Washington recupera cuatrocientas páginas del diario de uno de los confidentes de Hitler. El documento cuenta con datos sobre el Holocausto y detalles de la ocupación de la URSS. "La documentación es de enorme importancia", según el Museo del Holocausto
Alfred Rosenberg, sentado en su celda, durante los juicios de Nuremberg, en 1945. /elpais.com |
El Gobierno de EE UU ha recuperado parte del diario de uno de los
confidentes y asesores más cercanos de Adolf Hitler, Alfred Rosenberg,
que desempeñó un papel importante en el exterminio de millones de judíos
durante la II Guerra Mundial. Un descubrimiento sobre el que las
autoridades concluyeron, tras una evaluación inicial: “Las 400 páginas
descubiertas son un hallazgo fundamental para entender mejor el
Holocausto”.
“El análisis superficial del mismo indica que el material podrá
arrojar algo de luz sobre cuestiones importantes vinculadas a la
política de Hitler. El diario será una gran herramienta para los
historiadores para completar, o contradecir, la información que se sabe
hasta ahora”, señala el informe del Museo del Holocausto de Washington.
Un examen preliminar del Gobierno afirma que el dietario podría ofrecer
un nuevo punto de vista sobre las reuniones de Rosenberg con Hitler y
otros líderes nazis, como Himmler y Goering. Además, incluye detalles
sobre la ocupación alemana de la URSS, también los planes para el
asesinato masivo de judíos y europeos del Este.
El diario está formado por un conjunto de recuerdos de Rosenberg,
desde la primavera de 1936 hasta el invierno de 1944, según informó ayer
Reuters. La mayoría de los textos están escritos en cursiva y algunas
de las páginas han sido cortadas de un libro de contabilidad.
También incorpora detalles sobre las tensiones entre los altos mandos
alemanes, en particular la crisis causada por el vuelo de Rudolf Hess a
Reino Unido en 1941, y el saqueo de arte en Europa.
Todavía no está claro cómo estos escritos podrían modificar nuestro
conocimiento de la época. La presentación oficial de parte del cuaderno
personal de Rosenberg será esta semana en Delaware, en una rueda de
prensa conjunta en la que participarán el Departamento de Inmigración,
el Departamento de Justicia y miembros del citado museo.
Rosenberg (1893-1946) fue un ideólogo nazi, así como autor de libros como El mito del siglo XX
(1930). Ejerció de jefe del Departamento de Asuntos Exteriores del
Partido Nazi en 1933. En 1940, fundó una organización denominada Imperio
Rosenberg, cuya misión era saquear y confiscar los tesoros culturales
de toda Europa. Juzgado como criminal nazi ante el Tribunal Militar
Internacional en Núremberg en 1945, Rosenberg fue declarado culpable y
condenado a muerte. Fue ahorcado en 1946, junto a otros nueve altos
dirigentes.
Estas 400 páginas del diario fueron descubiertas en Buffalo, en el
Estado de Nueva York, y se cree que fue Robert Kempner, alemán de
nacimiento y uno de los fiscales de Nuremberg, quien lo escondió en su
casa. El Gobierno de EE UU le señaló como sospechoso de traficar con el
material. Kempner voló a EE UU durante los años treinta para escapar del
nazismo, y no volvió hasta que se dieron por finalizados los juicios
después de la guerra. Además, citó algunos extractos del diario de
Rosenberg en sus memorias.
El diario ha sido motivo de controversia, especulación e intriga
desde la muerte de Kempner, en 1993. Según la citada agencia, durante
más de 10 años sus papeles han sido objeto de disputas legales entre sus
hijos y otras personas interesadas, entre ellas el propio Museo del
Holocausto. En un principio los hijos estuvieron de acuerdo con donar
los documentos de su padre a este museo, pero cuando los oficiales del
Gobierno fueron a recuperarlos a la casa de Kempner se dieron cuenta de
que faltaban muchos miles de páginas, según el informe. El FBI abrió una
investigación sobre el caso, aunque no se presentó ningún cargo. El
Museo del Holocausto llegó a recuperar hasta 150.000 páginas, pero el
diario seguía desaparecido.
A principios de 2013, el museo y un agente de Investigación y
Seguridad Nacional de EE UU empezaron a buscar las páginas
desaparecidas. Y las pistas les llevaron, a través del exsecretario de
Kempner, hasta un profesor universitario, Herbert Richardson, residente
en Buffalo, que se ha negado a hacer comentarios.
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