El video de la performer Deborah de Robertis ha sido censurado en varias plataformas, pero ya le ha granjeado fama mundial
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Ocurrió el jueves pasado, en el Museo d'Orsay de París. Allí se expone el famoso cuadro de Gustave Courbet, uno de los más controvertidos de la historia, titulado «El origen del mundo», que muestra un sexo femenino en primer plano. Delante de esa obra maestra del pintor frances, la artista luxemburguesa Deborah de Robertis realizó una polémica performance, que ha titulado «Espejo de origen» y que consistía, básicamente, en sentarse y exponer su sexo delante del cuadro de Courbet.
El vídeo que recogía la performance fue censurado en varias plataformas. Vestida en tonos dorados, la artista se sienta en el suelo delante del cuadro de Courbet, mientras se escucha recitar un poema
que dice: «Yo soy el origen, yo soy todas las mujeres. No me has visto,
quiero que me reconozcas. Virgen como el agua creadora de esperma». De
este modo, llamando la atención de un puñado de personas que visitaban
la sala del museo en ese momento, la artista destapó su sexo.
Sin trampa ni cartón, (casi podríamos decir con pelos y señales), Deborah de Robertis no
tuvo problema en hacerse famosa por medio de esta performance para la
que no tenía permiso ni había avisado a la dirección del museo. En el
tiempo de las redes sociales, su acción valió para llamar la atención mundial y
arrancar algunos aplausos, al tiempo que vigilantes de sala del museo
trataban de convencerla de que depusiera su actitud. Pero ella seguía
recitando con el sexo abierto: «Yo soy el origen, yo soy todas las
mujeres. No me has visto, quiero que me reconozcas...»
De Robertis suele trabajar en performances que ponen en cuestión las relaciones y los roles habituales socialmente aceptados.
abc Genital panic, de Valie Export en 1969
Existen antecedentes de acciones similares como la de Valie Export de 1969 en el MoMA, titulada «Genital panic» en la que la artista aparece con una metralleta y el sexo visible. Esta performance fue repetida en 2005 por Marina Abramovic,
la más famosa de las actuales performers. La provocación, en ambos
casos, era una acción organizada y anunciada. No como lo ocurrido en el d'Orsay con Deborah de Robertis,
cuya performance no tenía el permiso y sorprendió a todos. Los tiempos
han cambiado tanto desde 2005 (no digamos desde 1969), que no ha hecho
falta todo ello para que la noticia y las imágenes den la vuelta al mundo.
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