Rayuela.
Una muestra para armar, es el nombre de la muestra que abarca las
cuatro plantas del museo, en las que se ha desplegado un tablero con 25
puestos o estaciones que trata de imitar el modus operandi de
Cortázar al escribir el libro
Buenos Aires escenifica en una muestra el lado lúdico de Cortázar en Rayuela./Lainformacion.com |
El Museo del Libro de Buenos Aires escenifica el aspecto lúdico que
el escritor Julio Cortázar (Bruselas 1914-París 1984) plasmó en las
páginas de Rayuela, la obra que revolucionó la literatura en habla
hispana con su publicación en Argentina hace más de medio siglo.
"Rayuela.
Una muestra para armar", es el nombre de la muestra que abarca las
cuatro plantas del museo, en las que se ha desplegado un tablero con "25
puestos o estaciones" que trata de imitar el "modus operandi" de
Cortázar al escribir el libro.
"Extraemos momentos de la novela
para que el visitante cuando venga se pueda sentir identificado si leyó
el libro, y si no lo hizo que salga con las ganas de hacerlo", explicó a
Efe Esteban Bitesnik, uno de los comisarios de la exposición.
Para
esta muestra, que se podrá visitar hasta la primera semana de
noviembre, el equipo del Museo del Libro de la capital argentina sigue
la misma línea de trabajo que en anteriores ocasiones, es decir "sobre
una hipótesis de lectura ir lanzando ideas para poder representarla".
"En
esta ocasión, invitamos al público a que siga nuestro tablero. El libro
de Cortázar tenía una cantidad de capítulos que uno podía leer de forma
cronológica, pero también tenía una manera salpicada, es decir leías la
novela pero pasando de un lugar a otro", matiza Bitesnik.
Precisamente
es lo que proponen los creadores de la muestra, que los visitantes
puedan decidir qué camino tomar mientras descubren el universo de
"Rayuela" a través de instalaciones multiformato y muchas de ellas,
interactivas.
En cada estación, el libro de Cortázar aparece
representado en muselinas de colores de las que penden los textos del
escritor, audios con la música que el autor cita en la novela, entre la
que no puede faltar el tango, y fotografías de los escenarios en los que
acontece.
Las proyecciones
audiovisuales ocupan también un espacio del tablero, entre ellas el
cortometraje "Los artistas solo cuentan con las estrellas", dirigido por
Santigo Larre, una versión del capítulo 23 de "Rayuela".
También se exhiben películas parisinas y sobre Buenos Aires, según el momento de la obra en la que se encuentre el visitante.
"Rayuela.
Una muestra para armar" incluye además "una parte más bibliográfica,
que reúne las primeras ediciones de la obra de Cortázar", según explica
Bitesnik.
El segundo piso del Museo acoge el lado más convencional
de la exposición, al que se le ha dado el nombre de "El otro cielo",
cuyos artífices han sido Federico Barea y Lucio Aquilanti, propietario
de la colección de libros de Cortázar más importante del mundo.
El
público podrá admirar una edición de "Presencia", el primer libro que
el escritor publicó como Julio Denis y del que solo hay 200 ejemplares,
un "Final de Juego" o "Un elogio del tres", una obra objeto de arte
cinético que realizó junto a Luis Tomasello y está firmado por ambos.
También
hay un mecanuscrito del poemario "Razones de la cólera", una traducción
de "Mujercitas" de Louisa May Alcott, discos con su voz y sus poemas, y
el tríptico "Policrítica en la hora de los chacales", de 1971.
Además
las obras "Il Bestiario de Aloys Zolt" y "Les Discours du
Prince-Gueule", un ejemplar firmado por Cortázar y con litografías de
Julio Silva.
El 28 de junio de 1963, "Rayuela" llegó a los
lectores de la mano del editor Francisco Porrúa (Sudamericana) y sacudió
la literatura hispana como prólogo del "boom" latinoamericano, que
marcó el fenómeno editorial del continente entre 1960 y 1970.
En
sus cartas, Cortázar cuenta que no fueron los lectores de su generación
los que comprendieron o valoraron la obra, sino los más jóvenes, que
encontraron en ella un desafío y una perspectiva irreverente.
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