16.11.12

Louise Erdrich, premio nacional de literatura de EE UU

La escritora es galardonada por The round house, que narra un viaje a una reserva de indios. En España la publica Siruela. El libro ganador saldrá en primavera

Louise Erdrich, Premio Nacional de Literatura de EEUU./elpais.com

El viaje hasta una reserva de los indios Ojibwe al que transporta la escritora Louise Erdrich en The round house ganó hoy el National Book Award 2012 en la categoría de ficción, el premio nacional de la literatura de Estados Unidos al que también optaba el novelista de origen dominicano Junot Díaz. En España las obras de la autora son publicadas por Siruela. The round house saldrá en primavera, pero de momento ya hay cinco libros de Erdrich traducidos al castellano: Plaga de palomas, El coro de los maestros carniceros, Filtro de amor, El juego de la sombra y La Reina de la Remolacha.
"Quisiera aceptar este premio en reconocimiento a la elegancia y fortaleza de las mujeres nativas. Éste es un libro sobre una gran injusticia, gracias por haberle dado una mayor audiencia", dijo una emocionada Erdrich al recibir el galardón en la ceremonia de entrega en el restaurante Cipriani Wall Street de Nueva York.
La novelista, que inició su discurso con unas palabras en la lengua indígena de la comunidad de Dakota del Norte (EE UU) donde se enmarca esta historia, narra en The round house la brutal agresión que sufre una madre Ojibwe y la lucha por obtener justicia que emprende su joven hijo Joe.
"Erdrich ha creado una compleja novela que no solamente desentraña la historia de fracaso moral y judicial de nuestra nación, sino también el retrato de una comunidad que se sustenta en tradiciones, valores, fe e historias", aseguró sobre este libro el jurado del National Book Award.
Las claves de la obra ganadora de la novelista las da Susana de la Higuera Glynne-Jones, su traductora en España: "Como en todas sus novelas, en La casa redonda, con gran realismo y lirismo, el universo de las reservas indias y su cultura, así como personajes de gran profundidad y complejidad. Hay una perfección en la construcción tanto de la trama en sí como de los personajes, y combina muy bien dramatismo y humor. En La casa redonda, Louise Erdrich retoma algunos personajes de Plaga de palomas para hacer una denuncia social de la impunidad en la que quedan las agresiones sexuales contra mujeres indígenas en las reservas".
Según De la Higuera, la escritora conoce muy bien el mundo que describe por sus orígenes familiares y su continuo estudio de la cultura y lengua ojibwe, y así lo transmite con enorme realismo y sensibilidad. Otra aspecto que destaca es la importancia que da Erdrich a los valores de lealtad y amistad, "así como la coherencia de los personajes con sus propios principios. Sus personajes son extremadamente leales, lo que les confiere cierta nobleza".
Ofelia Grande, editora de Louise Erdrich en España, se ha mostrado muy satisfecha de este gran reconocimiento por una autora por la cual vienen apostando desde que publicaron Plaga de palomas. "Estamos convencidos", asegura Grande, "de que este prestigioso galardón va a ayudar a que cada vez más lectores en español sigan conociendo a esta autora, que nunca defrauda a ninguno de los que se acercan a sus libros: historias fascinantes con personajes muy poderosos que nos muestran magistralmente lo mejor y lo peor de la condición humana".
FINALISTAS
El prestigioso premio recayó así sobre la finalista por la que apostaba el también contendiente Junot Díaz, quien reconoció en una entrevista con Efe antes de la ceremonia que ha tenido "un año increíble", gracias entre otras cosas a la beca de la Fundación MacArthur, por lo que bromeó: "Por favor dejen que otra gente también coma".
En cualquier caso, el ganador de un Pulitzer en 2008 por The brief wondrous life of Oscar Wao aseguró que el hecho de haber sido elegido como finalista para este galardón es "muy importante" para los hispanos en EE UU: "Somos una comunidad, no importa que sea yo u otro latino".
Díaz fue seleccionado por su última obra, This is how you lose her, una colección de historias de amor y desamor que giran en torno al "chico malo" Yunior, en la que el escritor ha creado un lenguaje "electrizante y sin precedentes en la literatura estadounidense", según el jurado.
Por el codiciado premio de la categoría de ficción también luchaban en esta 63 edición del National Book Award los escritores Dave Eggers, por A hologram for the king, Ben Fountain (Billy Lynn's long halftime walk), y Kevin Powers (The yellow birds).
Durante la gala, en la que se dejaron ver figuras tan conocidas del mundo literario estadounidense como Stephen King, la periodista Katherine Boo se llevó el premio en la categoría de no ficción por Behind the beautiful forevers: life, death, and hope in a Mumbai Undercity, sobre un joven que vive en un barrio marginal de la ciudad india de Mumbai.
"Este premio muestra que las pequeñas historias en lugares escondidos son importantes", dijo Boo al recibir el galardón, que aprovechó para recordar al también finalista a este premio, el periodista Anthony Shadid, fallecido en febrero de este año en Siria.
Por ese galardón también optaban Anne Applebaum (Iron curtain: The crushing of Eastern Europe), Robert Caro (The passage of power: the years of Lyndon Johnson) y el hispano Domingo Martínez, que competía con The boy kings of Texas, "en parte una reflexión sobre el machismo y en parte un análisis sobre la adolescencia del autor" en una ciudad fronteriza de Texas en los 80.
El ganador de la categoría de poesía fue David Ferry por Bewilderment: new poems and translations, por la que también competían Cynthia Huntington, Tim Seibles, Alan Shapiro y Susan Wheeler, y el premio a mejor libro infantil recayó sobre William Alexander con Goblin secrets, por el que luchaban también Carrie Arcos, Patricia McCormick, Eliot Schrefer y Steve Sheinkin.
En la gala, presentada por la actriz Faith Salie, además se rindió homenaje a la prolífica carrera del novelista y guionista Elmore Leonard, cuyas novelas han sido adaptadas en múltiples ocasiones en la gran pantalla, como en Jackie Brown, así como al presidente de The New York Times, Arthur Sulzberger.
"Con el huracán Sandy se apagaron los ordenadores, los portátiles, las tabletas, los libros electrónicos... y nos fuimos a por los libros. No importa la alta tecnología del futuro, los libros prevalecerán y nosotros seguiremos hablando de ellos", dijo Sulzberger.

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