29.6.11

El último humano del mundo no es un héroe

Entre las sombras, la última obra de Arnaud Boutle, muestra a un hombre que debe luchar día a día contra la soledad
Viñetas de Entre las sombras.fotos.fuente:adn.es

La literatura ha consagrado muchas páginas a la figura del último hombre sobre la faz de la Tierra, pero pocas veces desde un prisma tan inusual como el que ofrece Arnaud Boutle en su nuevo cómic, Entre las sombras, donde el autor prescinde del héroe clásico que suele protagonizar esta clase de relatos.

"El contexto es el de la típica ciudad postapocalíptica, pero la analogía termina ahí. Jean, el personaje principal, no tiene que luchar para sobrevivir; no hay peligro en su mundo. Todo lo que necesitaba lo ha obtenido sin problemas, pero su lucha no se encuentra en las ruinas de la ciudad", explica Boutle en una entrevista con Efe.

De carácter intimista, la obra nos sumerge en el día a día de Jean, que vive en una megalópolis mientras la naturaleza recupera poco a poco lo que le pertenece. "Es un tipo normal. Sus aspiraciones y recuerdos son los que cualquiera puede tener en estas circunstancias", advierte el autor de Entre las sombras (Glénat).

"Su batalla es interna, y su mayor enemigo es la soledad. Hace un viaje por la memoria que conduce a una peligrosa irrealidad. Pero Jean es un verdadero héroe, porque finalmente entiende que debe dejar los restos de la civilización si quiere seguir vivo, algo nada sencillo", añade.

Para alcanzar ese estado de clarividencia, el personaje tendrá que salvar una serie de obstáculos. "Poco después del Apocalipsis comienza a escribir un diario y pasea por los lugares que significaron algo en su pasado. Lo ve todo como si fuera una película. Gradualmente, la ciudad se revelará cada vez más extraña y hostil, y Jean termina perdiéndose", detalla Boutle.

Imagen de Entre las sombras


"Traté de hacer las cosas de un modo sutil. Jean pasa por varias etapas que parecen conducirle a la locura. En un momento dado se da cuenta de que su memoria es parcial, y los espíritus de sus familiares serán necesarios para recuperar sus recuerdos", apostilla.

El tendido eléctrico dejó de funcionar hace mucho tiempo, el agua corriente es una quimera y los alimentos no se conservan en buenas condiciones. Desde un punto de vista físico, la supervivencia no será un reto nada fácil para Jean. "De hecho, acabará convirtiéndose en una cuestión crítica", concede el dibujante.

Casi sin palabras, valiéndose apenas de unos cuantos diálogos interiores, Boutle plasma una obra analítica e introspectiva. "En la primera etapa traté de presentar la soledad a través del silencio, lo que proporciona una atmósfera serena y calmada, pero también la realidad terrible de no tener compañía", recuerda el autor.

"Pero tampoco quería que Jean pareciera constantemente atormentado por su situación, así que luego le presento como una especie de filósofo que habla sobre la condición humana. No quería hacer una historia que resultase artificial", expone.

Los dibujos, de una belleza incuestionable, transmiten "un aspecto antiguo del mundo". "Mi diseño hace hincapié en la luz. El único color brillante es una marca de color verde amarillo que realza cada celebración de la vida y la esperanza. Los recuerdos, por su parte, van en gris y azul, y los sombreados dan vibración a las imágenes, aportando una mayor profundidad", describe el autor.

Tras dibujar setenta páginas de un barbudo en la calle, Boutle prepara una nueva historia de "soledad y sensación de irrealidad". "Ahora me gustaría contar la vida de una mujer sola en medio de la multitud, en una metrópoli de millones de personas. Y mostrar cómo, a partir de un trauma, se puede perder la noción de la realidad y nunca estar seguro de encontrarla", anunció.

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