Hasta sus últimos días vivió rodeado de arte
Armando Villegas. Pintor colombo-peruano fallecido./kienyke.com |
Doodle de la Independencia de Colombia, obra de Armando Villegas para el 20 de julio de 2012. |
A los 86 años Armando Villegas pintó el doodle de Independencia de
Colombia. La obra muestra la bandera de Colombia decorada con trazos
opacos, como una ensoñación de aves de largos picos, una frondosa selva y
dos lagartos, uno de los cuales descansa sobre la primera letra de la
palabra Google. A la izquierda, el retrato de Simón Bolívar y en la
esquina inferior derecha la firma del maestro: “Villegas 2012”.
Villegas nació en 1926 en Ancash, Pomabamba (Perú). Muy joven se
trasladó a Lima, donde durante nueve años bellas artes. En 1951 llegó a
Colombia con una maleta y un libro de pinturas de Leonardo Da Vinci.
Desde entonces se instaló en el país, que luego lo adoptaría y
reconocería como uno de los artistas modernos más importantes del siglo
XX. La crítica Marta Traba aseguró que Villegas introdujo la
contemporaneidad artística a Colombia junto con otros como Alejandro
Obregón, Eduardo Ramírez Villamizar y Guillermo Wiedemann.
Su primera exposición en Colombia la hizo en 1954 en la Galería de
Arte El Callejón de Bogotá. La misma fue inaugurada por Gabriel García
Márquez. El Nobel cuenta en un texto que en una ocasión vio a un fauno
–ser mitólogico mitad hombre y mitad cabra– y al contar su historia el
único que le creyó fue Villegas: “Nadie me hizo caso, salvo Armando
Villegas. Más aún: me contó que en Pomabamba, el pueblecito del Perú
donde había nacido, los faunos y las faunas iban con sus crías al
mercado los domingos en la mañana, pero en los últimos tiempos se les
veía cada vez menos, porque los traficantes alemanes los desollaban
vivos para vender sus pieles como si fueran de vicuña a los peleteros de
Hamburgo. Desde ese momento me di cuenta de que Armando Villegas y yo
no sólo seríamos amigos, sino algo todavía más comprometedor:
cómplices”.
Villegas, quien se definía como un exponente del realismo fantástico,
realizó arte abstracto y figurativo. Sus guerreros, de trazos coloridos
y cascos coronados por animales son un sello distintivo de su genio
artístico. Siempre fue un artista prolífico y hasta el fin de su vida
permaneció rodeado de sus obras. En el taller de su casa, en el norte de
Bogotá, trabajaba en medio de miles de ellas. El espacio era un mosaico
donde cada rincón ostentaba su respectivo tesoro.
Entre los premios que recibió se cuentan el Premio del Salón de
Artistas de Bogotá en 1955, la Mención de Honor de la Primera Bienal de
Quito en 1968 y la Medalla de Honor del Congreso de Perú en 2005, entre
otros. En 2013 fue finalista del prestigioso premio Príncipe de
Asturias.
En sus últimos años, Armando Villegas se dedicó a realizar obras con
objetos reciclados. Hizo más de mil. “Hasta la mierda la convierto en
arte”, dijo en una entrevista concedida a la revista Diners.
Villegas fue decano de Escuela de Bellas Artes de la Universidad
Nacional de Colombia. Además, gracias a su gestión, se creó el Museo de
Arte Contemporáneo Bolivariano de Santa Marta. En 1993, el entonces
presidente, César Gaviria, le otorgó la ciudadanía colombiana.
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