Como en el Egipto bíblico, el sector editorial español se ha
enfrentado en los últimos siete años a siete plagas del negocio del
libro ante la irrupción del nuevo mundo dual, analógico y digital. O
peor, porque cada plaga ha llegado y se ha quedado activa, hasta
convivir todas a la vez. El ecosistema sigue cambiando. Muchas
editoriales han quedado en el camino, algunas han surgido y la mayoría
han evolucionado hasta adaptarse al nuevo entorno, incluso, gran parte
del mercado se concentra hoy en dos grandes grupos: Penguin Random House y Planeta.
Las ventas han caído por séptimo año consecutivo, acumulado un
porcentaje de descenso del 40,6%, aunque este año podría haber una
reducción del 5% respecto al año anterior, que fue del 11.7%. Mientras
América Latina se confirma como el aliado perfecto para amortiguar la
caída y crecer.
En España, la industria editorial mueve
anualmente más de 3.000 millones de euros, un 0,7% del PIB y da empleo,
directo e indirecto, a más de 30.000 personas
La ayuda oficial es poca, se lamenta Daniel Fernández, presidente de la Federación de Gremio de Editores de España (FGEE):
“El libro es la principal industria cultural de España que aporta
creación y dinero al Estado y solo recibimos migajas, cuando no el
desprecio del Gobierno”. En España, la industria editorial mueve
anualmente más de 3.000 millones de euros, un 0,7% del PIB y da empleo,
directo e indirecto, a más de 30.000 personas. Las 850 empresas
editoriales agrupadas en la FGEE representan cerca del 97% de la
facturación del sector y a lo largo de 2013 (últimas cifras oficiales)
editaron más de 280 millones de ejemplares y 83,258 títulos, con una
tirada media por título de 3.223 ejemplares.
Pero el sector sigue mutando. Entre las claves para adaptarse están
haberse reducido en todos los campos, desde el empresarial hasta el
catálogo de libros, diversificado la oferta, mejorado el acabado del
libro, moderado en la compra de derechos y haber ampliado el territorio
donde América Latina ya no es un horizonte sino que empieza a ser parte
de su ecosistema natural. Pero hay una gran amenaza latente, y anterior a
todas las posibles plagas presentes o futuras: la falta de creación de
verdaderos lectores. Casi nadie se ha acordado de crear las bases para
formar amantes reales de la lectura. Por eso la FGEE ha pedido al
Gobierno, con urgencia, un Plan Integral del Fomento del Libro y la
Lectura. El año pasado esa fue una de las principales conclusiones y
peticiones del VI Congreso Internacional de la Lengua Española,
celebrado en Ciudad de Panamá.
El panorama es el siguiente: primero fue el comienzo de la
transformación de un modelo de negocio centenario ante el nuevo
paradigma digital, luego la crisis económica mundial, después los
recortes del Gobierno, casi a la vez aumentaba la piratería, al tiempo
que las editoriales se veían obligadas a modificar sus estrategias ante
la irrupción en el mercado de importantes actores globales. Mientras
tanto los hábitos de los lectores habían entrado en una dinámica de
metamorfosis perpetua e imprevisible. Presente y latente la falta de
creación de nuevos lectores.
Las editoriales medianas o pequeñas como Salamandra y Galaxia Gutenberg
son las que menos se han visto afectadas por esta tormenta perfecta,
han sido, son, años difíciles pero no malos del todo. Su tamaño les ha
permitido afrontarlo todo mejor. En parte se debe, cuentan Sigrid Kraus (Salamandra) y Joan Tarrida
(Galaxia) a que han mantenido sus estructuras reducidas y han prestado
más atención a los lectores afinando la mirada sobre los autores y
títulos elegidos y mejorado los acabados del libro.
El gran cambio en Salamandra, afirma Kraus, ha sido la
diversificación en el catálogo. Se dieron cuenta de que no era posible
publicar mucha más narrativa generalista, así es que crearon dos
colecciones: Gráfica-Cómic y Novela Negra. “Los gastos se han moderado,
al igual que se han controlado más los anticipos por los libros
contratados que se han adaptado al mercado y hoy va más pausado”,
reconoce Kraus. En un momento adverso se fortalece y reafirman los
lectores, dice Tarrida. Galaxia ha incorporado autores importantes, de
todas partes, españoles y extranjeros”.
Las editorailes medianas y pequeñas han
mantenido sus estructuras reducidas y han prestado más atención a los
lectores afinando la mirada sobre los autores y títulos elegidos y
mejorado los acabados del libro.
Una editorial más pequeña que las anteriores y especializada como Vaso Roto
(su campo es la poesía y el ensayo sobre artes) que no trabaja géneros
mayoritarios ha afianzado su público fiel. La idea básica, reflexiona su
editor Jordi Doce, es que en el mundo de la poesía y
el ensayo quedan pocos: “El negocio se ha concentrado en pocas
editoriales con muchos sellos independientes que trabajan casi en los
márgenes de la distribución, y hay muchas en digital, pero sellos con
distribución pocos. Eso beneficia las ventas. La crisis no ha hecho
desaparecer la poesía”. Doce, también escritor, opina que la crisis ha
creado una mayor unión entre editores y libreros y distribuidores por el
bien común. Ha mejorado la comunicación entre ellos.
