Bull Street presenta a un novato de Wall Street atrapado en una red de información privada.foto.fuente:Revista ÑTres thrillers recientes todos ambientados en los rincones oscuros del mundo de las finanzas y escritos por ex financistas están llevando las minucias de Wall Street al público en general
"Bull Street" fue escrito por David T. Lender, un veterano con 25 años en las finanzas, con antecedentes en Wall Street y una facilidad para la narrativa inteligente. La novela sigue a Richard Blum, un joven asociado en una firma de inversiones, durante sus primeros meses en el empleo. Atrapado en una red de transacciones con información privilegiada, se pasa el resto de la novela evadiendo tanto a la Comisión de Valores e Intercambio como a los malos de su propia empresa.
Hay muchos balazos y escenas de persecución, aunque el verdadero suspenso con frecuencia termina siendo la amenaza de un desastre macroeconómico: bancos que van a la quiebra, el petróleo que rompe la barrera de los 115 dólares el barril, la petición al gobierno chino de que rescate a Estados Unidos.
"The Fund", la aportación de H.T. Narea al género del thriller financiero, contiene más villanías geopolíticas que justas en la sala del consejo. El libro presenta a Kate Molares, una operadora despedida de Bear Stearns convertida en experta en inteligencia del gobierno, quien emplea su experiencia financiera para rastrear a una red de financistas criminales.
Narea, ex director administrativo en JPMorgan Chase, ha ofrecido a sus lectores un extenso libro con apuestas de alto vuelo: complots de bombas, terrorismo biológico y ataques a la Reserva Federal.
"The Gods of Greenwich", de Norb Vonnegut, sigue a un desafortunado veterano de los fondos de resguardo, quien llega a un fondo turbio manejado por un hombre "que hace que los ejecutivos de Enron parezcan unos santos".
La novela de Vonnegut suena la más auténtica de las tres y definitivamente es la que cita más nombres importantes, con breves menciones de muchos miembros del exclusivo círculo de los fondos de resguardo.
Los tres thrillers tienen muchos detalles basados en la realidad para la máquina de los chismes.
"The Fund" expone una casi réplica del colapso de 2008 de Lehman Brothers y Bear Stearns, con todo y un secretario del Tesoro que fastidia a los ejecutivos bancarios para que realicen "uniones forzosas de instituciones en quiebra". En "Bull Street", agentes federales amenazan con investigar al negocio de seguros del padre de Richard Blum, un eco de las estrategias utilizadas en las investigaciones de Michael R.
Milken, el magnate de los bonos chatarra quien se declaró culpable de fraude de valores en 1990, y su hermano Lowell.
Las caractertísticas de Steven A. Cohen, fundador del gigantesco fondo de resguardo SAC Capital, parecen ser especialmente apropiadas para la ficción. En "The Fund", un administrador de mercados de dinero es descrito como el propietario de un avión diseñado por Damian Hirst, llamado "Gold Shark Swimming in Air" (Tiburón dorado nadando en el aire). Se trata de una referencia obvia a una auténtica pieza artística de Hirst con temática de tiburones, "The Physical Impossibility of Death in the Mind of Someone Living" (La imposibilidad física de la muerte en la mente de alguien vivo), que es propiedad de Cohen.
Cy Leeser, el deshonesto administrador de fondos de resguardo en "The Gods of Greenwich", es descrito como un ávido coleccionista de arte que mantiene su piso de remates enfriado a 19 grados centígrados, reminiscente del piso de operaciones a 21 grados de SAC Capital. SAC declinó hacer comentarios.
Vonnegut, un ex administrador de riqueza privada para Morgan Stanley, sostiene que su experiencia manejando el dinero de los súper ricos ha sido una "telenovela" que le dará "suficiente material como para escribir durante cincuenta años".
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