Se edita en español Lionel Asbo. El estado de Inglaterra, la última obra del escritor británico, uno de los más destacados novelistas de su generación
El escritor británico Martin Amis, fotografiado en su piso de Nueva York. / Pascal Perich./elpais.com |
En Lionel Asbo, su novela más reciente, Martin Amis (Oxford,
1949) clava una mirada despiadada en el Londres de hoy, de manera
semejante a como lo hizo cuando radiografió la ciudad en obras como Éxito (1984) y Campos de Londres (1989), dos de sus novelas más celebradas.
El subtítulo, El estado de Inglaterra, responde a la
intención de hacer extensivo su ácido análisis a la totalidad del país,
cosa que, inevitablemente levantó ampollas. Divertidísima, de una
potencia narrativa y una capacidad de invención lingüística a la altura
de los mejores momentos de su trayectoria, la novela número 13 de Martin
Amis hunde sus raíces en una tradición dickensiana que conjuga una
sagaz capacidad de observación con un humor y una ferocidad satírica en
deuda directa con el mismísimo Swift.
Lionel Asbo ha despertado reacciones de signo muy encontrado
por razones no necesariamente de orden literario. No es otra la labor
del novelista, pero no a todo el mundo le gusta que se aireen con tanto
desenfado las lacras de una nación que Amis no se cansa de decir que
hace mucho que entró en un declive irreversible.
Asombra ver que, cuatro décadas después de despertar la admiración de
sus compatriotas con la publicación de su primera novela a los 24 años (Los papeles de Rachel,
1974), Amis conserva intacto su poder de fabulación. La formidable
mezcla de fallos y aciertos que es su obra incluye varias novelas
magistrales (entre ellas Dinero, 1984; La información, 1995; Tren nocturno, 1998, y Perro callejero, 2003), un magnífico libro de memorias (Experiencia,
2000), así como numerosos ensayos políticos y literarios. Entre los
primeros abundan los de carácter polémico, como los reunidos bajo el
título de Terror y aburrimiento (2008), cuyo tema son los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Sus ensayos literarios destacan por su profundidad y brillantez.
Martin Amis tiene la rara habilidad de suscitar, a partes iguales,
adhesiones entusiastas y críticas virulentas. Lionel Asbo no es
una excepción. La novela está dedicada a Christopher Hitchens,
polemista genial y gran amigo de Martin Amis, fallecido poco antes de
que el libro viera la luz.
La entrevista tiene lugar en su casa de Cobble Hill, en Brooklyn,
donde Amis reside desde hace varios años. Un destello difícil de
interpretar se asoma a la mirada del escritor cuando se le pide que
hable de Hitchens. “Christopher fue alguien muy importante para mí”,
dice mientras descorcha una botella de vino blanco. “Nos conocimos en
Oxford, cuando teníamos 20 años, y cuando falleció yo estaba en la
habitación con él y toda su familia. Aunque escribía sobre temas
políticos, tenía un inmenso talento literario. Estos días lo vuelvo a
tener muy presente, porque estoy escribiendo una novela autobiográfica
en la que él ocupa un lugar importante. Para mí era más que un hermano.
Tal vez la mejor manera de describir nuestra relación sea decir que
éramos un matrimonio gay no consumado. Su amor por la vida era
contagioso”.
La segunda sombra que ha gravitado siempre sobre la figura de Martin
Amis es la de su padre, Kingsley, uno de los escritores ingleses más
notables de su tiempo, autor de seis colecciones de poesía y 20 novelas,
entre muchas otras obras. Lo milagroso es que, en contra de lo que
hubiera cabido esperar, Martin Amis nunca tuvo necesidad de matar a su
padre a fin de tener vida propia como escritor. “Nuestras relaciones no
fueron nada problemáticas, al revés. Hitchens, que se llevaba fatal con
su padre, decía que éramos el modelo ideal de relación paterno-filial.
En Experiencia glosé ampliamente su figura, que vuelve a aparecer con fuerza en la novela autobiográfica que tengo ahora entre manos”.
Amis apenas había hablado del proyecto, que define como “una obra que
discurre en los intersticios entre la vida y la ficción”. Lo que sí se
sabía era que estaba escribiendo una segunda novela sobre el Holocausto.
“Ya la he terminado”, se apresura a afirmar. “Saldrá el próximo otoño.
No tiene nada que ver con lo que hice en La flecha del tiempo”.
En aquella novela, publicada en 1991, el tiempo transcurre al revés,
del presente al pasado, provocando el espejismo de que es posible
“deshacer” el genocidio. “En Zona de interés llevo a cabo una
exploración muy distinta de lo que ocurrió entonces. No hay experimentos
formales. Es realismo social en estado puro. Zona de interés
es la expresión que utilizaban los nazis para referirse a Auschwitz y su
entorno. Cuando hablaban de interés”, aclara, “lo hacían en sentido
económico; con el paso de los años mi incredulidad acerca de todo
aquello ha ido en aumento, por eso he vuelto a escribir sobre el
Holocausto”.
Una de las críticas formuladas contra Lionel Asbo es que Martin Amis parece haber cambiado como escritor, adentrándose en un terreno que antes no había transitado. “No es así. Lionel Asbo
está en la línea de lo que he hecho siempre. He vuelto a hacer lo que
se me da mejor: crear un monstruo masculino. Hay brutalidad, sí, pero
también delicadeza. Asbo, el protagonista, me cae bien. Lo adoro. A su
manera es un gran tipo. Hay un momento clave, cuando Asbo, que es un
criminal en toda regla, gana la lotería y se convierte en una celebridad
y sale en los tabloides, algo que en Inglaterra ocurre con relativa
frecuencia, por la sencilla razón de que quienes más juegan a la lotería
son los criminales. En la novela eso da lugar a una serie de escenas
hilarantes”, explica el autor. “Cuando estaba a punto de terminar me di
cuenta de que había escrito un cuento de hadas moderno, un cuento de
hadas cuyos protagonistas pertenecían a la clase trabajadora, y eso sí
que ha molestado a algunos críticos, que opinaban que yo no tenía ningún
derecho a escribir sobre gente así, lo cual es asombroso, porque es
algo que he hecho siempre. Que surjan críticas así ahora revela que
ciertos temas despiertan hoy una ansiedad que antes no se daba”.
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