El autor islandés recibe el galardón por la novela El pasaje de las sombras
El escritor islandés Arnaldur Indridason, en Barcelona. /Consuelo Bautista./elpais.com |
El escritor islandés Arnaldur Indridason (Reikavik 1961) ha sido el ganador del VII Premio RBA de novela negra
que se ha fallado este jueves en Barcelona. El autor de la serie del
detective Erlendur Sveisson sucede a Michael Connelly en el palmarés del
galardón. El autor de La mujer de verde, Las Marismas o Invierno ártico
(todas editadas en España por RBA) es todo un éxito de ventas en su
país (donde vende más de 30.000 ejemplares de cada novela de una serie
que inició en 1997) y ha sido traducido a 37 idiomas.
Como otros autores nórdicos que le precedieron y algunos de su
generación, Indridason trata de mostrar al mundo los errores y defectos
de la sociedad en la que vive en una suerte de crítica social que alerta
sobre el auge de ciertos comportamientos y arroja luz sobre las sombras
de un país que, como se vio durante la crisis, está lejos de ser
perfecto.
Tras recibir el premio y preguntado por el realismo y la crítica
social de sus novelas y del género negro en su versión nórdica,
Indridason asegura: “La novela negra de estos países habla de gente
normal que se encuentra en situaciones excepcionales y de ahí sale la
corriente del realismo social, donde las novelas ocurren en una sociedad
determinada y participan de la realidad de esa realidad. Intento
trabajar dentro de ese socialismo real. Por eso pongo el énfasis
principal es en la creación de los personajes, en la caracterización.
Siempre me ha importado crear personajes que importen al lector. Si los
personajes no te importan no tiene ningún sentido seguir la historia”.
La mujer de verde, su obra más popular y de la que se han
vendido 140.000 ejemplares en España, relata un escabroso, cruel y
oscuro caso de violencia de género, que el autor considera “una de las
cosas más despreciables que existe”. “La violencia de género es difícil
de combatir porque genera vergüenza y eso facilita la tarea al agresor”,
ha asegurado.
Preocupado por preservar el idioma islandés “escribiendo, que es la
mejor manera de defenderlo” y por conocer la realidad sobre la que
escribe, descarta ambientar una de sus próximas obras fuera de su país
y, menos, en Barcelona: “La regla número uno es escribir sobre lo que
conoces. Me temo que si escribiese sobre Barcelona ahora mismo sería una
novela malísima”.
El autor islandés tienen una prosa seca, sin alardes, como su
personaje, el detective Erlendur Sveinsson, un hombre solitario,
complejo, obsesionado con su trabajo, que no tiene aficiones ni una gran
vida social más allá de sus pesquisas. Un detective marcado por las
pérdidas, (la de su hermano, de pequeño, en una tormenta de nieve; la de
sus hijos a los que abandonó y que se convirtieron en drogadicta, ella y
alcohólico, él). "El sentimiento de culpa es una fuerza muy poderosa,
erosiona como poco en la vida", aseguraba hace dos años en la Feria del
Libro de Francfort. Su estilo es conciso, depurado y muy preocupado por
los detalles de la investigación. Apasionado de la cotidianidad del
método de trabajo policial, Indridason reconoce influencias de los
padres de la novela negra sueca, Maj Sjöwall y Per Wahlöo y de Ed McBain
y John Le Carré.
Además de Indridason y Connelly, han recibido el premio Francisco
González Ledesma, Andrea Camilleri, Phillip Kerr, Harlan Coben y
Patricia Cromwell.
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