En una entrevista mañanera, algo surrealista y al mismo tiempo con una tremenda carga de profundidad, el autor Philip Kerr (Edimburgo, 1956)
nos confesaba a Carlos Zanón y a un servidor que era un futbolero
irredento y, además, seguidor del Arsenal y del Barça. Fue entonces,
entre boutades sobre Escocia a las puertas del referéndum y referencias musicales y literarias, cuando el padre de mi amado Bernie Gunther
nos dijo que había creado un nuevo personaje para una serie de novelas
sobre el deporte rey. “El dinero está acabando con el fútbol”, nos
comentaba con cierta amargura tras la que se intuía un amor por las
esencias de un deporte que se deja comer poco a poco por el espectáculo.
Mercado de invierno
(RBA, traducción de Efrén del Valle y M. García de Isusi) que se
publica esta semana en España, transmite todo ese amor por el fútbol y
todo ese desprecio por el negocio, pero es, sobre todo, una novela
negra. Kerr se sirve de Scott Manson, un exfutbolista políglota metido a
entrenador, para darnos un paseo por el interior del fútbol inglés, que
conoce sorprendentemente bien, y plantearnos una trama sencilla pero
llena de referencias. Si, como decía el gran Lee Child,
cuando un libro es difícil de leer quiere decir que el autor no ha
hecho bien su trabajo, aquí estamos ante un ejemplo de lo contrario.
Con este post iniciamos una serie sobre las lecturas
previas para BCNegra con autores y sugerencias que espero les hagan
disfrutar. Hablaremos de Sue Grafton, Alexis Ravelo, Antonio Manzini y
más.
Scott Manson es un adicto al fútbol. Es su vida, su
religión. Es el segundo entrenador del London City, donde cualquier
lector un poco enterado podrá ver reminiscencias del Chelsea o el
Manchester City, y vive feliz. Joao Gonzales Zarco es su jefe, el
técnico estrella, guapo y malencarado (más referencias) de un club joven
pero que va a más gracias al dinero de Viktor Sokolnikov, temible
millonario ucraniano de oscuro pasado (de nuevo, referencias a
Abramovich y otros jeques). Todo se complica cuando Zarco es hallado
muerto y lleno de golpes y Sokolnikov, un señor al que no se puede decir
‘no’, encarga a Cameron la investigación de la muerte y la dirección
del equipo de fútbol.
A partir de aquí, una hábil narración de un escritor con
muchísimo oficio nos describe un mundo lleno de aficionados que ponen
media vida en su pasión; agentes e intermediarios directamente mafiosos,
que saben tanto de fútbol como de estructuras financieras para evadir
impuestos; presidentes derrochadores y caprichosos y jugadores
malcriados, homófobos, infantiles, excesivamente pagados, obsesionados
con Twitter, las fiestas, los coches y los videojuegos y medio
analfabetos. Seguro que les suena.
Manson es un personaje interesante. Negro, de origen alemán
y escocés, habla varios idiomas y tiene una visión muy cosmopolita de
la vida y el fútbol. Y sin embargo, no es un personaje pedante o irreal.
Añora el fútbol más auténtico de otras épocas, es sentimental y quiere
llegar a saber quién mató a Zarco por pura amistad con la víctima. Sabe
lo que hay, quién es su jefe, y que el origen del dinero que le da una
vida más que cómoda no es limpio. Pero no es un cínico y si, como me
comentaba Kerr, tiene cuatro o cinco historias pensadas, puede dar mucho
juego.
En un momento dado. Sokolnikov deja unas cuantas cosas claras a Manson:
“El fútbol mueve mucho más dinero que nunca. Es una
ballena atada a la borda de un barco, que es la economía mundial. Y
cuanto más dinero mueva, más tiburones llegarán para alimentarse. El
fútbol y el dinero van de la mano. Desde Qatar hasta Queensland, el
fútbol es la lengua franca del planeta. Por eso hay gente dispuesta a
intervenir tantísimo dinero en los derechos del Mundial; hasta el punto
de llegar a pagar millones de dólares en sobornos”.
Y en otro, es un agente el que le explica por qué hay tanto dinero suelto en el mundo del fútbol:
“Así es la economía, Scott. La ley de la oferta y
la demanda. Sólo que Adam Smith se olvidó de la ley del deporte en
televisión, de las doscientas mil libras semanales y de la avaricia
insaciable. Esto no lo vas a cambiar. Lo único que puedes hacer es
aprovecharte de ello”.
La novela negra es perfecta para describir el fútbol actual y el estado lamentable de sus zonas de sombra. Leandro Pérez lo hizo hace unos meses de manera precisa, ilustrativa y entretenida en Las cuatro torres
(Planeta) y ahora Kerr empieza una serie que no nos hará olvidar a
Gunther o Una investigación filosófica, pero que se hace necesaria y
divertida. Es muchísimo mejor leer sobre fútbol que verlo. Lean y
disfruten.
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