Arturo Pérez-Reverte y el periodista Jacinto Antón, en la presentación de El puente de los asesinos. foto: Luis Sevillano. fuente:elpais.comEl escritor presenta en Madrid una nueva novela del soldado espadachín
El soldado cumple 15 años, algo que su autor, Arturo Pérez-Reverte, no barruntó ni en sueños cuando, con 45, entregó el original de su primera novela, El capitán Alatriste, y al que le aguardan aún un par de aventuras más. Una de ellas en París, según ha anticpado el novelista, y otra en Madrid de regreso. En este tiempo, la criatura ha madurado al ritmo de su autor, como él mismo reconoció durante la conversación que mantuvo con el periodista de EL PAÍS, Jacinto Antón, sobre el escenario: "Nos vamos escribiendo mutuamente, yo le doy desesperanzas y certezas y él me da reflexión. El héroe envejece y quien lo cuenta también".
Antón, que se presentó con una catana de madera para defender a su amigo escritor de unos hipotéticos ataques, confesó que la novela le había hecho llorar en un par de ocasiones. "Tú eres un sentimental", le espetó Pérez-Reverte. "Eres la única persona que no se ha perdido en Venecia", le correspondió Antón en otro momento. "Me perdí una vez de noche", le corrigió Pérez-Reverte, que atribuyó esta característica al sentido de la orientación del reportero de guerra.
Un 'buscavidas'
Durante una hora, Pérez-Reverte y Antón entraron y salieron de la novela. A veces se les colaba la crisis actual en el Siglo de Oro, a veces la reflexión sobre el oficio de escribir. "Vivimos en un mundo falsamente confortable, hemos olvidado que hubo un tiempo parecido al de ahora en el que tenías que elegir entre quedarte aquí y limpiar las botas al cura o al noble y seguir siendo un analfabeto sumiso, o bien si tenías voluntad y desesperación cogías una espada y te hacías soldado y te ibas a matar y a que te matasen... eran los marines de la época, salieron fuera a buscarse la vida, Alatriste es uno de esos", comparó el escritor y académico.
"Te das cuenta de que todo ha ocurrido ya, todo se repite y que no hemos aprendido nada", lamentó Pérez-Reverte, que reivindicó la asunción del pasado español, con sus glorias y miserias, sin las rancias etiquetas que suelen acompañarlo.
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