11.6.14

'Los siete años de abundancia', para meternos en la vida de Etgar Keret

Y es que Edgar se ha pasado siete años llevando un concienzudo registro de su vida, y así nos puede ofrecer estas píldoras que nos van a acercar muchísimo a una realidad que ya de por sí parece sacada de muchos de sus relatos
Etgar Keret, autor israelí./papelblanco.com
Hace tiempo que nos os traigo por aquí alguna novedad de esas que me es imposible dejar de lado y que sé que pronto estará en mi poder. Y aquí vengo hoy con Los siete años de la abundancia, un nuevo título del genial Etgar Keret, que publica una vez más Siruela y que tiene un precio de 15,95 euros, sobra decir que también está disponible la versión electrónica, en este caso a 8,99 euros.

La cuestión es que entré en el universo de Keret en su anterior título publicado, De repente llaman a la puerta, una colección de relatos, que es su especialidad, que me dejaron boquiabierto, entre otras cosas por su afilado sentido del humor y por su facilidad de pasar de un tipo de relato a otro sin despeinarse, y todo eso tocando temas espinosos en muchos casos. Pues bien, con esta nueva publicación vamos a poder disfrutar de 35 crónicas basadas en su vida personal, quién puede resistirse...

Y es que Etgar se ha pasado siete años llevando un concienzudo registro de su vida, y así nos puede ofrecer estas píldoras que nos van a acercar muchísimo a una realidad que ya de por sí parece sacada de muchos de sus relatos. Sirva como ejemplo el saber que su hermana es ultraortodoxa (recordemos que Keret es israelí, por si alguien no lo sabe), y que dicha hermana tiene once hijos y ocho nietos, ahí es nada. Pero es que del otro lado nos encontramos con un hermano pacifista que está a favor de la legalización de la marihuana.

Todo esto además con unos padres que sobrevivieron al Holocausto o con la historia del nacimiento del hijo de Keret, que coincidió en el hospital con las víctimas de un atentado suicida. Tampoco dejamos de lado conversaciones típicas por aquellos lares de los padres de niños de tres años, que se preguntan unos a otros si van a alistar a sus hijos en el ejército cuando cumplan los dieciocho.

Con este repertorio, os podéis imaginar el tono tragicómico de estas crónicas y lo mucho que nos puede ofrecer Keret con estos ingredientes entre manos, que ya le conocemos. Obviamente, se hace imposible separar lo personal de lo nacional en estas páginas. Así pues, y con mi grata primera experiencia con el autor, os puedo asegurar que no voy a tardar mucho en hincarle el diente. ¿Y vosotros?

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