Peter May rescata el detective deductivo en el orden sicológico.foto.fuente:qliteratura.comEn las islas resulta fácil focalizarse en los personajes de una manera mucho más detallada.Actualmente estamos volviendo a 'la edad de oro de la literatura criminal', a lo Agatha Christie.Es muy importante que en mis libros el lector realice un viaje a lugares donde nunca ha estado
Peter May se presenta vestido de escocés a la entrevista. Sí, con el típico chaleco negro acompañado de una falda a cuadros que le permite lucir carne en un día, por suerte para él, de lo más soleado. De hecho, con su sola y contundente presencia se da uno cuenta de que se está acompañado de uno de los más relevantes escritores contemporáneos surgidos del inclemente tiempo escocés. Con permiso, claro está, de sir Arthur Conan Doyle. Afincado en el sur de Francia desde hace más de una década, su última novela no desmerece para nada el carácter gélido y lúgubre que caracteriza la accidentada geografía de su tierra natal. Tras hacerse famoso en por The China Thillers, Peter May vuelve con la primera parte de una trilogía con un carácter mucho más intimista e introspectivo, donde la trama criminal cede terreno ante los fantasmas de su protagonista, el detective Fin Macleod.
La isla de los cazadores de pájaros (The Blackhouse, Grijalbo 2011) comienza cuando Macleod es enviado a la isla de Lewis para investigar el asesinato de uno de sus compañeros de estudios. Volviendo al que fue su hogar dieciocho años después, detrás suyo dejará una vida llena de frustraciones para reencontrarse con personajes y recuerdos, abriendo sin remedio la caja de Pandora. Las pequeñas miserias de la vida insular, el carácter destructivo de la religión, el dolor de los primeros amores o la ambivalencia de la tradición son algunos de los temas que recorren la novela. Pero la voluntad de Peter May es ir aún más allá. El lector se sumerge, de este modo, en los interrogantes de la memoria personal, al mismo tiempo que intenta resolver un asesinato cuyas raíces se encuentran afincadas en lo más profundo del subconsciente del protagonista. Un tratamiento inusual del crimen en una novela que se torna cada vez más melodramática conforme avanza la trama.
Y es que el tema central de la La isla de los cazadores de pájaros es, precisamente, la pérdida. De la infancia, del amor, de los sueños y, sobre todo, de la inocencia.
Usted ha participado en la Semana Negra de Barcelona hablando sobre las llamadas 'Islas Negras' ¿Qué es lo que pasa en estas islas? ¿Por qué parecen tan inquietantes?
¿Por qué son tan terribles? (risas) No son terribles, son muy hermosas. Pero sí es verdad que son sitios muy duros a causa de la meteorología. El clima es muy duro y hace muy difícil a la gente el vivir allí. El mar está lleno de peces, pero es una tormenta salvaje y loca que hace que vivir de la pesca sea muy penoso. Por lo que cada vez hay menos y menos puestos de trabajo para la gente joven de la isla, que están buscando industria. Así que, si quieres conseguir algo en la vida, tienes que irte de allí. Para mucha gente que vive en la isla, la vida es difícil.Hay una tendencia a situar la novela negra actual en pequeñas comunidades cerradas. Ese es el caso de Johan Theorin, Assa Larsson o Camilla Lackberg ¿Por qué cree que cada vez es más usual este recurso?
Creo que es porque una pequeña comunidad tipo, como la isla de Lewis, permite crear un ambiente en el que resulta fácil focalizarse en los personajes y en la historia de una manera mucho más detallada que en un entorno abierto. La naturaleza misma de las comunidades isleñas es cerrada, significa que se tienen pocas oportunidades para escapar de las vidas y de la historia que el lector está examinando a través de la lectura del libro. Con lo cual, de alguna manera son el entorno perfecto. Como ya he dicho otras veces, se trata de algo muy inocente, ese retorno a lo que a los americanos les gusta llamar 'la edad de oro de la literatura criminal', cuyo héroe está escrito a lo Agatha Christie. Los misterios se suelen emplazar en una casa de campo y las acciones tienen lugar dentro de la casa o el jardín, donde los personajes permanecen allí, bloqueados… De alguna manera, estamos casi retornando a esa edad dorada reduciendo el entorno para escribir sobre esas pequeñas y perdidas comunidades isleñas.Comunidades donde la tradición y la religión tienen un papel muy importante. En la Isla de Lewis parece que no haya pasado el tiempo…
Las comunidades isleñas en Inglaterra suelen ser comunidades fuertemente religiosas. La iglesia tiene una influencia y una fuerza muy poderosa, no solamente en la vida de la gente sino también en la política. Creo que ese es el resultado del aislamiento que las islas han tenido en Inglaterra: las cosas no cambian, no siguen adelante, las Iglesias se vuelven más poderosas y devienen una parte importante de la existencia… La islas se parecen mucho a como eran hace cien años, no han cambiado demasiado. Todos los avances se han hecho en los últimos quince años. Las iglesias tienen menos influencia en este momento que quince o veinte años atrás.¿De dónde surge la historia de La isla de los cazadores de pájaros?
