Fjällbacka es una pequeña localidad de pescadores situada en la costa oeste de Suecia, limitando con Noruega. A 150 kilómetros de Gotemburgo y a 520 de Estocolmo, este pueblecito, que antaño vivió de la pesca y del comercio de sus derivados, apenas tiene 1.000 habitantes en invierno, cifra que se multiplica por veinte en verano gracias al turismo
La escritora sueca Camilla Läckberg./elpais.com |
El enclave marítimo, cargado de historia, hermoso, idílico,
tranquilo, donde apenas hay criminalidad, se ha convertido en la última
década en un laboratorio del asesinato por obra y gracia de Camilla Läckberg (Fjällbacka, 1974), desde que en 2002 publicara La princesa de hielo (Maeva, traducción de Carmen Montes).
Mucho ha nevado desde entonces por aquellas latitudes: casi una
decena de libros después, de los que se han vendido más de diez millones
de ejemplares y traducido en cuarenta países, y con adaptaciones al
cine y a la televisión, Läckberg se ha hecho con el reconocimiento de la
crítica y el público y se ha convertido en la autora con mayores ventas
en Suecia, laureada, entre otros, con el Premio Folket en 2006.
Camilla Läckberg
nació y creció en Fjällbacka. Licenciada en Económicas, trabajó en el
mundo empresarial hasta la publicación de su primera novela, antes
mencionada, con la que comenzó la serie de Erica Falk y Patrick Hedström.
La protagonista, Erica (alter ego de la autora), regresa a su pueblo natal tras el fallecimiento de sus padres para hacerse cargo de la herencia familiar. La escritora de biografías en ciernes descubre el cadáver de Alexandra Carlgreen, su mejor amiga de la infancia y de la que había perdido el contacto al empezar sus estudios universitarios. Erica quiere saber qué ha ocurrido y su infinita curiosidad le lleva a investigar, y a entrar en contacto con el policía encargado del caso, Patrick Hedström, antiguo compañero de juegos. En esta primera novela están las claves de toda la serie: la relación entre ambos se convierte en amor y posteriormente en matrimonio, hijos y vida personal y profesional en común. Y también en lo que será la base fundamental de las obras de Läckberg: en el pasado está la respuesta.
Porque en la, aparentemente, vida tranquila y rutinaria del
pueblecito y sus alrededores nada es lo que parece. Es como si cada uno
de los vecinos ocultara un secreto que, con el paso del tiempo, le
estalla en la cara al abnegado policía y a su curiosa esposa.
Ambiciones, crímenes pasionales, secretos inconfesables, vinculaciones
con los nazis, miedos ancestrales… todo un cóctel de emociones
envueltos en la mediocridad de la vida cotidiana.
Las novelas de Läckberg no tienen la carga sociopolítica de las obras de Mankell, ni el pesimismo de Indridason, ni sus protagonistas están al borde del abismo como el policía de Nesbo.
Quizás ahí esté el secreto de su éxito: porque a Erica Falk le gusta el
chocolate y está preocupada por el sobrepeso; aspira a ser escritora y
ganar un premio; se lleva fatal con su suegra. Y su marido, Patrick, es
un policía de una pequeña localidad, enamoradísimo de su mujer, que no
soporta a su jefe y que consulta el teletexto. Ambos son personas
normales, con problemas normales, que intentan conciliar su vida laboral
y personal, que se toman bajas por paternidad, que se esfuerzan por
educar a sus hijos en un ambiente feliz, que comparten coche y
obligaciones… como tantos. Eso sí, con mucho frío como toda novela
negra nórdica que se precie. Como ha dicho la autora en alguna ocasión,
el frío y la oscuridad aumentan el misterio.
Tras La princesa de hielo, y de su amor inicial, hemos ido
viendo la llegada de sus hijos, sus problemas familiares, sus
aspiraciones más o menos logradas en Los gritos del pasado (2004), Las hijas del frío (2005), Crimen en directo (2006), Las huellas imborrables (2007), La sombra de la sirena (2008), Los vigilantes del faro (2009) y La mirada de los ángeles (2011), que saldrá a la venta en España el próximo mes, todas publicadas por la editorial Maeva.
Y ante tanto éxito, las historias de Erica y Patrick se han
convertido en serie de televisión, como ya ocurriera con otros
detectives famosos como el Wallander de Mankel o el Brunetti de Donna
Leon. La televisión sueca ha producido una miniserie, Los crímenes de Fjällbacka,
con ambos personajes y su gélido pueblo como protagonistas, que ha
emitido Digital Plus. La producción televisiva, que se puede adquirir
en DVD (distribuida por A Contracorriente Films),
está compuesta por cinco capítulos independientes de 90 minutos cada
uno que, para alegría de algunos y decepción de otros, no reproducen los
misterios de los libros. Un grupo de guionistas y la propia Camilla
Läckberg han creado nuevas historias con los personajes y los escenarios
de las novelas. La serie la completa la película Las huellas imborrables,
única adaptación fiel de uno de sus libros y la mejor de la colección
televisiva desde el punto de vista de la que esto escribe.
La serie, aunque inferior a la magnífica producción también
sueca Bron (El puente), emitida recientemente en televisión, es muy
entretenida y seguro que ha hecho y hará las delicias de la legión de
seguidores de la pareja detectivesca. Si hay algo que puede chirriar es
el personaje de Anna, la hermana menor de la protagonista. Esta mujer,
madre de dos hijos, víctima de la violencia de género por parte de su
marido, es uno de los personajes más atractivos de las primeras novelas
de Läckberg. Sin embargo, los guionistas la han convertido en una joven
soltera, incauta y algo estúpida en el capítulo “Según el cristal con
que se mire”. Quizás se lo podían haber ahorrado. Y una curiosidad: la
actriz Ingrid Bergman veraneó en alguna ocasión en Fjällbacka y el
primer capítulo de la serie “El mar da, el mar quita” recrea una visita
de la famosa sueca.
Los aficionados a las obras de Läckberg están de suerte: próxima
novela en abril y una amena serie de televisión ¿Qué más se puede pedir?
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