La insólita historia de Sergio de la Pava, un abogado de origen colombiano, que opta al galardón del PEN con una novela de setecientas páginas autoeditada
El escritor Sergio de la Pava./elpais.com |
Le informaron por teléfono de la nominación al PEN / Robert W.
Bingham, que premia el mejor debut literario estadounidense en ficción.
Sergio de la Pava estaba en su despacho en la Corte Criminal de
Manhattan y esa llamada del 11 de julio abrió un nuevo capítulo en su
atípica historia de novelista revelación. Su éxito literario escapa de
los canales convencionales: no hay cursos de posgrado en una prestigiosa
universidad, ni cuentos en revistas, solo una novela de casi 700
páginas, Naked Singularities, que autoeditó y distribuyó vía
Internet. Con ella capturó la atención de blogueros y críticos, que
colocaron su obra en la línea de Pynchon, Foster Wallace e incluso
Melville. El sello Chicago University Press decidió hacerle un hueco en
su catálogo, normalmente volcado en obras fuera del mercado o sin
traducir. La compra de los derechos de esta novela por la británica
MacLehose y la española Pálido Fuego fue el penúltimo capítulo en la
consagración de la obra como fenómeno literario. Después llegó la
nominación y este agosto participa por primera vez en un festival
literario en Edimburgo.
Nacido en Nueva Jersey en el seno de una familia colombiana, De la
Pava trabaja desde hace más de una década como abogado de oficio y a
diario lidia con una media de 70 casos, desde hurtos menores hasta
asesinatos. El protagonista de Naked Singularities, casi
también. Una calurosa tarde de julio el escritor llega a un café vestido
con corbata y traje gris claro. Ya ha escrito otra novela y prepara
algo nuevo de lo que prefiere no hablar. Escapa al estereotipo de
novelista neoyorquino, y en la única nota biográfica, no exenta de
ironía, que acompaña su primer libro apunta que es “un escritor que no
vive en Brooklyn”.
Naked Singularities abarca un amplio espectro de temas,
desde la física cuántica —de la que toma prestado su título— hasta la
receta de una empanada, pasando por la historia del boxeador Wilfred
Benítez o la posibilidad de dar el golpe perfecto. Voces directas de
acusados y abogados, sentencias y apuntes cotidianos dan forma a esta
historia. Por encima de todo, sobrevuela una reflexión sobre qué es la
perfección y el talento, el sistema de justicia en EE UU, el ideal y la
realidad a pie de juzgado. “La literatura es una manera de combinar
varios elementos que me interesan. A primera vista el boxeo y la
filosofía no parecen estar relacionados, pero escribir permite descubrir
conexiones que ya existían”, dice. De la Pava rechaza que la ficción
deba cumplir una función específica, no se trata de hacer un retrato
realista, ni de informar. “Una novela no va sobre algo en concreto, es
una experiencia, no una responsabilidad. Recurres a ella en busca de un
concentrado de la vida”, apunta.
Empezó su libro en 1999 y tardó cinco años en poner el punto y final.
Pasó otros cuatro recibiendo cartas de rechazo, hasta que decidió sacar
el libro por su cuenta. No está en contra de los canales convencionales
y defiende que esto ayuda a las ventas. Como lector, considera que el
panorama de las letras en español es más estimulante que el anglosajón.
“Hay más innovación, más libertad y más coraje”, explica antes de
mencionar la visión de Javier Marías o Vargas Llosa. Las voces de
hispanos que han crecido en EE UU como Daniel Alarcón o Junot Díaz son
algo que De La Pava considera excitante. “La inmigración es ambición y
esto pasa a los hijos de quienes aquí vinieron”, señala.
Naked Singularities tiene una deliberada ausencia de comas,
algo que aporta un ritmo atragantado y crudo a sus páginas. “Esta es una
novela brava, no quería civilizar la prosa, es un libro que pretende
dejar una impresión de rapidez, rabia y pelea”, dice el autor. Sin
embargo, su aceleración se vuelve precisa y exacta al tratar el sistema
de justicia criminal en el que está situada. La crítica a ese sistema ha
vuelto calentarse este verano tras el veredicto que puso en libertad al
hombre que mató al joven negro de 17 años Trayvon Martin. De la Pava
identifica aquí un acuciante problema: las cárceles están repletas de
chavales afroamericanos como Martin, y por eso su aspecto es motivo de
sospecha. “La pregunta es cuándo va a superar este país su adicción a
encarcelar a los pobres”, denuncia.
Antes de despedirse y caminar calle arriba, el abogado reconoce que
tiene cierta reserva a hablar sobre escritura, como si una explicación
detallada pudiera romper el encanto de una ficción inteligente.
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