9.6.11

Descodificando a Jorge Semprún

Se dice de él que fue escritor y político, pero también fue miembro de la Resistencia, ‘kapo’ en el campo de concentración de Buchenwald, líder del Partido Comunista francés (donde terminó acusado de delación) y español (del que se apartó sonoramente) y primer guionista español candidato a un Oscar. Repasamos las luces y las sombras de la vida de un personaje imprescindible del siglo XX.
Jorge Semprún, el 11 de julio de 1989,durante la presentación en Madrid, como ministro de Cultura de un número especial de la Revista de Occidente sobre narrativa.foto.fuente:lainformacion.com

La bañera de la Gestapo

La Guerra Civil española le pilló en La Haya, donde su padre era embajador de la España republicana. En 1939 se mudaron a París, donde ingresó en la Resistencia. La policía lo detuvo casi por casualidad con la mala suerte de que llevaba un arma en el bolsillo. Acabó en manos de la Gestapo, que le interrogó utilizando uno de los peores métodos de tortura: la bañera.

"Es una experiencia terrible que durante años me impidió ir a piscinas donde fueran jóvenes amigos de las bromas, de las aguadillas…", contaba en una entrevista. "Esas bromas a mí me volvían literalmente loco. Una vez estaba yo en la piscina que Yves Montand y Simone Signoret tenían en Normandía; me lancé a la piscina, una de los jóvenes que había allí hizo esa broma y nadie entendió que yo respondiera con aquel furor".

"La única que lo entendió fue Simone Signoret. Ella estaba en una tumbona al lado de la piscina, vio la escena y solo horas después, ya en el salón, me dijo: 'Esa reacción tan brutal que has tenido en la piscina, ¿tiene algo que ver con la bañera de la Gestapo?'. Ella conocía muy bien las historias de la Resistencia, porque tenía muchos amigos que habían sido detenidos y torturados por la Gestapo. Y lo adivinó. Antes de la entrevista con Augstein, probablemente esa fue la única vez que hablé con cierto detalle de la experiencia de la bañera".


Preso en Buchenwald

La Gestapo lo envió al campo de concentración de Buchenwald, una experiencia que le marcó por el resto de su vida. "¿Sabe usted qué es lo más importante de haber pasado por un campo? ¿Sabe usted qué es exactamente? ¿Sabe usted que eso, que es lo más importante y lo más terrible, es lo único que no se puede explicar? El olor a carne quemada. ¿Qué haces con el recuerdo del olor a carne quemada?".


Estuquista y no estudiante

"No lo descubrí hasta 1992, cuando hice mi primer viaje de vuelta al campo", contó. "Jamás sabré quién fue ese funcionario anónimo que supo que tenía alguna posibilidad de sobrevivir si me inscribía como estuquista. A los estudiantes, a los intelectuales, les daban los peores trabajos, mortales de necesidad, mientras que un estuquista, un obrero especializado, siempre era necesario. Ese hombre llevó a cabo un acto de solidaridad totalmente puro y esa experiencia de solidaridad hace que pueda volver a ese tema esencial constantemente".


'Kapo' en Buchenwald

Igual que él había sido arrancado de las garras de las cámaras de gas, Semprún tuvo ocasión de salvar a muchos compañeros pues los nazis le pusieron a trabajar en la administración del campo, convirtiéndose en un kapo, como se llamaba a los presos empleados a cambio de ciertos privilegios.

El propio Semprún explicaba el proceso: "El jefe SS le dice al jefe comunista del comando de internos: 'Mañana o pasado, a las seis de la mañana, quiero 3.000 deportados formando filas en la plaza del campo para ir a tal sitio'. Eso no tenía vuelta de hoja. Tal día, 3.000 deportados. ¡Parece como si hubiera alguna posibilidad de elegir! ¡Ninguna! Tiene que haber 3.000 deportados. ¿En qué interviene la Resistencia? En intentar quitar de esas listas a alguna gente".

