Incertidumbre. El autor escribe como en su primera obra, como si el texto fuera a quedar inédito
Federico Andahazi escribe con total incertidumbre./Emilio Fernández./Revista Ñ |
"Trato de escribir con la misma incertidumbre de cuando escribí
mi primer libro, con la sensación de que el material va a quedar
inédito", arranca Federico Andahazi, que acaba de publicar El libro de los placeres prohibidos
, que agotó en tiempo récord la primera edición de doce mil ejemplares,
una cifra exorbitante para el mercado argentino. Pero no para Andahazi,
acostumbrado al éxito de ventas desde El anatomista*.
–¿Es posible que un autor que vende tanto mantenga la incertidumbre del que recién se inicia?
Es totalmente posible –se ataja–, que hayas vendido mucho no quiere decir que lo vayas a repetir.
En
esta nueva ficción, que llega después de tres ensayos sobre la
sexualidad en la historia argentina, Andahazi hurga en la vida de
Gutemberg, en una trama policial que incluye asesinatos, estafas y que
pone a la palabra y al erotismo en la misma arena de oposición al poder.
–En el libro se nota investigación histórica, ¿cuánto tardaste en escribirlo?
Seis años, a partir de que se me ocurrió la idea; no veía la hora de
volver a la ficción, me parece que desde la novela uno puede aludir a la
contemporaneidad con muchísima mayor sutileza que desde el ensayo.
–¿Cómo construís la escritura a partir de la idea original?
Me había propuesto escribir un policial situado en los albores del
libro impreso y ahí me encontré con un personaje deslumbrante: Johannes
Gutemberg, de quien tenemos una idea casi escolar pero del que en
realidad no sabemos prácticamente nada.
–¿No es el inventor de la
imprenta? – Él no inventa una máquina para imprimir libros; inventa un
dispositivo fantástico para falsificar manuscritos: Gutemberg era un
falsificador. Entonces una Biblia manuscrita valía una fortuna, costaba
igual o más que la casa de una familia acomodada. Sólo la Iglesia, la
nobleza y alguna familia rica tenían libros; era un signo de alcurnia
insuperable. Por otra parte Gutemberg no arranca de cero, ya existía el
libro xilográfico y había algunos intentos de imprenta, pero él se
asocia con dos tipos, un banquero y un artesano y creo que nunca
tuvieron dimensión de lo que iban a provocar.
–La difusión de la palabra, una afrenta al poder…
Más que eso: hasta el día de hoy la tipología moderna está basada en los modelos de Peter Schöffer, el artesano. El mismo Steve Jobs –el magnate norteamericano creador de Apple, quien explotó la tecnología informática en todo el mundo– trabajó con los principios de Schöffer y se consideraba a sí mismo un tipógrafo, él decía que su gran revolución tenía que ver con la tipografía. Pero, claro, hasta los albores de la imprenta la Iglesia mantenía su poder sosteniendo que la gente podía volverse loca si leía regularmente, si tenía una biblioteca; ése es el concepto sobre el que trabaja Cervantes en el Quijote, el tipo que enloquece por leer novelas de caballería. Pero con el advenimiento de la prensa el poder se da cuenta de que se avecina algo grande, inevitable.
Más que eso: hasta el día de hoy la tipología moderna está basada en los modelos de Peter Schöffer, el artesano. El mismo Steve Jobs –el magnate norteamericano creador de Apple, quien explotó la tecnología informática en todo el mundo– trabajó con los principios de Schöffer y se consideraba a sí mismo un tipógrafo, él decía que su gran revolución tenía que ver con la tipografía. Pero, claro, hasta los albores de la imprenta la Iglesia mantenía su poder sosteniendo que la gente podía volverse loca si leía regularmente, si tenía una biblioteca; ése es el concepto sobre el que trabaja Cervantes en el Quijote, el tipo que enloquece por leer novelas de caballería. Pero con el advenimiento de la prensa el poder se da cuenta de que se avecina algo grande, inevitable.
–La lectura como un ejercicio insurgente ¿esa es la idea que atraviesa la novela?
Creo que trabajo sobre la idea de la libertad de expresión, no
casualmente el invento de Gutemberg se llama "prensa". El poder siempre
censura, en cualquier momento histórico el poder silencia, regula las
voces, establece qué se dice y qué no se dice, es su función primordial.
–En la trama aparece la idea de un placer sagrado, una
sexualidad que tiende a un goce definitivo y que está escrita en el
mismo “Libro de los placeres prohibidos” del título, como si igualaras
las buenas artes de las prostitutas del monasterio que mencionás a la
calidad del trabajo de los copistas.
–Sí, hablo de los
oficios, en todas mis novelas hablo de los oficios; de hacer bien lo que
se hace, hablo de la buena puta, del buen calígrafo, de la
extraordinaria calidad de quienes hacían los primeros libros. Si hoy se
puede acceder a esos libros es porque estuvieron bien hechos, recuerdo
bien cuando tuve en mis manos el ejemplar de De re anatómica de
Mateo Colón, de 1459, con tapas rígidas de piel de cordero, un papel que
era algo que nunca había visto, estaba más cerca de la tela que del
papel. Y ampliando un poco el tema ahí está la gran discusión actual
acerca del futuro del libro: el cambio del libro de papel al formato
digital es mucho menor que el que supuso hace casi 600 años el paso del
manuscrito al impreso. Eso implicaba directamente entregar el saber al
vulgo y contribuyó a que cambiara drásticamente la forma de escribir; yo
creo que la narrativa era impensable a nivel popular como lo fue a
partir de la incorporación de la imprenta.
–La novela expone
una disputa entre calígrafos, copistas y escribientes, como si hubiera
lugares más o menos destacados en relación con una idea sagrada de la
literatura. ¿Eso te sirve para hablar del mercado literario, de tu
relación con el canon, con los colegas?
–Y sí, todo el
tiempo, uno escribe desde el lugar donde está situado y por más que te
remontes al pasado es imposible sustraerse de eso. Pero no hay nada más
alejado de lo sagrado que la literatura, el vulgo es el que tiene la
palabra, los escritores somos vulgares y la insistencia de poner a la
literatura en un lugar sagrado me parece de lo más vulgar.
–Suena extraño ese cuestionamiento al poder en un escritor con una obra exitosa y tan bien recibida.
–No
sé si bien recibida; en general la Academia no me recibe bien. Y se
puede disfrazar de lo que quiera, pero la Academia es, fue y será la
cara visible del poder.
* Ciclo: Varia
Literaria.Variaciones de una búsqueda erótica femenina. El anatomista
de Federico Andahazi. Inicio: Sábado 26 de enero de 2013. Café Literario Bibliófilos. Biblioteca Pública Virgilio Barco. 3:PM. Sala 1.
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