El autor de Wilt, célebre por su narrativa entre irónica y cruel, muere a los 85 años en su domicilio de Llafranc, Costa Brava, por una complicación de su diabetes
Tom Sharpe, autor de Wilt./elpais.com |
El escritor británico Tom Sharpe
ha fallecido a los 85 años en su domicilio de Llafranc, en Palafrugell
(Girona), por una complicación de su diabetes. Nacido en Londres en
1928, y autor de obras como Zafarrancho en Cambridge
(Anagrama), tuvo una infancia difícil en la que su padre, un predicador a
la antigua, trató de inculcarle ideas fascistas. Está previsto que la
incineración se celebre este fin de semana en Palafrugell, a la espera
de la llegada de una de sus hijas que reside en Estados Unidos.
Posteriormente sus cenizas se repartirán entre la localidad gerundense,
Cambridge y Sunderland.
El Ayuntamiento de Palafrugell prepara actos de homenaje debido al
respeto que la localidad tenía por el escritor, que llevaba 22 años
viviendo en Llafranc, el lugar que eligió para continuar con su
actividad literaria.
Estudió en Cambridge, pasó un tiempo en la Marina y, en 1951, a los
23 años, una decisión cambió su vida: emigrar a Suráfrica en busca de
nuevas oportunidades. Aunque él aún no lo sabía, allí encontró el
material que, en tono de farsa, le permitiría años después escribir su
primera novela, Reunión tumultuosa. En 1961, Sharpe fue deportado por criticar el apartheid
y, de vuelta a Inglaterra, trabajó diez años en el Cambridge College of
Arts and Technology, donde se las tuvo con un grupo de alumnos más bien
brutos que le proporcionaron un material excelente para su Wilt.
El escritor Xavier Moret entrevistó como periodista varias veces al
autor británico y le visitó en los años ochenta en su casa de Cambridge,
donde, según dice, " ya dio muestras de su buen humor", y en su retiro
de Llafranc. "Recuerdo que le gustaba hablar de sus años en Sudáfrica,
de su lucha contra el apartheid y de su etapa de fotógrafo, que
terminó en 1969. Cuando le visité en Llafranc, ya tenía 70 años y no
andaba muy bien de salud, pero me invitó a comer y me instó a pedir los
mejores manjares. "Ya que yo no puedo comerlos, por lo menos me gusta
ver que alguien los come en mi mesa".
Moret, gran conocedor de su obra, explica que Sharpe "le estaba muy
agradecido a Wilt, su personaje estrella, y admiraba a Wodehouse y
Waugh, grandes escritores humoristas británicos, como él. Algunos de sus
libros son desternillantes, pero en los últimos tiempos había
experimentado un bajón. No tenía en gran consideración a los críticos.
"Son excelentes conductores de asiento trasero. Saben muy bien adónde
hay que ir, pero no tienen ni idea de conducir".
Sharpe no publicó su primera novela hasta 1971, a los 43 años. Por lo
que cuenta, se puso a escribir en tono de farsa a ver qué salía. Y dio
en el blanco. En 1976 publicó Wilt y el éxito ya fue total. En 13 años, entre 1971 y 1984, publicó 11 novelas. Luego vino un parón hasta 1995.
Además de su labor narrativa, El autor de Zafarrancho en Cambridge
comenzó su andadura fotográfica en Johannesburgo, donde empleaba el
escaso tiempo libre que le dejaba su trabajo de docente en un internado
de niños blancos a tomar imágenes en los suburbios de la ciudad. Su
insistencia en dejar testimonio de aquella penuria le llevó a la cárcel,
acusado de "político subversivo y comunista peligroso". Finalmente, la
deportación le devolvió de nuevo a Inglaterra, no sin antes perder
36.000 negativos, quemados por el departamento especial de la policía,
aunque se salvaron otros 6.000 que había dejado, "por seguridad", en
casa de unos amigos.
Tom Sharpe se incluye en las listas de grandes autores de lo que se
denomina humor británico en literatura, un género especial, con
escritores de gran talento, con exquisito manejo de la ironía y sutileza
por un lado o políticamente incorrecto por otro. Autores como Chaucer o
Sterne, e incluso Shakespeare, son los precursores de este tipo de
literatura. Luego vendrán otros, como Chesterton, Lewis Carrol, Edward,
Lear, PD Wodehouse o Alan Benett, hasta llegar a los más nuevos, donde
se puede incluir a Alan Benett, Will Self, Nick Hornby y Julian Barnes,
así como Paul Torday, Helen Fielding y Adam Thirlwell.
El periodista catalán Llàtzer Moix escribió en 2002 una biografía sobre el autor británico, Wilt soy yo. Conversaciones con Tom Sharpe
(Anagrama). Moix considera que Sharpe era “un autor con diferentes
registros de humor en su escritura. Brillante, en ocasiones, ácido y distroller”.
Tal vez se entienda mejor su obra si se conoce su vida desde la
infancia. Una madre enferma y un padre que pasó del socialismo al
nacionalsocialismo. “Las primeros documentales que Sharpe ve sobre la
actuación de los nazis y los campos de concentración le hacen alejarse
de su progenitor. Su estancia en la universidad de Cambrigde, donde
estudió Historia, no fue muy placentera, era un pobre entre los
adinerados, ni tampoco su alistamiento en la Royal Navy”, puntualiza
Moix. En Sudáfrica ejerció de trabajador social, maestro y fotógrafo, y
escribió 9 obras de teatro contra el apartheid, una de ellas se estrenó en un teatro de Londres.
“Sharpe poseía una ética personal muy firme. Su gran momento
literario en Gran Bretaña se produce entre las décadas de los 70 y 80
que logra atrapar a muchos lectores hasta vender en lengua inglesa 5
millones de ejemplares. Algunas de sus obras como El temible Blott o Zafarrancho en Cambrigde
fueron grabadas para series de televisión en la década de los setenta. A
España, sus obras llegan más tarde y tiene también su momento”, explica
su biógrafo.
El escritor británico decide instalarse en Llafranc (Girona) después
de un Congreso del Pen Internacional de Escritores en el que conoció la
zona y le gustó. “Coincidió también que en el gobierno estaba Margaret
Thatcher y comenzó a desaparecer en Gran Bretaña el estado del
bienestar, mientras en España se estaba construyendo. En los años que
vivió en nuestro país no se molestó por aprender castellano. Disfrutaba
fumando un puro, tomando un wisky y escribiendo”, puntualiza Moix.
Tom Sharpe manifestó públicamente su admiración por la Sanidad
Pública española y protestó por los anuncios de recortes en esta materia
que leía en la prensa. “Siempre me han tratado excelente en los centros
de Cataluña en los que me han atendido por mis dolencias”.
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