11.7.11

Un detective comunista en Shangai

El chino Qiu Xiaolong, que reside en Estados Unidos, habla en esta entrevista de su última novela policial, que tiene como telón de fondo la Revolución Cultural y la sombra de Mao Tse-tung
El escritor chino Qiu Xiaolong, creador de Chen Cao, un detective comunista en Shangai.foto.fuente:adncultura.com

En Shangai, a orillas del río Huangpu, se extienden las más de quince cuadras que forman lo que los británicos llamaron el Bund, una zona que entre finales del siglo XIX y principios del XX fue el centro financiero y neurálgico de Asia, pues allí se asentaron bancos de capitales ingleses, alemanes, japoneses, belgas y franceses, y llegaron barcos procedentes de las capitales más importantes del mundo. A pesar del tiempo transcurrido, el lugar no ha perdido ni un ápice de su encanto nervioso: entre torres majestuosas de cristales y hormigón, entre edificios que conservan el esplendor de otra época, es el sitio que los miles de turistas que todos los años llegan a Shangai eligen, con la ilusión de que el tiempo se detenga. Es posible que algunos de ellos, alguna vez, se hayan cruzado con el inspector Chen Cao, el policía que cuando debe resolver un caso complejo sale a caminar entre el bullicio de las calles repletas de restaurantes y de lugares que para él, que ha nacido en una ciudad que no descansa jamás, siguen siendo entrañables. Eso, al menos, es lo que piensa Qiu Xiaolong, el escritor que le ha dado vida a este inspector que pertenece al Partido Comunista y que, gracias a que tiene un excelente manejo del inglés, investiga hechos relacionados con la política exterior: ha resuelto casos difíciles de resolver y en muchas ocasiones se ha enfrentado no sólo con organizaciones temibles, sino también con las autoridades del gobierno popular.

"Intento hablar de la historia contemporánea de China y, especialmente, de Shangai, cuya historia es demasiado complicada y cuyo presente se encuentra en pleno proceso de desarrollo", dice Qiu Xiaolong a adn en Barcelona, adonde vino a presentar El caso Mao , sexta entrega de una serie que se inició con Muerte de una heroína roja , que significó el descubrimiento de un autor que, de la mano de un personaje que ama la justicia y la poesía en partes iguales, describe un universo que va de la comida china al quehacer político, cultural y cotidiano. Nacido en Shangai, pero ciudadano norteamericano desde 1989, cuando se marchó a Estados Unidos para estudiar literatura inglesa, Qiu Xiaolong decidió quedarse a vivir en St. Louis, en Missouri, después de haber visto por televisión cómo los tanques invadían la Plaza de Tiananmen. "En aquel momento, no planeaba vivir en Estados Unidos -recuerda-. Mi plan era estar un año, pero cuando se produjo la matanza, mi nombre salió a la luz y yo no pude volver a Shangai. Como no podía publicar en chino, empecé a escribir en inglés."

Antes de eso, Qiu Xiaolong tradujo al chino a autores como Joyce, Conrad y Faulkner y al inglés a poetas chinos, y mucho antes, a los 13 años, en plena Revolución Cultural, fue testigo de la humillación que sufrió su padre a manos de los Guardias Rojos. Desde entonces hasta ahora su relación con el régimen comunista ha sido distante, aunque sus libros se publican en China y suele pasar gran parte del año en Shangai. "Mis tres primeros libros fueron traducidos al chino, pero hubo problemas con la censura. Las autoridades dijeron que esas historias no podían estar ambientadas en Shangai, con lo cual, a pesar de mi protesta, decidieron cambiarle el nombre a la ciudad y llamarla Ciudad H. De todas maneras, cualquier persona que lea mis novelas se dará cuenta de cuál es la ciudad que aparece allí."

En El caso Mao , Chen Cao debe encargarse de un asunto delicado. Jiao, la nieta de una mujer que al parecer tuvo una relación especial con Mao Tsé-tung y que fue perseguida durante la Revolución Cultural, ha heredado unos documentos que, si se hacen públicos, pueden perjudicar la imagen del líder chino. Chen Cao, que aún no ha superado que su ex novia, Ling, se haya casado, deberá infiltrarse en un grupo que sólo desea vivir en el pasado, de acuerdo a las modas que imperaban antes de la llegada del comunismo: una historia que, de manera velada, pone en cuestión la corrupción política en la historia reciente de China. "Mis compatriotas no saben muy bien qué rumbo está tomando el país. En ese sentido, tampoco Chen Cao tiene una respuesta. Sólo trata de encontrar soluciones posibles a los problemas concretos a los que se enfrenta actualmente China. Evidentemente, se trata de un personaje contradictorio: en él se reúnen, por un lado, la China tradicional, y por otro, la moderna. Ese tipo de conflicto no sólo desempeña un papel importante en él; además refleja la situación en que vive la sociedad."

