En su nuevo ensayo, el italiano Nuccio Ordine carga contra la dictadura del provecho, el utilitarismo de la educación y el poco interés de la política por los bienes del espíritu
Una imagen compuesta para escenificar la lectura y, en general, la cultura como refugio./elpais.com |
La crónica de sucesos acaecidos en París el 26 de diciembre de 2013
revela que un hombre de letras desesperado, enojado contra unas
instituciones indiferentes a su amor apasionado por la cultura, embistió
con su coche las puertas enrejadas del palacio del Elíseo. El
conductor, Attilio Maggiulli, no pudo soportar lo que consideraba un
desprecio oficial hacia el proyecto de su vida, el Théâtre de la Comédie
Italiénne —que perdió casi un 50% de subvenciones públicas en tres
años—, y no halló forma mejor de presentar su memorial de agravios que
estampando su indignación contra la sede oficial de la presidencia de la
República Francesa.
Hasta ahí la historia resumida de Maggiulli. Esta crónica aborda, sin
embargo, la historia de otro hombre de letras indignado, el profesor
italiano Nuccio Ordine (que figura en su partida de bautismo como
Diamante Ordine). Con los mismos o parecidos personajes —una cultura
apuñalada, una educación asfixiada y un pueblo adormecido—, Ordine
(Diamante, 1958) ha preferido usar la palabra para embestir contra la
ignorancia promovida desde las instituciones y advertir de sus efectos a
la ciudadanía. Si dejamos que nos roben el legado de nuestros
antepasados y que se mutile el conocimiento, avisa, no es que dejemos de
ser personas cultivadas: es que las generaciones futuras dejarán de ser
personas en sentido estricto.
El vehículo empleado por Ordine para su clamor profético es el manifiesto titulado La utilidad de lo inútil,
cuya publicación en España debemos a Jaume Vallcorba, padre de las
editoriales mellizas Acantilado y Quaderns Crema, y al traductor y
profesor de Filosofía Jordi Bayod Brau.
Ordine, profesor de prestigiosas universidades, experto en el
Renacimiento y director de varias colecciones de clásicos en la
editorial Les Belles Lettres de París, se dice “emocionado” por la
recepción de su libro en Barcelona, donde fue presentado recientemente, y
en Madrid (donde fue apadrinado por Fernando Savater). “La gente me
abrazaba y me daba las gracias. Un estudiante me dijo: ‘Decidí estudiar
Filosofía y Paleografía contra la voluntad de mi padre, que me
preguntaba para qué servía eso. Su libro me ha reafirmado en mi
decisión”, recuerda.
La tesis central del libro puede ser resumida en la idea de que la
literatura, la filosofía y otros saberes humanísticos y científicos no
son inútiles, como cabría deducir de su progresivo destierro en los
planes educativos y presupuestos ministeriales, sino imprescindibles.
“El hecho de ser inmunes [dichos saberes] a toda aspiración al
beneficio” constituye, según el autor, “una forma de resistencia a los
egoísmos del presente, un antídoto contra la barbarie de lo útil, que ha
llegado incluso a corromper nuestras relaciones sociales y nuestros
afectos más íntimos”.
Como en un coro griego, Nuccio Ordine arma una defensa coral del
conocimiento apoyándose en aquellos autores que le precedieron en su
empeño. Dante, Petrarca, Moro, Campanella, Bruno, Bataille, Keynes,
Steiner, García Márquez, Cervantes, Shakespeare, Platón, Sócrates,
Séneca, Heidegger, Cioran, García Lorca, Tocqueville, Hugo, Montaigne…
son reclutados y contextualizados para mostrar “la carga ilusoria de la
posesión y sus efectos devastadores sobre la dignitas hominis, el amor y la verdad”.
¿Por qué este libro? “Llevo 24 años como profesor intentando
convencer a mis alumnos de que no se viene a la universidad a obtener un
diploma, sino a intentar ser mejores, esto es, a aprender a razonar de
forma autónoma”. Para Ordine, la transmisión del amor por el
conocimiento es un deporte de combate. Y eso implica desmontar algunas
ideas materialistas imbuidas por el sistema capitalista. “La gente
piensa que la felicidad es un producto del dinero. ¡Se engañan!”,
afirma.
Dicha pretensión se ha extendido ya a todos los ámbitos. “El
utilitarismo ha invadido espacios en los que que no debería haber
penetrado nunca, como las instituciones educativas”, denuncia el
profesor calabrés. Y advierte: “Cuando se recorta el presupuesto para
las universidades, las escuelas, los teatros, las investigaciones
arqueológicas, las bibliotecas… se está cercenando la excelencia de un
país y eliminando cualquier posibilidad de formar a toda una
generación”.
El autor se apoya también en un discurso ¡de 1848! de Víctor Hugo
ante la Asamblea constituyente de Francia, donde el escritor pronunció
estas palabras: “Las reducciones propuestas en el presupuesto especial
de las ciencias, las letras y las artes son doblemente perversas. Son
insignificantes desde el punto de vista financiero y nocivas desde todos
los demás puntos de vista”. Dice Ordine que cuando leyó ese discurso
pegó un salto hasta el techo, y hace suyas las tesis de Hugo al afirmar
(exclamar, más bien) que “¡es en las épocas de crisis cuando hay que
doblar el presupuesto para la cultura!”.
El manifiesto incluye también un escrito premonitorio de Abraham Flexner, publicado en 1939, que evangeliza sobre la importancia de la ciencia. “Quería que quedara claro que la defensa de lo inútil
[lo no ligado al afán de lucro] no atañe solo a escritores y
humanistas, sino que es una lucha que concierne también a los
científicos”, explica Ordine. “El estado no puede renunciar a la ciencia
básica [en aras del beneficio]; por eso he escrito un capítulo dedicado
a las universidades entendidas como empresas”.
La utilidad de lo inútil no es sólo un argumentario contra
la deriva del utilitarismo o el “satánico comercio” (Baudelaire): es
también un manual para superar lo que el autor del libro llama “el
invierno de la conciencia” y para recordar, con Montaigne, que “es el
gozar, no el poseer, lo que nos hace felices”.
Un CV brillante
Nuccio Ordine es filósofo y profesor de literatura italiana de la Universidad de Calabria.
Ha enseñado en la Universidad de Yale, la de Nueva York, la Sorbona de París o el instituto Warburg de Londres.
Desde 2012 es caballero de la Legión de Honor francesa.
La utilidad de lo inútil es su último ensayo.
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