24.11.12

Jorge Edwards comenta que el Boom latinoamericano significó poco para él

El Boom latinoamericano "significó poco" para el escritor chileno porque recuerda, en esa época estaba "metido en la diplomacia profesional"

Jorge Edwards comenta que el Boom latinoamericano significó poco para él./lainformacion.com
Cuando se cumple el cincuenta aniversario del surgimiento de esta tendencia literaria, Edwards, Premio Cervantes 1999, explica que su trabajo le impedía "asistir a las mesas redondas, a las conferencias, a los encuentros" y le obligaba a escribir "muy temprano" y de "forma bastante solitaria".
Pese a su amistad con Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar y Carlos Fuentes, entre otras figuras del "boom", no fue sino hasta 1973, tras la publicación de "Persona non grata", una de sus obras más conocidas y que surgió tras ser expulsado por el régimen de Fidel Castro en 1971, cuando empezó "a salir" de su soledad literaria.
Entonces le "hicieron entrevistas" y fue "conocido como escritor", en un momento en el que el "boom", rememora, "ya pasaba".
Jorge Edwards (1931), que considera que este movimiento literario permitió resucitar la literatura latinoamericana, que estaba "enterrada", destaca en ese contexto su amistad con uno de sus miembros más destacados, el mexicano Carlos Fuentes.
"A raíz de mi libro sobre Cuba nuestras relaciones se enfriaron. No digo que se deterioraron totalmente, pero sí (surgió) una distancia. No tanto por el tema cubano, sino porque yo describo (en "Persona non Grata") un Año Nuevo en su casa en que el ambiente era muy frívolo", precisa.
Según el escritor chileno, a Fuentes, fallecido en mayo pasado, esto no le gustó y no fue sino hasta hace poco que se reconciliaron.
"Siempre tuve afecto y admiración por él a pesar de nuestra pelea. Creo que se reanudó la relación con mucha naturalidad", manifestó Edwards a Efe en su casa en el centro de Santiago.
Con sus "manías de viejo", como un cuaderno de dibujos con tinta negra, el autor de "Los convidados de piedra" o "El peso de la noche" continúa escribiendo "sin temores" y dándole mucha importancia a la primera frase de sus relatos, que generalmente "determina el resto de la escritura".
Su última aventura ha sido el primer tomo de sus memorias, "Los Círculos Morados", sobre su infancia, adolescencia y recuerdos de "antes de nacer".
"Es un género que perturba a cierta gente, que a veces saca a flote cosas delicadas", apunta el escritor, que hace unos días reveló que cuando niño sufrió abusos sexuales en un colegio jesuita.
Edwards, actual embajador chileno en Francia, aprovechó la distancia y las madrugadas "en un París silencioso, medio fantasmal", para adentrarse en su pasado.
"Yo creo que ese libro no lo podría haber hecho aquí (...). Me pareció interesante reflotar una ciudad desaparecida, como tema literario, poético, de la memoria, de la sociedad. Reflotar un Santiago desaparecido", reflexiona el literato, que además está terminando una novela sobre una ciudadana chilena que participó en la Resistencia francesa.
Siempre preocupado por la situación política chilena y mundial, Edwards se refiere también a su apoyo al conservador Sebastián Piñera en las últimas elecciones presidenciales de Chile, tras haber respaldado durante 20 años a los gobiernos de la Concertación de centroizquierda.
"Piñera era un hombre mucho más de izquierdas que Eduardo Frei Ruiz-Tagle, el candidato de la Concertación. Frei era un candidato que fue bastante 'momio' (chilenismo por reaccionario) hasta que se le ocurrió descubrir la izquierda al final", afirma.
"La opción de Piñera era de centroderecha, pero como personaje, Piñera no era un derechista típico. Era un hombre que había votado "No" en el plebiscito de Pinochet, que había defendido la causa de los derechos humanos de forma pública", añade.
El escritor no cree que Piñera "lo haya hecho tan mal", ya que "ha mantenido el apoyo estatal a la protección social e, incluso, lo ha aumentado, pero le han quedado muchas cosas por hacer".
Sobre las protestas estudiantiles, el chileno considera que los estudiantes "tienen razón", aunque no cree "en la igualdad absoluta de la educación".
"Si se ayuda al 60 % más pobre y a otro 20 % se le da un crédito muy bueno, que los ricos paguen. ¿Por qué van a recibir educación gratuita los ricos?", sostiene.
El literato, al que hace dos años se le concedió la nacionalidad española, no elude opinar sobre la difícil situación por la que está pasando su país de adopción y "el ajuste de cinturón inevitable" al que está siendo sometido.
"Posiblemente España podría haber tocado fondo o estar tocando fondo. Lo que creo que está en duda es la integridad de España como nación, qué va a pasar con las Vascongadas y con Cataluña. Si eso se va a desprender o no. Yo creo que no y que sería un error hacerlo", dijo.
Para el ganador del Premio Nacional de Literatura en 1994, el problema español es que "no se controló a tiempo un gasto desorbitado que existía", por lo que España tiene "que pagar la cuenta de una farra que no sé si fue tan justificada".
Edwards concluye con una reflexión sobre la vida, que a su juicio es hoy "un poco más humana que hace cincuenta años".

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