père Lachaise, en París. Pero la decisión no se limitó a limpiar la escultura sino que consistió también en erigir un muro de vidrio de dos metros de altura, para mantener a distancia a los admiradores.
Los familiares y algunos amigos de Wilde celebraron la acción. El escritor Merlin Holland, bisnieto de Wilde, dijo en una entrevista telefónica que el mensaje era muy claro: "No queremos decir 'Váyanse de aquí', sino más bien 'Traten de comportarse sensatamente'.
Desde luego, la crítica no tardó en aparecer. Una historiadora de la arquitectura, Lisa Marie, autora del blog "A Love Letter From London" (Una carta de amor desde Londres), escribió que "la permanente devoción de las admiradoras de Oscar Wilde –representada por las marcas de lápiz labial– a más de 100 años de su muerte acrecentó el impacto del memorial, audaz y moderno, que se ha convertido en un monumento adecuado para un gran esteta decadente". Y agregó : "Limpiarlas, y colocar una barrera alrededor del sepulcro, fue un error". Una de sus lectoras, Mis Rosette Brune, comentó: "Estoy segura de que, dondequiera que esté, Oscar adora las marcas de lápiz de labios sobre su tumba".
Wilde se fue de Londres a París en 1897. Murió en la miseria a los 46 años, en el Hotel d'Alsace, no sin antes declarar, con sentido del humor: "Muero como he vivido: más allá de mis medios." Sus amigos reunieron dinero para comprar la parcela en Père Lachaise, y lo enterraron allí, con un monumento esculpido por Jacob Epstein, que sobrevivió intacto hasta la década de 1960, cuando sus enormes genitales fueron destrozados en un acto de vandalismo. (Se rumorea que el director del cementerio los usaba como pisapapeles).
Las obras de restauración de la tumba concluyeron hace un mes. Pero el muro ya está lleno de besos, y las flores y las notas se desparraman a los pies de la tumba y hacia el interior.
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