20.6.14

Treinta y dos libros de cada uno de los países que participan en el Mundial (y pasar así del fútbol)

El Mundial de fútbol arranca el mejor momento del verano para los fans del fútbol y la pesadilla televisiva e informativa para quienes el fútbol es bastante indiferente
La literatura es congruente con el fútbol./libropatas.com

Pero como lo que nos gustan son los libros y las excusas para hacer listas, hemos decidido lanzarnos a hacer esta lista de 32 libros de cada uno de los países que participan en el Mundial (y pasar así del fútbol vía lectura). El éxito de la lista de libros europeos para leer el fin de semana de Eurovisiónnos ha animado a ello.

Argentina. Casi un mes después del último partido del Mundial, se celebrará el centenario del nacimiento de Julio Cortazar. Así que podéis – si estáis en mi misma situación – aprovechar para leer el libro que no leisteis en su momento, allá por los 17 años (cuando todo el mundo parece estar sintiendo la pulsión por leer a Cortazar), y  leer de una vez por todas Rayuela

Brasil. Brasil es el país anfitrión y en los próximos días asistiremos a una avalancha de artículos sobre el país aprovechando que la Copa Mundial se celebra ahí. Sacaremos también nuestra lista de lecturas brasileñas, pero mientras no lo hacemos podéis ir haciéndoos con algo de Clarice Lispector, que está considerada una de las escritoras más influyentes de la literatura brasileña del siglo XX. La hora de la estrella es uno de los libros que ha traducido al castellano Siruela.

Chile. Lo emocionante es hacerse con un libro de lectura que nunca habías pensado añadir a tu biblioteca, pero teniendo en cuenta que Chile es el lugar de origen del premio Nobel Pablo Neruda quizás podamos aceptar otro nombre clásico para el listado. Veinte poemas de amor y una canción desesperada suele ser uno de los libros de lectura obligada en el instituto y puede ser recuperado en la edad adulta. Roberto Bolaño con algún título como Monsier Pain, Los detectives salvajes, 2666.

Colombia. Como los estudiantes que estaban preparando Selectividad(y que daban por hecho que la actualidad aumentaría las posibilidades de que entrase en el examen), también escogemos a Gabriel García Márquez para nuestra lista de lecturas para el Mundial de Fútbol. Pero huye de los libros mainstream del escritor. Para que el reto de lecturas sea realmente reto puedes probar a leer alguno de los libros que no son Cien años de soledad y Amor en los tiempos del cóleraNoticia de un secuestro está basada en una historia real.

Ecuador. Aunque en las literaturas hispanoamericanas se usa el castellano, no todos los libros llegan a España o no sabemos muchas veces que podemos leer literatura de algunos de esos países, como me ocurre a mí en el caso de Ecuador, bajando solo hasta la librería de la esquina. Así que la recomendación de literatura ecuatoriana ha sido el fruto, en realidad, de la seducción vía Wikipedia: comprenderéis que cuando una literatura cuenta con una generación literaria llamada Generación Decapitada y que uno de sus escritores tiene un libro titulado El árbol del bien y del mal es casi imposible no hacer clic. Es un poemario modernista de Medardo Ángel Silva y que está para lectura libre en internet.

Uruguay. Aquí la recomendación de la redacción de Librópatas se va a lo clásico: Horacio Quiroga, el Edgar Allan Poe uruaguayo con un toque “un poco gore”. Emigró a Argentina después de matar por error a uno de sus amigos y tuvo una vida trágica (como era de esperar de cualquier Poe que se precie). La siempre eficaz Cátedra tiene sus Cuentos

Costa Rica. Si buscáis la literatura costarricense en Google encontraréis en las primeras páginas de resultados un artículo que se pregunta las razones por las que su literatura no se conoce más fuera del país. Nos quedamos con Max Jiménez, un poeta y pintor que murió en 1945 y que, según la votación de una web educativa es el mejor escritor del país. Ann Morgan, nuestra gurú de los retos de lectura recomienda a Anacristina Rossi y Carmen Naranjo.

Estados Unidos. Sí, Estados Unidos está en un Mundial de Fútbol y para una persona que vive al margen de ese deporte es algo sorprendente. “¡Va ser imposible quedarse con un libro de Estados Unidos!”, fue lo que se escuchó en la redacción. Si de las literaturas de algunos otros países de América llegan cosas contadas, de EEUU nos llegan a cientos. Así que a la hora de buscar un reto, añadimos en esta lista un libro no muy popular, pero que está en (mi personal) lista de futuras lecturas (y en la de los libros más deseados del verano de los medios estadounidenses cool): My Salinger Year de Joanna Rakoff, sobre una aspirante a gran poeta que empieza con un trabajo cutre en el mundo editorial y acaba respondiendo a las cartas de los fans de Salinger.

