Desde que El código Da Vinci se convirtió en la novela más vendida de la historia, Dan Brown también tiene sus propios códigos. Religión y arte se vuelven a ver las caras bajo la audaz mirada de Robert Langdon en Inferno, pero el autor reivindica la compatibilidad entre complejidad y bestseller
"No hay nada más difícil que escribir un libro fácil de leer", asegura Dan Brown./lainformacion.com |
Brown,
experto en tejer tramas que no dejan respiro al lector, escudriña esta
vez la matemática y complejísima estructura de la obra magna de Dante
Alighieri, "La divina comedia", y toma de su primera parte (reservándose
"El purgatorio" y "El paraíso") la inspiración para pasear y
reinterpretar las calles de Florencia, donde despierta amnésico su
personaje fetiche: el catedrático de Simbología de la universidad de Harvard, Robert Langdon.
Intrigas
de poder que unen las corrupciones del siglo XIV con las del XXI surgen
de este "Inferno" que llegó ayer a las librerías de Estados Unidos, y mañana a las de Latinoamérica y España, donde se publica con Planeta.
Brown
leyó a Dante en la adolescencia, pero no fue hasta hace poco cuando
entendió la influencia definitiva que había tenido para la modernidad
ese paseo de Virgilio por los nueve círculos que conducen al reino de
Satanás.
Fue entonces cuando decidió investigar qué podría
encontrar allí su alter ego Langdon, al ver tan claramente reunidos
todos los elementos de su mágica ecuación: arte, religión y
conspiración.
"El arte imita a la vida y la vida imita al arte. El
arte funciona como un reflejo de lo que realmente estamos pensando y,
en muchos casos, la religión funciona de la misma manera. Es un reflejo
de preguntas para los que seguimos clamando respuestas", reflexiona
Brown.
Las respuestas a esas preguntas son la especialidad de Langdon, que vuelve a las andadas por cuarta vez en este libro.
Después
de convencer con su análisis de "La última cena" de Leonardo Da Vinci a
la cifra récord de 81 millones de lectores, de debutar en "Ángeles y
demonios" y mantener el nivel en "El símbolo perdido", llega todavía más
audaz a esta mefistofélica trama.
"Me encanta este personaje,
cada vez tiene más inteligencia y mejor entendimiento del mundo que le
rodea. Además, creo que a los lectores les gusta volver a encontrarse
con personajes que ya conocen. No tengo miedo a encasillarme", explica
Brown.
Convertido en millonario (con su éxito presente editó obras
del pasado como "La fortaleza digital" y "La conspiración"), no tiene a
la crítica de su parte, pero tampoco le preocupa. "Escribo el libro que
me gustaría leer. Solo espero que el lector tenga mi mismo gusto", dice
entre risas.
Y, tras la rentabilidad comercial de las
adaptaciones cinematográficas de "El código Da Vinci" y "Ángeles y
Demonios", dirigidas por Ron Howard y protagonizadas por Tom Hanks, espera ya que "Inferno" se traduzca en la tercera película basada en su obra.
"Estoy
seguro de que habrá una película de 'Inferno'. Estos libros son muy
cinematográficos y en ellos suceden muchas cosas que se desarrollan en
escenarios espectaculares que funcionan muy bien en el cine", asegura.
Él, por el momento, ya tiene aura de estrella de Hollywood.
Para la promoción de "Inferno" concede las entrevistas sin entrar en
contacto con el periodista, sino enviándole las respuestas a sus
preguntas en un vídeo a través de internet. Tampoco facilita el libro a
los medios de comunicación.
Eso sí, le encanta hablar ese español
que aprendió en Sevilla, cuando todavía no era un célebre escritor e
intentaba triunfar en el mundo de la música.
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