10.6.11

Vásquez: "Me costó entender que los años del narcoterrorismo podían ser literatura"

Juan Gabriel Vásquez aborda en 'El ruido de las cosas al caer' el horror en Colombia
El escritor Juan Gabriel Vásquez ayer en Bilbao.foto:Luis Alberto García.fuente:elpais.com

Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973) necesitaba distancia para escribir sobre la historia reciente de Colombia. Acabó la carrera de Derecho, se fue a estudiar un doctorado a París y después a vivir a una zona rural de Bélgica, antes de afincarse en Barcelona en 1999. Con unos cuantos años más y un océano por medio escribió la novela El ruido de las cosas al caer, una creación sobre los años más duros del narcoterrorismo en su país, con la que ganó el Premio Alfaguara 2011. "Yo no hubiera podido escribir esta novela de haberme quedado en Colombia. Me costó mucho tiempo entender que lo que fue crecer en mi país en los años difíciles del narcoterrorismo podían convertirse en literatura", recuerda. Y aun necesitó otro suceso violento que marcó su nueva vida en Europa. "Entender la convivencia con el miedo como material literario para mí solo fue posible en las circunstancias actuales: en la España posterior al 11-M. La novela habla de lo que fue crecer en la época de la violencia terrorista, vivir con la sensación de la amenaza constante, de vulnerabilidad, pero es una novela declaradamente post 11 de marzo. Las emociones de esa época de mi adolescencia en Bogotá las he podido convertir en literatura porque se parece mucho a lo que estaba viviendo acá, ya como adulto que escribe libros".
El ruido de las cosas al caer arranca con la fuga de un hipopótamo del zoológico de narcotraficante Pablo Escobar, símbolo de su poder. El narrador, Antonio Yammara, rememora la violencia y el miedo que dominaba Bogotá en los años 90 del siglo XX y su amistad con un ex presidiario. "La novela se pregunta cómo nos marcó la violencia y cómo hicimos para acostumbrarnos", explica. Vásquez buscó en el interior de los personajes. "En sociedades como las nuestras las estadísticas, los datos, constan en las hemerotecas y los archivos. Ahí están las bombas, el número de muertos y las fotos de los cristales rotos pero en ninguna parte están las emociones, la manera en que nos marcó internamente. Esa es la provincia del novelista". El escritor encuentra paralelismos entre las reacciones de su entorno en Bogota y las que responden al terrorismo de ETA. "Las emociones ante la violencia son las mismas. El miedo en el País Vasco no es distinto del miedo en la Bogotá del narcoterrorismo. La ansiedad por proteger a la gente que quieres o la sensación de vulnerabilidad, es la misma"

¿Y el miedo deja secuelas? "Uno puede entender el miedo", asegura. "La literatura es una manera de entender lo que nos ha sucedido y sacar lecciones. Si convertimos nuestra experiencia en ficción podemos aprender, aunque no olvidar. Para eso también sirven las novelas". Vásquez ha aprendido que la violencia terrorista no consigue sus objetivos y que es un error sacrificar las libertades individuales con el pretexto de la seguridad. "Guantánamo es todo eso", lamenta.

La novela se acerca también a la falta de control de los seres humanos sobre su propia vida. "Vivimos bajo la ficción de que al llegar a la vida adulta todo lo que nos pasa es consecuencia de nuestras decisiones. Es totalmente falso", concluye.

Sobre Vásquez recae frecuentemente el adjetivo de vargasllosiano. "Yo me lo pongo como una medalla", dice. "Vargas Llosa es muy importante en mi vocación. Su ejemplo fue importante en el momento crítico que decidí que lo mío era escribir libros. La idea de que el escritor genuino se debe dedicar al 100% a la literatura, profundamente vargasllosiana, me ha ayudado mucho".

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