Para una editorial como Trama,
surgida en mitad de la crisis, sigue existiendo un problema: la pérdida
de propuestas plurales y diversas y la limitada capacidad de exhibición
en las librerías. La oferta sigue siendo muy superior a la demanda,
recuerda Manuel Ortuño,director de Trama editorial,
editor de la revista Texturas, presidente de la Asociación de Revistas
Culturales de España ARCE. Es más, agrega, “España es uno de los países
con mayor descenso en facturación interanual, y uno de los que cuentan
con mayor número de títulos por millón de habitantes. En general, la
mayoría de las editoriales han recurrido a : 1) Reducir los costes fijos
al mínimo posible; 2) Aumentar la presión sobre la distribución y las
librerías, con una notable ventaja para los grandes grupos; 3) Realizar
una apuesta importante en redes sociales, con resultados aún por ver; 4)
Reducir todo lo posible las tiradas”. Se lamenta del proceso imparable
de monopolización del mercado, y recuerda que los seis primeros grupos
que operan en España concentran el 60-70% de la facturación.
La crisis económica y de ventas llegó algo más tarde al sector del
libro que a otros, asegura Daniel Fernández, presidente de la FGEE y
editor de Castalia y Edhasa. Estas dos editoriales, dice, "han sufrido,
como clase media editorial, y al igual que la sufrida clase media
española, una caída de sus ingresos por las ventas en España, muy
significativa al disminuir muchísimo la venta y presencia de fondo
editorial en las librerías (ambas son editoriales de fondo). Menos
novedades, mayor selección y reducción de las reediciones y menos
personal en plantilla son consecuencias directas de esta crisis".
También el mapa de la distribución está cambiando. Y hay editores,
agrega Fernández, que fían mucho de su futuro a las llamadas redes
sociales y a formas de distribución menos costosas... En cualquier caso,
y por resumir, la clase media está partida por la mitad y mira hacia
América como mercado necesario y esperanzador, pese a todas sus
dificultades y riesgos".
Una de las últimas editoriales surgidas es Círculo de Tiza. Una de las ventajas de ser pequeño en estos tiempos, según su editora Eva Serrano,
es que “a cambio, de las grandes editoriales, ofrecemos un catálogo
muy, muy cuidado, libros hechos con mimo, bellos, sensoriales. Una línea
editorial muy definida, de nicho, que te identifica con un tipo de
lector muy concreto. En el caso de Círculo de Tiza hemos elegido la
crónica literaria y los géneros transfonterizos que tienen que ver con
la realidad”.
En general, la mayoría de las editoriales han recurrido a : 1)
Reducir los costes fijos al mínimo posible; 2) Aumentar la presión sobre
la distribución y las librerías, con una notable ventaja para los
grandes grupos; 3) Realizar una apuesta importante en redes sociales,
con resultados aún por ver; 4) Reducir todo lo posible las tiradas
Para un grupo potente como Planeta, Carlos Revés,
Director General del Área Editorial, su grupo acaba este año con una
clara reafirmación de su posición de liderazgo editorial, “según
certifican los últimos datos Nielsen, que constatan que 12 de los libros
más vendidos en España a principios de este mes de diciembre pertenecen
a sellos de nuestra casa. En unos momentos como los actuales, en los
que el conjunto del mercado del libro ha atenuado su caída, pero que aún
mantiene en torno a algo más de cuatro puntos decrecientes en relación
al año anterior, la misión de un Grupo como el nuestro es, no sólo
mantener y potenciar las cuotas de nuestros autores, sino contribuir a
ensanchar el conjunto del mercado”. Cuenta que además de procurar
ofrecer mejores títulos han reducido el número de libros editados (un 28
por ciento menos en los últimos dos años), en una mayor precisión y
ajuste en las políticas que afectan a su ciclo económico (adquisiciones y
ventas de derechos, tiradas y reediciones) “y especialmente en dotar a
los autores de un creciente número de alternativas -más allá de la
edición tradicional- que les permitan una mayor relevancia en la
difusión de sus contenidos”. En paralelo, han potenciado el trabajo en
común con los sellos franceses y americanos del Grupo, a partir de
estrategias globales que han de redundar en una mayor interacción de
nuestros autores y obras en los diferentes países”.
En medio de todo, el lector de calidad se mantiene, asegura Antonio María Ávila,
secretariao general de la FGEE. Pero, “el Gobierno debe mejorar el
sistema de bibliotecas porque ya no compra libros y las leyes de los
libros de texto”.
El sector espera un 2015 expectante. “Para salir del pozo, hay que
dejar de cavar”, recuerda Daniel Fernández. También esperan que la
reforma de la Ley de Propiedad Intelectual, que empieza en enero, ayude a
cerrar páginas de enlace y a combatir, “de verdad, la piratería”.
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