La lozana andaluza se representa en el teatro CASYC en el marco de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo
Fernando Negro y la actriz Mayte Bona. / Pablo Hojas./elpais.com |
Antes de que El lazarillo de Tormes (anónimo) o Guzmán de Alfarache
(Mateo Alemán) siquiera fueran imaginados ya rondaba entre los
coetáneos renacentistas un texto de corte picaresco cuyo protagonista
era una mujer de múltiples oficios. La Lozana andaluza no es
solo el título de una novela escrita en 1528, por el clérigo Francisco
Delicado, es también cómo el autor describe la vida de esta cordobesa
que vivió en la Roma de la época de Carlos V, el monarca patrio que
aseguró que en su reino nunca se ponía el sol. El mismo soberano es
también conocido por encabezar el saqueo de Roma, el 6 de mayo de 1527,
una batalla en la que murieron, además de los que pelearon en ella,
miles de civiles. Este suceso es uno de los capítulos finales de esta
historia de historias que esta noche representa la compañía Morfeo en el
teatro CASYC de Santander.
Durante más de tres siglos el texto permaneció perdido, de hecho, ni
se era consciente de su existencia, y no fue hasta hace siglo y medio
que se descubrió en una biblioteca en Francia. El autor regaló un
ejemplar al príncipe de Orange porque este le había dado un dinero para
poder vivir en Roma. Gracias a este gesto hoy se puede disfrutar de uno
de los escritos que junto a La Celestina de Fernando de Rojas,
pudieron sobrevivir a la destrucción sistematizada de la literatura por
parte de la Inquisición. Estos mismos escritos vienen a ser, también,
importantes documentos históricos que narran la forma de vivir de
aquellas sociedades.
La lozana es una vividora, una buscona. “Igual te hacía creer que
arreglaba la sífilis, que se podía acostar con hombres de la ciudad para
que estos la tengan atendida o hacer de una especie de esteticista de
la época”, asegura Mayte Bona, la actriz que representa a la
protagonista en la obra. Fernando Negro es el encargado de la
adaptación, un tanto suave con el tono real de la novela, y de la puesta
en escena. “Nuestra propuesta es un poco más amplia, la idea es que
fuese para un público más general y que este no se escandalizase”. Los
decorados y el vestuario de la época están inspirados en cuadros de
autores contemporáneos como Tiziano o Leonardo Da Vinci.
El director recuerda que la novela ya se adaptó para el cine en los
años 70. “Esta obra se hizo muy famosa cuando se llevó a la gran
pantalla en una época en la que los españoles estaban deseando ver un
poco más de carne”. El largometraje se estrenó en 1976 y fue dirigido
por Vicente Escribá. Más tarde, en 1983 se llevaría a cabo otra
adaptación para la televisión que fue protagonizada por Norma Duval.
Con un lenguaje ladino e ingenioso la novela es, según Negro, “uno de
los primeros ejemplos del castellano. De hecho, uno de los primeros con
cordura”. Pese a ello, asegura que su lectura sería hoy en día una
empresa difícil incluso para el espectador más avisado. Una de las pocas
precursoras de la época dorada de la literatura española que aún
perviven.
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