La parte más peliaguda, y que Semprún solía esquivar en sus entrevistas y escritos, era que esos nombres eran reemplazados por otros. Comunistas por anónimos. "No, no. Elegías a los que salvabas. Luego la puta casualidad o la puta mala suerte hacen que en esa lista vaya gente, pero tú no los has elegido. Positivamente, elegías a los que salvabas. No mandabas en los que iban… Es difícil entender la complejidad del asunto, lo comprendo…"

"Pero mira lo que decía el filósofo católico Jacques Maritain… Decía, en su libro Los hombres y el Estado, que hay momentos en la vida en los que no se puede aplicar la moral habitual, en los que hay que inventar una moral de excepción. Y da el ejemplo de los campos de concentración, y en concreto del campo de Buchenwald".


Acusado de delator

Tras la guerra, fue un alto dirigente del Partido Comunista francés, donde en 1951 fue acusado de delatar por desviarse de la línea oficial a Marguerite Duras y su entorno. La escritora, su marido y su amante fueron expulsados del partido. Semprún, en cambio, asegura recordar mal aquel episodio: "Estoy cansado de decir lo mismo, por eso a veces afirmo que lo he olvidado, pero no, no tuve nada que ver, y hay documentos del propio PCF que demuestran mi inocencia, bueno, no hay un sólo informe oficial que me implique. Ni siquiera el movimiento que pretende rehabilitarlos como buenos comunistas se atreve a mencionarme. "


Un rojo peligroso llamado Federico Sánchez

Semprún trabajó varios años como traductor de la Unesco, en París. En esa época empezó a hacer viajes a España como miembro en la clandestinidad del Partido Comunista, en el que se había inscrito en 1942. "Cuando desaparecía para trabajar de incógnito en Madrid, mi mujer decía: 'Oh, se ha ido a traducir una conferencia internacional, volverá dentro de un mes'. Estaba llevando una doble vida", recuerda.

"Mi misión para los comunistas era reorganizar células anti franquistas, la mayor parte de ellas formadas por intelectuales y académicos. Cuando llegué a Madrid en 1953, a penas no quedaban células porque la represión de Franco había sido brutal. Pero había un profundo descontento, y uno sentía que cultural y políticamente había una creciente sed de libertad, de democracia. Hablé con una generación de personas que no habían vivido la Guerra Civil y encontré a cientos de ellos deseosos de cambiar el futuro de su país. Mi alias era Federico Sánchez. Así, mientras Jorge Semprún era un desconocido, Federico Sánchez se convirtió en un conocido instigador del movimiento anti franquista".


Polémica en el PCE

Como miembro del Partido Comunista español, su disensión con la línea oficial fue en aumento, sobre todo a partir del ascenso de Santiago Carrillo, de quien dijo era "un paranoico" y un "pragmático de la peor especie". Tampoco tenía buena impresión de su antecesora, Dolores Ibarruri, la Pasionaria, que era de una "vulgaridad intelectual insoportable".

La ruptura definitiva llega cuando Carrillo acata las instrucciones llegadas desde la URSS, que Semprún percibe como despegada de la realidad del país. "Me digo que con esa gente no se puede ir a ningún sitio… La retórica del partido se dirige a una España irreal que ya no existe, la España de la miseria, la España de la que se reía Berlanga"


Mayo del 68

Semprún fue testigo privilegiado del mayo del 68, tantas veces evocado ahora como antecedente del movimiento 15-M. Con el tiempo, el escritor aseguró que lo mejor de aquellos momentos fue "la convivialidad". "París, como todas las ciudades, es muy hosca. Cuesta hablar con la gente. A un ciudadano, en la calle, sólo los mendigos le dirigen la palabra. En mayo todo el mundo hablaba con todo el mundo".


El cine y los Oscar

Como intelectual destacado de la vida cultural francesa, trabó estrecha amistad con varios cineastas, que le encargaron guiones para sus películas. O sólo resultaron obras de calidad, sino piezas fundamentales de la cinematografía del país. Alain Resnais le encargó La guerra ha terminado y Stavisky y Costa-Gavras Z, La confesión y Sección especial. Tanto La guerra ha terminado como Z le supusieron sendas nominaciones a los Oscar, convirtiéndose así en el primer guionista español candidato a estos premios.


Despedida

El año pasado aceptó una invitación para visitar Buchenwald. La razón la explicó él mismo: "Es la última vez. Quiero decir, desde luego, la última vez para mí. Dentro de cinco años [en las conmemoraciones oficiales], en el 70º aniversario del descubrimiento y la liberación de los campos, yo ya no estaré".

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