¿De dónde se siente parte: de Estados Unidos, donde vive su familia, o de China, donde vive su personaje?

-Me siento en el medio, totalmente atrapado entre dos aguas. Sobre todo ahora, que vivo entre Estados Unidos y Shangai, siento que dentro de mí existe una tensión insalvable. Pero en el fondo eso es bastante beneficioso para mis novelas, porque son el resultado de dos personas. Me permite una distancia lo suficientemente amplia como para ver con claridad. Si viviese todo el tiempo en China, mi mirada sería muy distinta.

En su nueva novela se detiene en un momento importante: la Revolución Cultural, una época que para usted es significativa porque vio cómo su padre fue humillado por los Guardias Rojos. ¿Indagar en esos años le sirve para hacer una crítica del presente?

-No tanto. Lo que me molesta realmente es que se quiera volver a aquella época en un sentido folclórico. Algunos miembros importantes del partido, por ejemplo, pretendían que la gente cantara otra vez las canciones de la Revolución Cultural. Es algo que no entiendo. Supongo que tiene que ver con que la diferencia entre los pobres y los ricos es cada vez mayor, con el hecho de que el gobierno sigue pensando que, con sólo cantar una canción que hable de los méritos del comunismo, pueden resolverse todos los problemas.

¿Qué recuerdos tiene de aquella época?

-Lo que más recuerdo es lo que ocurrió con mi padre; es una pesadilla que jamás olvidaré. Hay noches en que me despierto temblando, con un sudor frío que me recorre todo el cuerpo. A veces pienso que también para el pueblo chino fue una pesadilla de la que todavía hoy cuesta despertar. En aquel tiempo, era normal que muchas personas que no estaban de acuerdo con la Revolución Cultural tuviesen que confesar por escrito que eran culpables, que habían cometido crímenes contra el pueblo, esa clase de cosas.

¿Por qué su padre debió confesar algo que no había hecho?

-Bueno, en realidad no la escribió él. Como en ese momento estaba con los ojos vendados, pues había tenido que ir al hospital a someterse a una intervención ocular, me llamaron a mí para que se la escribiera. Me llamaron del hospital y allí fui. Él me dictaba y yo escribía. Fue humillante que tuviera que confesarse culpable de haber traicionado al pueblo chino en el estado en que se encontraba. Aún recuerdo los dolores de cabeza que padecí ese día, pues las autoridades se fijaban en todo, incluso en si el texto estaba bien escrito, si no había errores gramaticales. Yo estaba dispuesto a estar todo el día en el hospital. Pero entonces, para mi sorpresa, lo escribí una sola vez y me dijeron que estaba bien. Cuando evoco aquel hecho no sólo recuerdo la deshonra de mi padre. Pienso que de algún modo eso hizo que ganara en confianza al escribir, aunque por entonces no soñara con hacer algún día novelas policiales.

EL CORAZON DE LA SOCIEDAD

No fue sino después de los 40 años cuando Qiu Xiaolong empezó a escribir narrativa. Antes, había esbozado algunos versos sin la intención de llegar a ser poeta. Al regresar a China tras un extenso paréntesis, quedó tan impresionado por el cambio que se había producido en Shangai que pensó en la posibilidad de hacerse escritor. "Tengo que escribir -me dije-, sobre la ciudad en pleno proceso de transformación. Así que empecé con un largo poema al que titulé ?Don Quijote en China', pero enseguida comprobé que la poesía no iba a servirme de mucho, que no era el medio adecuado para lo que yo deseaba hacer, porque lo que pretendía era describir una sociedad en un sentido muy amplio."

Nunca había escrito una novela, pero había leído muchos policiales. "Quería escribir -recuerda- una novela sobre la sociedad china, y entonces pensé que me serviría de marco: en ese sentido, para mí era ideal, porque mi protagonista iba a moverse en el medio de la sociedad, haría preguntas, caminaría por distintos lugares y entraría en el corazón de Shangai".

ADN Qiu Xiaolong

Nació en 1953, en Shangai, donde estudió y se dedicó a la traducción de autores ingleses. En 1988 se trasladó a Estados Unidos para escribir un estudio sobre T. S. Eliot, pero la masacre de Tiananmen lo obligó a permanecer en el exilio. Actualmente enseña literatura en la Universidad de St. Louis, Missouri, y

pasa parte del año en su ciudad natal. Entre sus libros policiales se cuentan Cuando el rojo es negro y Seda roja.

EL CASO MAO

Por Qiu Xiaolong

Tusquets

Trad.: Victoria Ordóñez Diví

330 páginas

$ 97

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