De acuerdo con un estudio realizado por el Cenal el año pasado, casi el ochenta por ciento de los venezolanos no visita las bibliotecas del país
La Biblioteca Nacional celebró en julio 180 años de su fundación./el-nacional.com |
La reciente aprobación de la Ley
Orgánica de Cultura abre la puerta para la discusión de marcos legales
en los subsectores culturales y los trabajadores de la Biblioteca
Nacional han constituido mesas de trabajo para proponer a la Asamblea
Nacional un Anteproyecto de Ley para la Biblioteca Nacional y la Red de
Bibliotecas Públicas que sustituya a la de 1977.
Si
bien hasta la fecha la discusión se ha concentrado en cómo adecuar el
nuevo documento a las leyes orgánicas del trabajo y de la cultura, la
oportunidad es propicia para evidenciar los problemas más urgentes de
las bibliotecas públicas en el país.
Constituidas
inicialmente como instituciones a la vanguardia de la promoción de
lectura en el país, la Red de Bibliotecas Públicas y la Biblioteca
Nacional están aquejadas por problemas presupuestarios y de
mantenimiento que dificultan su gestión y no están cumpliendo esa
función, a tal punto que casi 80% de los venezolanos declara no
visitarlas, como mostró el Estudio del Comportamiento Lector, Acceso al
Libro y la Lectura en Venezuela hecho por el Centro Nacional del Libro
el año pasado. Apenas 1,2%, según el mismo documento, asegura que ha ido
alguna vez a la Biblioteca Nacional.
Vistas
las cifras, parece urgente crear un orden que pueda convertir estos
sitios en verdaderos centros de promoción cultural y de formación de
lectores críticos. La discusión de la ley parece oportuna para esto, en
especial porque la del año 1977 se limitó a crear el Instituto Autónomo
Biblioteca Nacional y la Red de Bibliotecas Públicas del país y a
regular su funcionamiento, pero nada dice ese documento legal sobre lo
central que son estos organismos en la promoción de la lectura del país.
“Una
nueva ley tiene que ser amplia para sustentar programas de desarrollo
para lectores y una visión central que incluya la necesidad de unos
servicios modernos que respondan a las necesidades de la población, que
va de niños a adultos”, señala Elsi Jiménez, profesora de
Bibliotecología de la Universidad Central de Venezuela
La
propuesta de Jiménez está en consonancia con el Modelo de Ley y Fomento
de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas, propuesto por el Centro
Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe, en el
que se define la biblioteca como “la herramienta principal para que el
Estado garantice el acceso al libro y la información, y por lo tanto a
la cultura en condiciones de equidad, lo que permite a los grupos
sociales con menores ingresos disfrutar de los beneficios de la cultura
escrita”.
De lo real a lo virtual.
Para la académica, el Sistema de Bibliotecas Públicas está desasistido:
“No hay recursos materiales –como dotación de las bibliotecas y
plataforma tecnológica, pues los infocentros todavía tienen
limitaciones– y hace falta una mejor formación de los bibliotecarios,
una orientada a convertir su trabajo en uno de promoción de la lectura y
de investigación, más que como meros receptores de libros”.
La
escasez de recursos se debe a que, a excepción de Miranda y Mérida, las
bibliotecas públicas dependen directamente de la sede en Caracas, que
en los últimos años ha sufrido varios recortes presupuestarios.
La
profesora indica que, debido a la falta de dotación en los colegios,
las bibliotecas públicas se han convertido en sustituto de las escolares
e insiste en la necesidad de adecuar la plataforma tecnológica, porque
los planes de lectura exitosos son los que se dirigen a la formación del
hábito en los niños y para esto son cruciales las computadoras en el
mundo globalizado actual. “Es importante incorporar una sólida
plataforma tecnológica, recursos para las bibliotecas públicas pensados
en que la población infantil es la que mejor sabrá utilizarlas”, dice
antes de señalar que ha notado en las últimas adquisiciones de la Red de
Bibliotecas un marcado sesgo ideológico a favor del Gobierno.
Coincide
con ella el bibliotecario Renny Granda. En un artículo publicado en la
revista online Qué Leer señala que el desarrollo de las tecnologías de
la información ha tenido el efecto negativo de desplazar a los
referencistas –los encargados de buscar datos– al permitir que la gente
encuentre informaciones por Internet. Pero, si bien ha cambiado quien
busca y desde donde busca, las tecnologías proponen nuevas metas para
los bibliotecarios, porque en el océano inacabable que es la web, sólo
personas muy bien entrenadas pueden encontrar las agujas en el pajar.
Así, la contemporaneidad reviste de una importancia mayor este oficio al
convertirlo en una pieza central del trabajo de los investigadores y
evidencia que ahora, más que nunca, las bibliotecas deberían ser centros
culturales y de conocimiento.
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