Surge de mi mente (risas). Hay varios elementos que convergen juntos para crear la historia. Cuando estaba trabajando en la idea original, quería utilizar cosas inusuales que realmente existiesen en la isla, como lo de los doce hombres que van cada agosto a las rocas para matar gugas… Eso es algo que en realidad sucede y pensé que podría ser un escenario terrorífico para la historia. Decidí empezar trabajando en el personaje de Fin Macleod que, en muchos sentidos, es típico de esta generación isleña porque es alguien que, como adolescente, estaba impaciente por dejar la isla e ir al interior para construir su vida por él mismo. En la narración de la historia creé una motivación adicional para que se marchase, una cosa que le pasó allí y que está enterrada en lo más profundo de él mismo. Recuperar a Fin dieciocho años después, frente a esas cosas que había estado escondiendo en el fondo de su mente, en sus memorias; y reunirlo de nuevo con toda esa gente que fueron actores en su infancia, en sus años de adolescente… me parece una buena manera de explorar la condición humana. Y eso es, según mi punto de vista, de lo que realmente va la novela negra: una exploración de la condición humana. La manera en que la gente reacciona bajo presión, por qué comete crímenes.Es interesante cómo en la novela se deja de lado la sangre y los asesinatos en favor de la intensidad psicológica de los personajes.
El acto criminal es la fuerza motivadora de la historia. Pero de hecho la historia trata sobre Fin y no sobre el asesinato. Recuerdo que cuando estaba pensando sobre la trama, intentando desarrollarla en mi mente, tuve la idea de que el asesinato podría ser la razón por la cual Fin debe volver a la isla. Estaba pensando en cómo iba a contar la historia, entonces me paré de repente y me di cuenta de que la historia del libro no era realmente la historia del crimen, eso era el fondo. Y la manera de contar la trama era ir atrás en el tiempo para poder volver al presente. La historia llegó como una luz, como una iluminación.
Hábleme del detective Fin Macleod. Es un personaje atormentado por la pérdida que debe lidiar con el pasado. No es el típico detective, es muy introspectivo.
Sí. No es el típico detective porque, de alguna manera, en su mente él ya ha acabado con la policía. No quiere pertenecer más al cuerpo de policía. Ha tenido una tragedia enorme en su vida personal, la muerte de su hijo; está estudiando en una universidad abierta para cambiar el rumbo de su vida y continuar por otro camino. Yo creo que no quiere seguir siendo un oficial de policía, pero sigue siéndolo y está ahí para eso. Tiene que hacer frente a esta situación cuando sus jefes le envían a la isla para investigar el asesinato. El asesinato no es lo que ocupa un lugar importante en su cabeza, está más preocupado por él mismo, su vida, su pasado y su futuro. De hecho, en el segundo libro de la trilogía de La isla de los cazadores de pájaros, Fin deja la policía y vuelve a la isla definitivamente, por lo que su vida cambia completamente de dirección.
Dice que habrá una segunda entrega de la trilogía ¿Cuándo volveremos a ver a Fin Macleod en España?
En España, no lo sé. En Francia la segunda parte llega en septiembre, también en Gran Bretaña. Creo que, si los editores españoles ya tienen el dinero (tienes que preguntarles a ellos) espero que, sin duda, no más tarde del año que viene en estas mismas fechas.Peter May nos firma un ejemplar para los lectores de Qdiario / Foto: Qdiario.com
¿De qué manera están ligadas sus historias al lugar donde transcurren? Isla de Lewis, Pekín, Shangay… son entornos muy poderosos.
Para mí es muy importante el marco de la historia. A menudo me he preguntado por la importancia del conjunto de personajes en el relato y pienso que éstos son fundamentalmente importantes. Si no tienes unos personajes buenos y potentes, no puedes contar tu historia, porque el interés de los lectores solo se activa cuando éstos tienen empatía con los personajes. Los personajes son muy importantes, pero yo creo que en mis libros el escenario de la historia es igual de importante que ellos. Es la isla de Lewis en La isla de los cazadores de pájaros, pero también es Beijing y Shangay en The China Thrillers… Estos lugares son como otro personaje porque tienen estados de ánimo, generan atmósferas y afectan a la acción. Y el lector es transportado muy a menudo a lugares en los que nunca ha estado antes. El entorno es de una importancia fundamental, es como un personaje secundario.
En este sentido, su escritura evidencia la importancia de los detalles cuando describe estos lugares ¿Es esa su manera de envolver al lector en la ficción?
