"En general los escritores de ciencia ficción tenemos la oportunidad de simplemente postular ideas para resolver problemas o situaciones, o imaginarnos futuros y luego son los gestores y los ingenieros quienes deben desarrollar esos materiales y esas ideas que imaginamos", explicó di Filippo
El Encuentro Fractal 12 logró juntar por unas horas la ficción con las aplicaciones reales.foto:Internet.fuente:eltiempo.com
Imaginar una ciudad en la que cada estructura sea hecha de materia inteligente y mutable, que cambia completamente dependiendo de las necesidades de la urbe, por ahora, es sólo una visión.
Sin embargo, la fusión entre la realidad que es intervenida por el mundo digital se materializó este sábado 25 de febrero en Santa Elena, en pleno parque Arví, en las montañas del oriente de Medellín, organizada por la corporación Fractal, con el respaldo de Medellín Digital y Ruta N.
Allí los cuentos del autor de ciencia ficción estadounidense Paul di Filippo, que pueden meter a una persona en un ambiente de realidad virtual que cambia según sus necesidades, se combinaron con los estudios de cultura digital de la española Raquel Herrera.
Y aunque podría pensarse que la ciencia ficción está cada vez más apartada de esta visión, lo que quedó claro es que existe la posibilidad de convertir esto en algo real en algún tiempo no muy lejano.
Jennifer Magnolfi, desarrolladora de hábitat programables, que ha trabajado con la NASA, asegura que en el futuro los espacios podrán ser modificados por sus habitantes, quienes dejarán de ser pasivos y los adecuarán a sus necesidades. En efecto, en varios espacios en universidades, centros de investigación e incluso estaciones espaciales este tipo de hábitat ya están siendo creados y usados a manera de prueba.
Allí estudiantes, astronautas u oficinistas modulan el color de la luz, la amplitud del espacio, qué tanto del exterior se ve, la temperatura y hasta el color de las paredes dependiendo de sus preferencias en el momento.
Juan Guillermo Lalinde, consejero de Colciencias y miembro del Consejo de Doctorado de la Universidad Eafit, destacó que este tipo de cambios y de futuros solo son posibles en la medida en la que haya esfuerzos coordinados entre muchas áreas del conocimiento.
"Muchas veces los usuarios mismos encuentran usos para la tecnología que ni siquiera fueron diseñados en un principio", explicó Lalinde, quien aseguró que todo esto se logra a través de una tecnología más pensada de la gente que propicie las sinergias necesarias.
"En general los escritores de ciencia ficción tenemos la oportunidad de simplemente postular ideas para resolver problemas o situaciones, o imaginarnos futuros y luego son los gestores y los ingenieros quienes deben desarrollar esos materiales y esas ideas que imaginamos", explicó di Filippo, quien aseguró que cada quien tiene su papel en la construcción de ese eventual futuro.
En el encuentro, el programador paisa Federico Builes puso la cuota más informal y destacó como en su vida la tecnología ha cambiado pequeñas cosas que han terminado por hacerla más fácil y más productiva en varios aspectos.
"La idea es que podamos dejar que la tecnología haga algunas cosas por nosotros y así tenemos más tiempo para ser felices", explicó.
Agregó que el futuro de los robots, por ejemplo, muy probablemente será más de software y menos de hardware.
Es decir que habrá más programas y aplicaciones haciendo cosas por nosotros y no tantos armatostes de latas con forma humana de lo que nos imaginamos normalmente en la ciencia ficción.
Los invitados coincidieron en señalar que la importancia que tiene la tecnología está en el servicio que puede prestar al ser humano. Ese debe ser su norte.
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