4.2.14
El libro electrónico, al ralentí
Umberto Eco bautizó así uno de sus últimos ensayos: Nada acabará con los libros
(Lumen, 2010). Es cierto que en sus páginas Eco argumenta que el libro
persistirá independientemente de su formato analógico o digital, pero,
según datos recientes e impresiones que se hacen oír cada vez con mayor
nitidez en la industria, el título podría hoy ampliarse: Nada acabará con los libros... de papel. En los últimos años, cada inicio de temporada, los medios clamaban que, esta vez sí, llegaba la hora de la popularización del ebook. Sin embargo, hay que aceptar ya que, cercado por la piratería y por un apego al papel mayor del esperado, el libro electrónico se estanca.
¿Por que el libro electrónico no cuaja? Según Paula Corroto, periodista y
responsable de contenidos digitales de EnCubierta, la única e-revista
española dedicada por completo al ebook, hay varias razones para el estancamiento: “Primero: porque en cuatro años no ha cambiado nada, los precios siguen estando altos. A 9 euros nadie compra un libro digital;
segundo, se digitalizan novedades, pero no la backlist (el fondo);
tercero, los libros electrónicos deberían incorporar otras funciones, lo
que se llama ebook enriquecido, pero aún son un mero trasunto
del papel; cuarto, muchas editoriales con títulos sugerentes todavía no
han digitalizado su catálogo; y quinto, a todos esto se suma que
seguimos en una crisis de consumo”.
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