La norma prohibirá a los distribuidores por Internet, y en particular a Amazon, firma dominante del mercado, aplicar rebajas por debajo del precio fijo de las librerías
Almacén de Amazon España. / Claudio Álvarez./elpais.com |
El Parlamento francés aprobó ayer con el voto unánime del Senado una
ley que prohibirá a los distribuidores de libros electrónicos, y en
particular a Amazon, firma dominante del mercado, aplicar rebajas por debajo del precio fijo de las librerías.
La norma, de marcado carácter proteccionista con la industria cultural tradicional francesa, ya se conoce como ley anti- Amazon
y persigue evitar a los clientes del gigante logístico disfrutar de
descuentos de un 5%, sumados a la gratuidad en los gastos de envío.
La ministra de Cultura, Aurélie Filippetti, que ha encabezado esta
cruzada, resaltó el “consenso” que se ha verificado una vez más entre
los parlamentarios sobre el mantenimiento de la normativa francesa para
garantizar un futuro a los libreros.
“Es un signo del compromiso de la nación con el libro, de la idea que
Francia se hace de su historia y de su futuro”, subrayó la ministra
socialista sobre el último paso en la tramitación de un texto que había
sido presentado por la conservadora Unión por una Mayoría Popular (UMP).
Se trata de una enmienda a la llamada ley Lang de 1981,
bautizada así en honor al entonces ministro de Cultura, Jack Lang, que
establecía el precio único del libro y la prohibición de aplicar rebajas
mayores al 5%.
El nuevo texto viene a precisar que a ese 5% no se podrán acumular
otros descuentos y los gastos de envío no podrán ser superiores a ese
porcentaje cuando se ofrezcan gratuitamente.
Internet representa en torno al 17% de los libros de literatura
vendidos en Francia y Amazon controla un 70% del negocio. El gigante
estadounidense alegó al inicio de ese debate que su comercio es más
“complementario” que “competidor” de las librerías puesto que, más que
novedades, de sus almacenes salen obras en catálogo desde hace meses o
años. Entonces, también se escucharon voces que consideraban la medida
discriminatoria para el consumidor por Internet.
De nada sirvió. Francia, fiel a su excepción cultural, opta por parar
el avance de los nuevos sistemas de distribución, que, critican los
libreros, están acabando con el ecosistema de consumo cultural.
“Hoy todo el mundo está harto de Amazon, una compañía que, por su práctica de dumping,
tira abajo los precios con el fin de penetrar en los mercados para
después, una vez en una posición de cuasimonopolio, hacer que los
precios vuelvan a subir”, declaró la ministra en junio del año pasado
durante su encendida intervención en el II Encuentro Nacional de
Libreros, celebrado en Burdeos. “El sector del libro y de la lectura
debe competir con determinados operadores que emplean todos los medios
para introducirse en el mercado del libro francés y europeo, lo que
resulta destructivo para las librerías”, agregó Filippetti.
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