A la media noche del martes las librerías londinenses abrieron sus puertas para vender la última novela del escritor japonés Haruki Murakami. El hecho, símbolo de un éxito poco común en el mundo literario, levanta la pregunta alrededor del fenómeno en el que se han convertido los libros del escritor japonés
Cuando el nuevo libro de Murakami, 1Q84, fue publicado en japonés hace dos años, los ejemplares casi se agotaron en un día. La librería más grande de Japón, Kinokuniya, vendió más de uno por minuto. Millones de copias salieron en el primer mes.
En Francia, se imprimieron 70.000 copias en agosto, pero en el espacio de una semana tuvieron que volver a encender las rotativas. Y en Amazon.com ya está entre los 20 más vendidos. De ahí los planes de lanzar la novela a media noche tanto en territorio británico como en Estados Unidos, de Nueva York a Seattle. "La última vez que hicimos esto fue para Harry Potter", señaló Miriam Robinson de la londinense librería Foyles. "Es difícil encontrar un libro que amerite este tipo de evento". "Éste es el tipo de despliegue que normalmente se utiliza para literatura adolescente", dijo Paul Bogaards de Knopf, editor de la novela en Estados Unidos. Es algo sin precedentes en el caso de una obra traducida al inglés.
Para apurar su publicación, se requirió del trabajo de dos traductores. Con 1.600 páginas, la obra que sale en dos partes en el Reino Unido no se puede tomar a la ligera. El libro se ambienta en un alterno 1984 (su título juega con la pronunciación en japonés de la letra Q, que es la misma para el número nueve) y sus dos personajes principales, un novelista y una asesina en serie, existen en universos paralelos pero se buscan en la medida que la novela se abre camino entre los dos mundos.
Los temas clásicos de Murakami están presentes en su nuevo trabajo; amor y soledad, mundos surrealistas y alternativos, personajes enigmáticos y personas que aunque parecen impasibles están llenas de emociones profundas. No es la primera vez que se cuestiona el libre albedrío y el culto a la religión. "Realmente no hay nadie como él ahora, es completamente diferente", considera Dan Pryce, un vendedor de la librería Waterstone en Londres que ha estado leyendo el libro en su tiempo libre en el sótano de la tienda.
"Me gusta como él nunca explica verdaderamente lo que está pasando, sólo presenta argumentos y los deja fluir. Tampoco hay una resolución al final del libro lo que hace que te deje queriendo más", agregó Pryce. "(Murakami) inspira devoción. Insiste en su rutina y cómo le aburre hasta la saciedad, pero sigue haciéndolo. Es un enigma absoluto, muy extraño. Creo que esa es la razón por la que gusta a la gente".
Hasta la fecha la obra de Murakami ha sido traducida a 42 idiomas y ha aparecido en las listas de best-sellers de países como Corea del sur, Australia, Italia, Alemania y China. Sin embargo, la literatura japonesa de ficción no es tradicionalmente tan popular en occidente, según uno de los traductores de sus novelas al inglés, el profesor de Harvard Jay Rubin. El novelista de la posguerra Yukio Mishima fue muy aclamado, pero nunca a este nivel.
Murakami dio su salto la popularidad en Japón en 1987 con su quinto libro, Norwegian Wood (Madera noruega). El nombre tiene su origen en una canción de los Beatles. Es una nostálgica historia de amor acerca de un grupo de jóvenes que viven en un sanatorio en las montañas, a las afueras de Kioto. Se convirtió en un clásico entre la juventud japonesa, vendiendo más de 4 millones de copias en su país.
"Norwegian Wood fue una especie de experimento para él al escribir una novela completamente realista", explica Philip Gabriel de la Universidad de Arizona, el otro traductor que trabajó en 1Q84. Fue una novela comercialmente pensada que evitó las particularidades surrealistas que caracterizan sus publicaciones anteriores y posteriores.
Las primeras novelas de Murakami no fueron bien recibidas por la crítica japonesa. "Escribía en un estilo que el establishment literario encontraba enigmático y desconcertante", comenta Gabriel. Su desdén hacia la tradición literaria japonesa, su estilo de escritura conversacional, y las constantes referencias a la cultura occidental eran vistas como una afrenta a las convenciones literarias de su país. Escritores como el Premio Nobel Kenzaburo Oe lo describieron como un talento pop de peso liviano.
Pero, como lo explica Gabriel: "Sus primeros trabajos captan el espíritu de su generación, la falta de metas y el tedio de la era post movimientos estudiantiles". A pesar de que los libros de Murakami sitúan las historias en Japón, abordan temas como la soledad, el aburrimiento y la pérdida, por lo que tienen significado para los lectores de cualquier parte del mundo. "Uno no va a leer a Murakami para ver a la sociedad sino al cerebro humano", opina Jay Rubin.
Anna Zielinska-Elliott, la traductora de Murakami al polaco, que enseña literatura japonesa en la Universidad de Boston, explica que los lectores polacos de Norwegian Wood empezaron buscando "algún tipo de mito japonés" pero rápidamente empezaron a apreciar al autor de un modo diferente. "Si uno mira los títulos de las críticas sobre sus obras en los primeros años, algunas hacen mención a la flor del cerezo y a otros estereotipos japoneses; y gradualmente, a lo largo del tiempo, van desapareciendo". "Fue el primer autor japonés en romper con estas expectativas que tienen los lectores. Dejaron de percibirlo como a un escritor japonés".
Fue un camino duro para Murakami hasta lograr que Norwegian Wood fuera traducido al inglés. La versión completa apareció recién en el año 2000. Pero ahora sus libros han vendido dos millones y medio de copias, sólo en Estados Unidos.
Recluso virtual
En Japón Murakami se mantuvo firme en no revelar ningún detalle de 1Q84 antes de su lanzamiento. Sólo se conocía el título y la fecha en que saldría a la venta. Pero los fans empezaron a difundir a través de internet sus propias traducciones, lo que hizo que los editores publicaran el primer capítulo en la página de Facebook del autor.
De acuerdo a Knopf, las ventas previas de copias impresas de su libro en Estados Unidos, un 70%, abrumadoramente superan las digitales, sólo un 30%. Lo que habitualmente sucede con la mayoría de los libros es lo contrario. Esto demuestra cuán decididos están los fans de Murakami a sostener un ejemplar físico del libro en sus manos.
El estatus de Murakami como un recluso virtual sin duda ha ayudado a construir su culto de seguidores. Su opinión sobre distintos asuntos de carácter público es buscada constantemente por los medios. A pesar de ello concede muy pocas entrevistas. En junio, al comienzo del desastre nuclear de Fukushima, se manifestó en contra de la energía nuclear y sus palabras tuvieron amplio eco en la prensa japonesa. Sin embargo, su principal canal de comunicación acerca de la situación mundial siguen siendo sus libros.
Su novela Kafka en la orilla, publicada seis años atrás, tuvo una impresión de lanzamiento de 30.000 copias. La primera impresión de 1Q84 es más de tres veces mayor, llegando a las 95.000. Philip Gabriel lo ve como la quintaesencia del escritor moderno, que habla realmente a un mundo globalizado. "Algunas novelas están demasiado atadas a la cultura que comparte una nación como para poder ser apreciadas en una traducción. Las de Murakami son, en su mayoría, lo contrario".
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