10.1.14

Cuando los escritores tienen dueño

Ni William Ospina, ni Walter Riso, ni Mario Benedetti deciden sobre su obra sin consultarle a Guillermo Schavelzon

Guillermo Schavelzon, agente literario dueño de importantes escritores latinoamericanos/las2orillas.co
 
Guillermo Schavelzon aprendió a leer a los cinco años con el libro Upa de Constancio C. Vigil, creció escuchando historias en italiano sobre el regazo de su madre, estudió medicina por mandato familiar y cine por decisión propia. Fue editor y director del Grupo Planeta, Alfaguara, Ediciones El País y Editorial Nueva Imagen, hasta que fundó la agencia literaria que lleva su nombre: Guillermo Schavelzon.
Este argentino es uno de los asesores de escritores más importantes de la industria. Actualmente representa a más de 50 escritores entre los que están Mario Benedetti, Paul Auster, Ernesto Sábato, Walter Riso y los colombianos: William Ospina, Santiago Gamboa y Gerardo Reyes. Hace años salió de Buenos Aires pero desde Europa le siguió apostando a escritores colombianos, argentinos, chilenos y latinoamericanos en general.
De contenido
Su paso por México, Madrid y Barcelona le ha facilitado el diálogo con escritores de diferentes lugares y sus 30 años de trayectoria en el mundo editorial le ha permitido entender las dos caras de la moneda: el mundo de los números y el de la creación.
Schavelzon recibe tres o cuatro manuscritos al mes y los califica de acuerdo a su calidad, atractivo, posibilidad de publicación y gusto del lector.  “La experiencia y el paso de los años me enseñan que no hay recetas, en el medio lo llamamos “olfato”, que no es un instinto innato sino muchas horas de lectura y trabajo”, precisa sobre la forma como detecta éxitos literarios.
Hace 10 años, el mercado liderado por Carmen Balcells conoció a este hombre que aprovechó las nuevas tecnologías para adaptarse a las necesidades de la globalización en el campo literario. Su desafío es ampliar y sofisticar los canales comerciales porque para él la tarea del agente debe ser conseguir la mejor editorial y garantizar el mayor número de lectores -en todo el mundo y en todos los idiomas- para cada escritor. Guillermo Schavelzon trabaja para permitirle a los autores vivir de lo que escriben, es decir convertir un manuscrito en un bestseller internacional.
Los editores me escuchan y me dan crédito porque saben que los respeto y que no les pido imposibles. Se trata simplemente de ser sensato. Y al final ‘el crédito’ de un agente no depende de otra cosa que de su historial de éxitos y fracasos.

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