La fuerza inusitada de Rita Indiana, una santera y su mucama
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La mucama de Omincunlé de Rita Indiana./Periférica |
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Rita Indiana, autora dominicana de La mucama de Omincunlé./elperiodico.com |
Nacida en Santo Domingo en 1977, Rita Indiana se ha convertido en una
figura importante de la literatura caribeña. Su obra es una suerte de totum revolutum
en el que caben la música, la letra y la voz. En sus ficciones las
letras cantan y la voz musicaliza una obra que guarda una estrecha
relación con la tradición: «Tengo una fascinación especial por la música
y la literatura del sur de Estados Unidos. El blues, el jazz, las
canciones de trabajo. Richard Wright, Faulkner, Mark Twain, Carson
McCullers. Este arte es producto, como el mío, de la cultura de
plantación, de la trata negrera, y me resulta fácil identificarme».
Indiana
ha dicho que sus historias «ocurren en una accidentada ruta entre islas
diabólicas y ruidosas, ciudades saturadas de tecnología y demagogia. Lo
fantástico en ellas no es bucólico, ni mágico, lo fantástico es una
herramienta para definir el alcance del poder político y la corrupción».
Pues aquí más de lo mismo, gracias a Dios. Porque si cabe un argumento
en esta novela es el de una santera que asesora al presidente de la
República Dominicana: Esther Escudero, a quien también llaman Omicunlé
que significa el manto que cubre el mar. Pero la verdadera
protagonista de este libro es Alcide Figueroa, su joven mucama, a quien
Esther ha sacado de la prostitución con la ayuda de Eric Vitier.
Lo
decisivo aquí es una suerte de ficción envilecida en la que caben
tradiciones religiosas, ritmos musicales endiablados, los caprichos de
Goya, los bucaneros del siglo XVII, los relatos orales de los esclavos
africanos, las luchas intestinas de la política actual a la que tantos
esfuerzos dedica Indiana en sus artículos periodísticos, la
proliferación de lecturas políticas sobre el desastroso y calamitoso
mundo del poder cuya mano mece la cuna de la corrupción. Todo ello,
claro, aderezado con un lenguaje ciertamente subversivo, políticamente
incorrecto y en muchas ocasiones violento, sexualmente violento.
Entienda
como quiera el lector esta novela grotesca y efervescente. Si quiere
puede leerla como una crítica desaforada contra los molinos de viento
del capitalismo tercermundista bajo el manto genérico de la ciencia
ficción. Pero sepa que la fuerza inusitada de esta escritora,
provocadora y libérrima, le dejará intranquilo, apaciguadamente
intranquilo: leer a Indiana es lo más parecido a ese grabado de Goya que
llevaba por título El sueño de la razón produce monstruos.
LA MUCAMA DE OMICUNLÉ. Rita Indiana.Periférica.184 págs.
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