James Joyce, en 1915.foto: Wikipedia.fuente:lavanguardia.comEl autor de Ulises se sentía "asfixiado por el catolicismo" de su patria, según su biógrafo, Gordon Bowker
En 1930, cuando tuvo que renovar su pasaporte en París, donde vivía, acudió a la embajada británica y un funcionario le dijo que debía ir a la legación de Irlanda, que había proclamado mientreas tanto su independencia, pero él insistió en que quería renovar el británico, según relató él mismo a su hijo.
El autor de Ulises se sentía "asfixiado por el catolicismo" de su patria, "su madre era una católica muy beata" y él mismo estudió en un colegio de jesuitas, pero cuando cumplió los dieciséis, "descubrió los deleites de la carne y también a (Henrik) Ibsen", explicó el biógrafo.
El gran dramaturgo noruego le fascinó al punto de que Joyce, que tenía un don para las lenguas, aprendió por su cuenta ese idioma escandinavo para poder leer en el original al autor de "Casa de Muñecas".
Cuando estalló en 1919 la revolución antibritánica en Irlanda, Joyce no cambió de parecer, aunque era dublinés hasta la médula, porque él y su familia no eran "independentistas" sino "autonomistas" (partidarios del llamado Home Rule o autogobierno).
Además de sus problemas con el catolicismo, Joyce creía que los independentistas querían devolver al país al pasado, entre otras cosas imponiendo al país el idioma irlandés o gaélico cuando él sentía que "su pasaporte al mundo" era el inglés, dijo su biógrafo.
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