El libro electrónico abre otro debate. Mientras los expertos discuten si el mejor modelo es el pago por descarga o la lectura en la nube, ahora surge una nueva cuestión. ¿La tecnología podría permitir que pudiéramos regalar un e-book a otra persona? Si fuera posible, el lector tendría este derecho, como ya lo tiene con los libros de papel
El porcentaje de españoles que afirman leer en formato digital se ha incrementado en los últimos seis meses de 2011 hasta superar el 50% de la población (52,5%). No obstante, sólo el 6,8% de la población afirma leer libros en este formato. Además se incrementa el número de personas con e-book un 75% en los últimos meses y ya alcanza el 3% de los entrevistados. foto.fuente:aviondepapel.tv
Un amigo le regala a otro un libro. Es una novela que ha estado a punto de vender en la librería de segunda mano de su barrio, porque ya la leído y porque necesita espacio en su biblioteca personal. Este obsequio, que se produce en el mundo analógico con los libros editados en papel, también podría tener su réplica futura para el formato digital.
No es descabellado pensar que la tecnología facilite que el e-book que nos descargamos, o al que accedemos para una lectura en la nube, siga los mismos pasos que la novela en papel que le presta un amigo a otro.
"No se trata de un modelo de compartir archivos de manera ilimitada y no autorizada, sino la posibilidad de que un usuario pueda comprar el libro electrónico, leerlo y luego tener el derecho de regalarlo, si le apetece, perdiendo, eso sí, su propiedad", explica Javier Celaya, cofundador de Dosdoce.com y autor del libro La empresa en la Web 2.0 (Gestión 2000; 2011).
Precisamente, en dicho libro, Celaya incluye un panel con los 12 Derechos del Usuario en la Nube, una iniciativa para concienciar a los futuros lectores de libros digitales y al sector editorial.
Uno de estos derechos es "poder revender o regalar" cualquier libro electrónico adquirido que el lector "no quiera" mantener ya en su biblioteca digital.
Actualmente, el mercado del libro electrónico se debate entre dos modelos. La compra bajo descarga del archivo o bien el pago por el servicio de acceso a leerlo en una biblioteca virtual en la nube; es decir, la lectura en cualquier dispositivo (ordenador, tableta, móvil), sin bajarlo previamente.
"Sólo hace falta que, en una tercera fase, el sector editorial apueste por una tecnología amigable que facilite regalar el e-book descargado o traspasar a otro usuario el acceso a la nube para leer dicho libro digital", añade Celaya.
No en vano, este experto explica que este tipo de dádivas ya se realizan entre marcas comerciales y sus clientes con bastante normalidad. Por ejemplo, una cadena de cafeterías de San Francisco te obsequia con una canción de iTunes. Cuando pagas un café, te dan un código para canjearlo en la plataforma de música online de Apple.
Incluso las bibliotecas realizan ya un servicio de préstamo digital de libros electrónicos, con fecha de acceso y caducidad. El e-book está disponible para consultarlo y leerlo, para luego devolverlo en un plazo de 30 días. Una ventana emergente en nuestro ordenador nos avisa de que ha finalizado el servicio de préstamo cuando vence dicha fecha.
Lo que queda claro es que este derecho de prestar un e-book es disruptivo. En un mercado incipiente, imperfecto y atenazado por la piratería, estará por ver si las plataformas de venta de libros electrónicos, las editoriales y los propios escritores estarán por la labor del "cambio de propiedad digital" entre usuarios.
"Si la tecnología lo permite, este comportamiento de regalar e-books no haría más que fomentar el consumo legal de los lectores. Comprarán, leerán y, cuando lo deseen, prestarán o regalarán [su ejemplar digital]. Sin embargo, dependerá de si dichos regalos canibalizan o no las ventas", finaliza Javier Celaya.
Celaya asegura que, tarde o temprano, la tecnología favorecerá este tipo de conducta, una conducta que debería estar bajo la salvaguarda de un derecho: el de poder, si queremos, regalar el e-book que nos hemos comprado y leído.
No es descabellado pensar que la tecnología facilite que el e-book que nos descargamos, o al que accedemos para una lectura en la nube, siga los mismos pasos que la novela en papel que le presta un amigo a otro.
"No se trata de un modelo de compartir archivos de manera ilimitada y no autorizada, sino la posibilidad de que un usuario pueda comprar el libro electrónico, leerlo y luego tener el derecho de regalarlo, si le apetece, perdiendo, eso sí, su propiedad", explica Javier Celaya, cofundador de Dosdoce.com y autor del libro La empresa en la Web 2.0 (Gestión 2000; 2011).
Precisamente, en dicho libro, Celaya incluye un panel con los 12 Derechos del Usuario en la Nube, una iniciativa para concienciar a los futuros lectores de libros digitales y al sector editorial.
Uno de estos derechos es "poder revender o regalar" cualquier libro electrónico adquirido que el lector "no quiera" mantener ya en su biblioteca digital.
Actualmente, el mercado del libro electrónico se debate entre dos modelos. La compra bajo descarga del archivo o bien el pago por el servicio de acceso a leerlo en una biblioteca virtual en la nube; es decir, la lectura en cualquier dispositivo (ordenador, tableta, móvil), sin bajarlo previamente.
"Sólo hace falta que, en una tercera fase, el sector editorial apueste por una tecnología amigable que facilite regalar el e-book descargado o traspasar a otro usuario el acceso a la nube para leer dicho libro digital", añade Celaya.
No en vano, este experto explica que este tipo de dádivas ya se realizan entre marcas comerciales y sus clientes con bastante normalidad. Por ejemplo, una cadena de cafeterías de San Francisco te obsequia con una canción de iTunes. Cuando pagas un café, te dan un código para canjearlo en la plataforma de música online de Apple.
Incluso las bibliotecas realizan ya un servicio de préstamo digital de libros electrónicos, con fecha de acceso y caducidad. El e-book está disponible para consultarlo y leerlo, para luego devolverlo en un plazo de 30 días. Una ventana emergente en nuestro ordenador nos avisa de que ha finalizado el servicio de préstamo cuando vence dicha fecha.
Lo que queda claro es que este derecho de prestar un e-book es disruptivo. En un mercado incipiente, imperfecto y atenazado por la piratería, estará por ver si las plataformas de venta de libros electrónicos, las editoriales y los propios escritores estarán por la labor del "cambio de propiedad digital" entre usuarios.
"Si la tecnología lo permite, este comportamiento de regalar e-books no haría más que fomentar el consumo legal de los lectores. Comprarán, leerán y, cuando lo deseen, prestarán o regalarán [su ejemplar digital]. Sin embargo, dependerá de si dichos regalos canibalizan o no las ventas", finaliza Javier Celaya.
Celaya asegura que, tarde o temprano, la tecnología favorecerá este tipo de conducta, una conducta que debería estar bajo la salvaguarda de un derecho: el de poder, si queremos, regalar el e-book que nos hemos comprado y leído.
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