Honduras. Echemos un vistazo a un reportaje de un medio de Honduras sobre los jóvenes autores hondureños para escoger nuestra lectura. Roberto Quesada, con Nunca entres por Miami es fácilmente localizable.

México. No puedo pasar esta oportunidad para recomendar Pedro Páramo , de Juan Rulfo (y de dar las gracias a la profesora de lengua que nos hizo leerlo en el instituto). Una historia fascinante y maravillosa que solo ocupa – para nuestra desgracia – unas pocas páginas. México es un país que ha conseguido otra recomendación en la redacción: Carlos Fuentes, con Gringo Viejo.Teniendo en cuenta que el Mundial dura un mes, quizás os de tiempo a leer las dos obras.

Alemania. Curiosamente, uno de los últimos fenómenos de la mesa de best sellers, es una escritora alemana, Sarah Lark (su última obra publicada en España, Hacia los mares de la libertad), que además es quien además ha puesto de moda la novela landscape aquí. Pero como sabemos que los best sellers no cuentan con total aceptación en la lista de lecturas, vamos a optar por otro autor y otro título. La redacción de Librópatas al completo estuvo una vez en el castillo de Duino, donde Reiner Maria Rilke escribió sus Elegías de Duino, lo que nos llevó a preguntarnos si en el camino para ser escritor (famoso y reconocido) poder escribir en un sitio así lo hace todo más fácil.

Bélgica. En Bélgica, las opciones son variadas porque cuenta con más de una literatura. Por lo fácil que es encontrar sus obras nos quedamos con la escritora francófona Amélie Nothomb. Podéis leer Estupor y temblores sobre una chica joven llamada Amélie (vaya…) que empieza a trabajar en una empresa japonesa.

Bosnia – Herzegovina. La elección podría ser Ivo Andric, el premio Nobel de Literatura, aunque a qué literatura pertenece es uno de esos temas que dan para debate. Un puente sobre el Drina es su obra más conocida, aunque es una lectura más bien ardua. La señoritasobre una mujer avariciosa es una lectura mucho más llevadera, aunque la obra no es fácil de encontrar. Existen autores contemporáneos fácilmente localizables. Podéis usar como guía para la literatura de los países de la ex Yugoslavia el libro Si un árbol cae: Conversaciones en torno a la guerra de los Balcanesde Isabel Núñez. El ensayo se centra en el impacto de la guerra de los 90 en la literatura (y el papel de los escritores) pero hace un quién es quién bastante interesante de los nombres que – por así decirlo – importan. Aunque nació en Sarajevo, Aleksandar Hemon se pasó la inglés cuando se mudó a EEUU, por lo que sus libros son muy fáciles de localizar. En castellano está El libro de mis vidas.

Croacia. Otra de las escritoras que aparecen en el ensayo es Slavenka Drakulic, una periodista y novelista croata que tuvo durante la guerra una posición crítica. Fue una de las cinco escritoras que denunciaron en los 90 las violaciones durante la Guerra de Bosnia, lo que hizo que en su país (Croacia) fuesen duramente criticadas y rebautizadas como las ‘brujas de Río’ (por Rio de Janeiro, donde hicieron la denuncia pública). Tiene una novela Como si yo no estuviera, publicada por Anagrama hace unos cuantos años y no tan fácilmente localizable (pero sí muy fácil de encontrar en gallego, por ejemplo), sobre la experiencia de las mujeres bosnias durante la guerra y un fascinante ensayo, No matarían ni una mosca: Criminales de guerra en el banquillo, sobre las historias de los criminales de guerra balcánicos enjuiciados en La Haya.

España. Ya que un ensayo sobre el Tribunal Supremolo ha puesto nuevamente de actualidad, vamos a aprovechar que estamos en verano para recuperar un libro que se centra en una de las primeras noticias amarillas de España… que tuvo alta repercusión  en los medios porque no había más de lo que hablar porque era julio. El crimen de la calle de Fuencarral, de Benito Pérez Galdós, es la versión de uno de los escritores más importantes de los últimos siglos de la primera cobertura amarillista de un crimen por los medios en España.

Francia. En el caso de la literatura francesa vamos a pasar de lo contemporáneo y vamos a recomendar a Émile Zola. ¿Por qué no leer un clásico? De todas sus novelas, El Paraíso de las damases quizás la mejor para llevarse a la playa ahora que empieza el calor (y además ha sido reeditada al calor de Galerías Paradise, la serie británica que se inspira – más o menos – en la novela). Denise, una chica de provincias, llega a París para trabajar en un de los nuevos grandes almacenes, aunque el gigante está acabando con el pequeño negocio, como el de su tío.

Grecia. Petros Markaris es el escritor más popular de la Grecia contemporánea (al menos en España). En nuestra selección eurovisiva recomendamos su ensayo sobre la crisis, ahora sumamos Noticias de la noche la primera entrega de su serie de novela policiaca.

