El escritor noruego que publica El muñeco de nieve analiza la parte menos amable de su país y de cómo manejar el éxito. Nesbo augura un final para su detective Harry Hole y no se esconde a la hora de hablar de la parte menos amable de Noruega
Jo Nesbo, este miércoles en Madrid / Claudio Alvarez./elpais.com |
“Cuando tenía 17 años marqué mi primer gol con el
equipo de fútbol de mi pueblo, una pequeña localidad en la costa oeste
de Noruega. Siempre digo que es ahí cuando alcancé mi cima como
celebridad: de repente todo el mundo hablaba conmigo y me invitaba a
tomar algo y nada podrá nunca competir con eso. Desde entonces, he
tratado de compensar esa pérdida y por eso empecé a escribir libros”.
Entre la ironía y la melancolía, Jo Nesbo (1960,
Oslo) aborda así su relación con el éxito, “algo con lo que es más
fácil de lidiar que con el fracaso”, que disfruta desde hace años
gracias a las novelas del detective Harry Hole, de la que se acaba de
publicar en España El muñeco de nieve (RBA y Proa en catalán), séptimo libro de una serie que ha vendido más de 20 millones de ejemplares en todo el mundo.
Nesbo no rehúye ningún tema y no tiene inconveniente
en cargar contra quienes “se suben a la ola del éxito de la novela negra
para escribir libros muy malos”, en reconocer que su país tiene heridas
del pasado por afrontar y que la noruega es una sociedad exitosa pero
en la que “los nuevos ricos creen que derrochar es una obligación, como
los oligarcas rusos”.
"Puedo prometer a los lectores que Harry Hole no tendrá una vida eterna y que cuando muera no va a resucitar"
En un inglés pausado y con respuestas largas y meditadas, el autor de Némesis se
muestra optimista sobre su país y la integración de los inmigrantes y
sobre la responsabilidad de los que son muy ricos, “una especie exótica
cuando yo era un niño”- en una sociedad que ha perdido parte del
igualitarismo que le caracterizaba. Nesbo no cree que Breivik, el autor
de los atentados de Utoya, represente a nadie y avisa: “No creo que
Noruega sea una sociedad cada vez más violenta. La extrema derecha ha
perdido poder. Habría estado menos sorprendido si los atentados hubieran
ocurrido en los ochenta e incluso en los noventa. Tras el ataque, los
noruegos nos dimos cuenta de si hay demasiada seguridad para defenderse
de esas amenazas, igual creamos una sociedad en la que no sería muy
deseable vivir”.
En un arranque de sinceridad, el autor de Headhunters muestra
cierto cansancio cuando se le pregunta por el éxito del género negro,
que no atribuye sólo a “su marcado carácter de crítica social” sino
también a “la magia de la novela negra, en la que el lector pacta con el
escritor y no solo conoce su mundo y su casa, sino que llega hasta la
cocina y se sirve una copa”. Sin embargo, avisa: “hay muchos autores
malos y muchos libros malos”. Metido de lleno en la literatura, el autor
muestra su adoración por Jim Thompson - “sigue siendo el mejor”- y
apuesta por tres autores noruegos fuera del género: “Un par de clásicos: Knut Hamsun y la Nobel Sigrid Undset, y un escritor nuevo y muy interesante, Karl Ove Knausgärd,
autor de la serie Mi lucha, seis novelas sobre su vida, que es una vida
muy normal, pero que ha descrito de una manera tan dolorosamente
honesta que ha logrado convertir un experimento en un gran éxito”.
El brillo en los ojos que se puede percibir a través
de las gafas de sol naranjas cuando habla de sus pasiones, vuelve al
rostro de Nesbo cuando aparece Harry Hole. Un policía solitario,
alcohólico, visceral, honesto e incapaz de no dejarse la piel para
castigar el mal. Un personaje que, asegura, creó en el avión que le
llevó de Oslo a Sidney para pasar cinco semanas en las que escribió su
primera novela, The Bat. Hole es un comisario marcado por el dolor, creado a partir de Batman, un excéntrico entrenador de fútbol (Nils Arne Eggen)
y partes “cada vez más, de lo bueno y de lo malo, para qué negarlo”,
del propio autor. “Es interesante ver cómo la novela negra consiste en
una manipulación del escritor a los lectores y una de las mayores
manipulaciones que se pueden dar es la de conseguir que la gente ame a
alguien porque sufre aunque caiga en el lado oscuro. Nunca intenté que
la gente amase a Harry, pero lo hacen. Él sufre, los lectores le
perdonan y siguen con él”, asegura. "Nunca intenté que la gente
amase a Harry Hole", añade. "En el primer libro tuvo sexo con
prostitutas y cuando escribí esto dije: 'Vale, ahora a las mujeres no
les va a gustar' y me parecía bien, porque quería que le odiasen un
poco".
En El muñeco de nieve, su nueva novela. el
lector siente desde el principio el miedo por la figura de un asesino
en serie que no ve ni conoce. “Creo que el asesino en serie representa
al monstruo. Y toda historia sobre un monstruo es un relato sobre la
gente que lucha contra él y que temen también sus elecciones y su propia
moral. Las motivaciones del asesino terminan reflejándose en el
protagonista y dejándole huella”.
El futuro de Harry Hole
El autor no se esconde al dar pistas sobre el final de Harry Hole: “Cuando escribí Petirrojo
escribí una línea de vida para Harry Hole. Y todavía no hemos llegado
al final pero si siento que el personaje se acaba antes de llegar a ese
final, me prometí que terminaría antes la serie.Tengo un plan para él. Puedo prometer a los lectores que no tendrá una vida eterna y que cuando muera no va a resucitar”.
Nesbo, que fue líder de un exitoso grupo musical
noruego antes de convertirse en escritor, es el productor ejecutivo de
la adaptación cinematográfica de esta novela, proyecto detrás del que
está Martin Scorsese. Aquel gol debió ser brutal para superar todo esto.
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