Aunque Brasil le habla al mundo con la voz de su música [a ritmo de
samba, tropicalismo o bossa-nova] mucho más que con la de sus letras,
entrega cada año uno de sus incontables paraísos a la literatura. Paraty,
tesoro colonial cercado entre dos ríos, a tiro de piedra de las mejores
y más salvajes playas del estado de Rio de Janeiro, fue antaño el principal puerto exportador de oro y hoy contempla a pocos metros del muelle, en el Festival Internacional de Literatura (FLIP) que
arrancó el pasado miércoles y terminó ayer , el intercambio de los
mejores escritores brasileños con algunos grandes nombres del panorama
internacional.
Pasearon y tropezaron por el imposible y abrupto suelo empedrado de
la ciudad autores como el 'Man Booker Prize' de 2014 Richard Flanagan,
que aseguró que "el hombre sobrevive por su capacidad de
olvidar" y que "para que la sociedad se libere es necesario volver a la
oscuridad, trascender al horror y volver a la luz", recordando
la muerte de su padre el día en el que acabó de escribir el libro 'La
estrecha carretera al norte profunda', que se inspiró en las vivencias
de su progenitor en un campo de concentración birmano.
Flanagan se sentó en la mesa sobre 'Escribir desde el Sur'
con Ngugi Wa Thiong'o, uno de los principales escritores de Kenya y que
está terminando el tercer episodio de sus memorias. Preguntado
por EL MUNDO, el escritor africano defendió el uso del 'giyuki' (que
sustituyó al inglés) en sus novelas, "pues se intenta jerarquizar los
idiomas y deberían estar conectados en red". También lamentó que
el colonialismo aún sigue vivo en el día a día de África: "¿Cuántos
africanos tienen bancos en España o en Londres y cuántos europeos poseen
grandes negocios en países como Kenya?", se preguntó en lo que
denominó como "fundamentalismo capitalista". También restó importancia a
las quinielas del Nobel en las que suele aparecer: "El escritor no
escribe para ganar premios, los premios llegan después...o no".
El viñetista francés de origen sirio de 'Charlie Hebdo Riad Sattouff'
recordó que quedó totalmente "perturbado" por la muerte de sus
compañeros de publicación. El guionista de 'Las Horas' y dramaturgo
David Hare o el reciente ganador del 'Princesa de Asturias de Las
Letras', Leonardo Padura se sumaron un cuadro de platos fuertes
internacionales. El cubano aseguró que puede escribir con "total
libertad" y señaló como "muy importante" la apertura de las relaciones
entre Cuba y Estados Unidos, cuyo acuerdo valoró como "simbólico".
El mexicano Diego Osorno y el británico Ioan Grillo, ambos
periodistas especializados en el narcotráfico, suplieron la ausencia de
Roberto Saviano, que iba a ser el plato fuerte del festival y
acabó anulando su visita por motivos de seguridad. Fuera del festival,
no obstante, algunos vecinos de Paraty se manifestaron criticando la
falta de seguridad en las zonas donde no ocurren los eventos y
recordaron el tiroteo que dejó diez heridos durante el pasado carnaval y
un reciente atentado fallido contra el alcalde.
El matemático brasileño Ricardo Ávila, recientemente premiado
con la medalla Fields de matemáticas, el músico Arnaldo Antunes y el
escritor Boris Fausto fueron algunos de los nombres nacionales más
destacados, aunque por encima de todos sobrevoló la figura del
homenajeado Mario de Andrade, impulsor del modernismo brasileño, cuando
se cumplen 70 años de su muerte. Sus libros en cada esquina, sus versos
recitados por la calle entre conciertos y obras de teatro y
tertulias sobre su obra proyectaron su sombra en toda la ciudad, si bien
a muchos de los acomodados turistas les podría haber dedicado su
célebre 'Oda al burgués', poema más célebre del 'Pauliceia
desvariada' con el que arrancó su carrera: "¡Yo insulto al burgués!¡Al
burgués-níquel,/ Al burgués-burgués! / ¡A la buena digestión de Sao
Paulo! / ¡Al hombre-barriga! ¡Al hombre-nalgón! (...) ¡Manos a la
espalda! ¡Yo marco el compás! ¡Yaaa! / ¡De dos en dos! ¡Primera
posición! ¡Marchen! /Todos a la Central de mi rencor embiragante / ¡Odio
e insulto! ¡Odio y rabia! ¡Odio y más odio!".
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