Pasado el increíble torbellino de los últimos dos meses, con
elecciones presidenciales y Mundial de Fútbol —¡menos mal que no tenemos
a Nairo Quintana en el Tour de Francia!—, ya se puede regresar a la
calma, darle un respiro a la actualidad y ocuparnos de otros asuntos en
esta columna
Vuelvo entonces a mis temas literarios para hacerme una
pregunta, ¿qué leen y sobre todo qué libros aprecian o consideran
imprescindibles los escritores franceses de hoy? La revista parisina
Télérama tuvo esta curiosidad y para saberlo decidió preguntárselo a
cien de sus escritores, pidiéndole a cada uno una lista de diez libros,
lo que quiere decir que se recopilaron mil títulos, un ejercicio similar
al que hizo el periódico español El País hace un tiempo, también con
100 escritores hispanohablantes. Lo primero que hay que decir es que en
ambas listas, la española y la francesa, el autor más mencionado, 33
veces en la francesa y 28 en la española, fue Marcel Proust, lo que lo
convierte en el autor más influyente en esas dos literaturas por encima
de Borges, Balzac, García Márquez, Flaubert, Neruda e incluso Cervantes.
Sin embargo cabe preguntarse, ¿cuántos autores realmente escriben en la
línea de Proust? ¿Podemos decir que es el inventor de la muy célebre y
actual “autoficción”?
Pero me concentro en la lista francesa, pues
en ella hay multitud de autores de lengua española. El más leído e
influyente, cómo no, es Cervantes, con ocho menciones, seguido por
Borges con siete, García Márquez con seis y Roberto Bolaño con cinco.
Estas cifras pueden parecer pequeñas, pero no si se las compara con los
números de Flaubert (siete), Sartre (cuatro) o incluso Balzac (siete), o
de un verdadero genio de la literatura europea como Thomas Bernhard,
mencionado sólo cuatro veces.
Uno de los autores franceses que
formaron parte de la encuesta, para mí uno de los más interesantes, es
Mathias Enard, joven novelista autor de Zona, quien en su lista, en
primero y segundo lugar, pone a Bolaño con 2666 y Los detectives
salvajes. No me extrañó de Enard, quien vivió años en Barcelona. Un
autor menos conocido, Antoni Casas Ros, les da también amplio espacio en
su lista a autores de habla hispana. Entre su lista de 10 están
Cortázar, Bolaño, Juarroz e incluso Rodrigo Fresán. Más conocido en
nuestro mundo, el marroquí de expresión francesa Tahar Ben Jelloun
incluyó entre sus influencias a Pedro Páramo, de Rulfo, pero también Don
Quijote y las Obras completas de Borges. En su caso concreto me llama
la atención que no haya incluido a García Márquez, dado que en sus
novelas es más que obvia su recreación marroquí del realismo mágico.
Lo
que esto demuestra, de cualquier modo, es la infinita curiosidad de los
lectores franceses. No es gratuito que en la industria editorial de
Francia, una de las más universales, un 27% de lo publicado cada año
sean traducciones. Hay espacio para todos los mundos y para todas las
estéticas. Por eso cuando uno va a una librería francesa, en cualquier
momento del año, encuentra autores que no ha oído ni siquiera nombrar.
Es la gran ventaja de Francia, y es tal vez por eso que su literatura,
bebiendo de todas las aguas, se expande hacia todas las experiencias y
acaba por tener todos los sabores.
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