Holanda. La elección parecía clara: una de las grandes autoras de literatura infantil y juvenil holandesas, Thea Beckman, tiene un libro titulado Mi padre vive en Brasil

Inglaterra. Otra decisión en la que no se puede dudar. Tiene que ser una de esas escritoras encantadorasde principios del siglo XX con esas novelas no menos encantadoras y ligeras (pero que son tan sublimes). Stella Gibbons con La segunda vida de Viola Whiter  es una opción perfecta.

Italia. ¿Una chica posmoderna que va al entierro de su padre borracha y que protagoniza una novela sobre el – quizás – fin del amor? Debe ir en la lista: el título es Romanticidio, de Carolina Cutolo.

Portugal. Hace poco os recomendamos un libro portugués y pronto abordaremos la literatura portuguesa en mayor profundidad. Mientras os recomendamos Dentro do segredo, de Jose Luis Peixoto, una crónica de  viajes sobre un tour de quince días, el Kim Il-Sung 100th Birthday Ultimate Mega Tour (Ultimate Option), la opción de viaje más amplia de los últimos años, por Corea del Norte. Más que una crónica al estilo periodístico es un acercamiento en primera persona a lo que supone entrar en el país más cerrado del mundo.

Rusia. Para encontrar qué leer de literatura rusa, nada mejor que abrir la web de la Editorial Nevsky y navegar entre sus títulos. Nos hemos decantado por El duelo, de Aleksandr Kuprín, por aquello de que es un autor ligeramente exótico, un poco vintage y presenta una historia diferente. Y en las etiquetas de descripción pone clásicos recuperados, lo que es totalmente seductor.

Suiza. Sí, el escritor suizo – ahora mismo -es Joël Dicker y su La verdad sobre el caso Harry Quebert.  Peter Stamm con una obra que se ha producido casi que en silencio con títulos como Agnes, Tal día como hoy, El septimo año.

Australia. Aunque esta novela la firma  Henry Handel Richardson, en realidad la autora (enmascarada bajo ese pseudónimo) es  Ethel Florence Lindesay Richardson, una chica de ‘buena familia’ venida a menos que se hizo escritora. Su obra El principio de la sabiduría es una  novela de internado, pero una que no tiene nada que ver con Enyd Blython.

Corea del Sur. Recurramos a Ann Morgan nuevamente. Ella nos recomiendaa Hwang Sok-Yong, que en castellano tiene editada Shim Chong, la niña vendida.Sok-Yong es uno de los escritores representativos de la literatura surcoreana del siglo XX y además uno de los autores comprometidos por la democratización de toda la península.

Irán.  En la lista de países que resultan complicados, Irán ocupa una buena posición porque, a bote pronto, parece muy lejano. El primer pensamiento ha sido Persépolis, de Marjane Satrapi, que es una de las novelas gráficas más populares de los últimos años (aunque ha sido escrita en origen en francés). La otra recomendación en la redacción de Librópatas es Abu Nuwas(que os dará más puntos en cultura literaria), un poeta persa del siglo VIII.

Japón. Impedimenta está traduciendo a Natsume Sōseki, uno de los escritores más importantes del cambio de siglo (pasado) de la literatura japonesa. Así que es el momento de leer Soy un gato, la historia del gato que vive rodeado por la clase media de Tokio de principios del siglo XX.

Argelia. Lo más popular (o lo más accesible, mejor dicho) de lo que se escribe en Argelia es la literatura que se escribe en francés. Yasmina Khadra (el pseudónimo de Mohammed Moulessehoul) es especialmente popular, sobre todo ahora que una de sus novelas acaba de ser llevada al cine. Lo que el día debe a la noche es parte historia de amor, parte conflicto colonial.

Costa de Marfil. La literatura africana es otra de las literaturas que permanece un poco oculta a nuestra mirada lectora, aunque en los últimos años han aparecido nuevas editoriales especializadas y ha aumentado el interés por esas obras.  2709 books ha lanzado en formato ebook Robert y los Catapila, de Venance Konan.

Camerún. Y en esta investigación para hacer la lista he decubierto un dato sorprendente: en Camerún existe una producción literaria directamente en castellano, aunque los lugares en los que hubo una presencia española durante la época colonial (y que por tanto tienen una relación directa en mayor o menos grado con la lengua española) son el Sáhara, Marruecos y Guinea Ecuatorial. Pero centrémonos en la literatura de Camerún. Gracias a la Casa África es posible leer Tiempo de perro, de Patrice Nganang.

Ghana.  No es fácil encontrar literatura de Ghana en español, así que os ponemos un libro en inglés de Ama Ata Aidoo, Diplomatic Pounds & Other Stories, gracias (como no) a Ann Morgan.

Nigeria. Chinua Achebe es quien firma una de las novelas africanas más populares en todo el mundo, Todo se desmorona. La editorial la reseña como “la novela poscolonialista por excelencia”.

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