La polémica se ha polarizado, dando lugar a dos planteamientos enfrentados, cada uno de los cuales ha generado su propio fundamentalismo
Mará Márquez, investigadora española, con su libro: Género gramatical y discurso sexista./lainformacion.com |
La profesora de las Facultades de Filología y Comunicación de la Universidad
de Sevilla (US) María Márquez ha presentado recientemente su libro
'Género gramatical y discurso sexista', en el que se plantea la tan
debatida cuestión sobre si es sexista la lengua española o lo es el uso
que hacen de ella los hablantes, llegando a la conclusión de que "la
lengua cambia por las necesidades expresivas de los hablantes y este
cambio no se puede forzar ni detener".
Tras su investigación,
Márquez, según ha expuesto la Hispalense en una nota, asegura que, una
vez asumido que la división lengua/uso pertenece al plano de la
investigación y no al objeto real, que es la lengua, tal cuestión deja
de tener sentido; de ahí que plantee la existencia de "sexismo
discursivo".
La polémica se ha polarizado, dando lugar a dos
planteamientos enfrentados, cada uno de los cuales ha generado su propio
fundamentalismo. Factores ideológicos de diferente índole crean
interferencias en la comprensión de fenómenos tan naturales y
espontáneos como la creación de femeninos específicos, tendencia
plurisecular presente desde los orígenes del idioma.
La
utilización del masculino genérico es una de las cuestiones que más
discusión plantea. También en este tema se ha reducido un problema
comunicativo complejo a una falsa dicotomía, simplificando o
generalizando las propuestas contrarias como estrategia argumentativa.
"Escritores
como Pérez Reverte han llegado a calificar de 'imbécilas' o
'feminacis' a las autoras de las guías de uso no sexista del lenguaje,
cuando analizando concienzudamente estas guías resulta que tanto
defensores como detractores coinciden en lo esencial", afirma esta
profesora de la Universidad de Sevilla, quien añade que es cierto que
"se han cometido errores que han permitido luego a ciertos autores,
escritores y lingüistas, ridiculizar hasta la parodia las
recomendaciones para un uso no sexista de nuestra lengua, pero en el
fondo no hay ningún enfrentamiento real entre la realidad y la lengua, o
el uso que de ella hacen los hablantes, sino más bien un conflicto de
la razón consigo misma, intereses ideológicos y prejuicios".
Márquez
defiende en su libro que no se trata de hacer "desdobles
interminables", sino de aplicar de forma pragmática y adecuada los
principios de marca y neutralización; "el principio de arbitrariedad no
contradice, sino que implica el carácter históricamente motivado de la
lengua", subraya. Por otra parte, "una cosa es el género en el
sustantivo y otra la concordancia de género, y si el principio de
economía es fundamental, no lo es menos la necesidad de precisión y
claridad en la asignación referencial; simplemente se trata de hacer una
referencia pragmáticamente adecuada, clara y precisa, hecho
directamente relacionado con la eficacia comunicativa".
Asimismo
recuerda que sustantivos como 'trabajadora', 'española', 'infanta' o
'parturienta' no presentaban moción de género en los orígenes del
idioma; por tanto 'arquitecta', 'notaria', 'jueza' o 'presidenta' no
hacen sino ampliar esa lista que de forma completamente espontánea ha
ido creciendo con los siglos según la mujer iba ocupando ámbitos cada
vez más amplios de la vida pública.
"La lengua da respuesta a las
necesidades comunicativas de la sociedad y no hay motivos para
alarmarse, porque estas adaptaciones no van a cambiar o corromper la
esencia de la lengua; ocurre que si para el hablante es rentable
comunicativamente adoptar nuevos términos, como 'azafato', lo va a hacer
independientemente de que lo recomienden las guías o lo haya rechazado
durante los últimos años la RAE", culmina.
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