He hecho muchas investigaciones para todos mis libros. En The China Thrillers, por ejemplo, hice doce o quince viajes a China para buscar historias. No solo un lugar, sino también operaciones escondidas de la policía china. Tuve acceso a documentos que nadie había visto antes a través de llamar a la puerta de los oficiales de policía. Haciendo este tipo de investigación tuve la oportunidad de llevar a mis lectores a través de lugares en los que no habían estado jamás. Creo que es muy importante que en todos mis libros el lector venga conmigo como en un viaje. En La isla de los cazadores de pájaros el viaje les lleva a la Isla de Lewis, que es un sitio donde es probable que muchos de quienes lean el libro nunca hayan estado. Pero espero que en el escritura del libro haya recreado el sentido del lugar para que los lectores se sientan realmente allí y realicen este viaje conmigo.¿Cómo se suele documentar antes de empezar a escribir? Me refiero a la rutina policial, práctica forense, etc.
Trabajé ocho años como periodista durante la década de los 70 y aprendí el acto de la investigación. Paso mucho tiempo investigando y hago mucha investigación vía Internet. También he desarrollado contactos concretos con un especialista particular, para cada vez que siento que necesito información, por ejemplo sobre patologías o genética. Siembre busco a alguien que pueda asesorarme en los detalles correctos. Por supuesto, siempre viajo al sitio sobre el que deseo escribir, nunca escribo sobre un lugar si no he estado allí. La primera vez que fui a China, por ejemplo, hice fotografías de cada localización sobre la que iba escribir, y cuando volví a casa las pude en cuadros grandes. Ahora uso el vídeo digital y grabo en todas partes, lo edito en mi ordenador y, de este modo, cuando estoy escribiendo, solo tengo que volver a ver el vídeo un poco y la pantalla me recuerda cómo era el lugar. Me encanta utilizar la tecnología en mis investigaciones.No te pierdas la primera parte de esta trilogía / Foto: Qdiario.com
"Me llamo Peter May y puedo predecir el futuro" ¿Por qué afirma esto al hablar de sus libros?
Es un fenómeno, es algo que me ha pasado durante toda mi carrera como escritor. Desde que era guionista de televisión hasta que empecé a escribir libros. Cosas sobre las que he escrito, más tarde se han convertido, extrañamente, en realidad. No se si es falso o si hay una mano misteriosa y escondida detrás, no lo sé. Todo lo que puedo decir es que es algo ocurre. Por ejemplo, cuando estaba trabajando en televisión como guionista en una serie dramática de sobremesa, se me ocurrió una historia en la que uno de los personajes se rompía el brazo. La semana siguiente, el actor que interpretaba a este personaje se rompió el brazo. Este tipo de cosas me han ido pasando realmente muy a menudo, hasta el punto de que los actores tocaban a mi puerta y decían: ¿puedes escribir que a mi personaje le toca la lotería? (risas) Pero nunca funcionó de esa manera. También ha pasado en los libros que he escrito. El primero de mis libros sobre China trataba sobre el arroz modificado genéticamente. No mucho después de escribir la historia, la industria farmacéutica y algunas compañías acababan de desarrollar el arroz modificado genéticamente. En otro de mis otros escribí sobre unos inmigrantes chinos que fueron encontrados muertos después de quedar atrapados en un choque sucedido en la frontera. No mucho después de esto, ocurrió un choque similar en Inglaterra y en Texas, donde también se encontraron inmigrantes chinos muertos. Estas cosas han pasado. Yo no se por qué, no se cómo… pero es un poco extraño, un poco horripilante.¿Y no le da miedo que esto ocurra?
Nunca pienso en ello, si lo hiciese seguramente me asustaría (risas).
Aquellos que sientan la necesidad de escapar de la urbe y dar rienda suelta a los placeres que ofrece la pequeña comunidad insular, que se den una vuelta por la ficción. A buen seguro que después querrán cruzar a nado la distancia que les separa del continente. Sí, las islas dan miedo: el clima, los agrestes paisajes, sus cerrados habitantes y, sobre todo, la imposibilidad de huir, provocan una claustrofóbica sensación que hace las delicias de los escritores de novela negra. En una isla, recuerda, estás acorralado.
Desde la isla del Moro de Diez Negritos, donde Agatha Christie iba liquidando uno a uno a sus personajes, hasta la relectura contemporánea por parte de autores nórdicos como Johan Theorin. Aquí, el entorno de la infancia se articula como un espacio infranqueable en el que, una vez dentro, es imposible salir. Así es la pequeña isla sueca de El Cuarteto de Öland, pero también pequeñas localidades como Fjällbacka (Camilla Lackberg) o Kiruna (Assa Larsson): espacios cargados de mitos y leyendas que se expanden hasta el crimen. Sin embargo, no solo la novela negra se ha encargado de poner la nota de terror a las islas. Sin ir más lejos, contamos con ejemplos tan desesperanzadores como el de Jurassic Park (Michael Crichton), La isla del Doctor Moreau (H.G. Wells) o El señor de las moscas (William Golding).
Va a ser que la isla es, como dice Peter May, el escenario perfecto para hundirte en la ficción sin tener la opción a escapar. Como los mismos personajes.
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